Revista Electrónica
de Investigación Educativa
Vol. 17, Núm. 1, 2015
Validación
de una escala de interacción
en contextos virtuales de aprendizaje
Validation of a Scale
Interaction
in Virtual Educational Contexts
Rebeca Berridi Ramírez
(1)
rebeber@yahoo.es
José Ignacio
Martínez Guerrero (2)
josemarg@servidor.unam.mx
Benilde García
Cabrero (2)
benilde@servidor.unam.mx
(1) Universidad Pedagógica
Nacional
(2) Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Psicología
(Recibido: 7 de octubre de 2013; aceptado para su publicación: 28 de
octubre de 2014)
Resumen
Diferentes estudios han señalado la importancia de la interacción
que los actores (profesor-alumno) realizan en contextos virtuales de aprendizaje.
Se plantea como objetivo evaluar dimensiones de interacción en contextos
virtuales de aprendizaje en estudiantes de modalidad a distancia. Se construye
la Escala de Interacción en Contextos Virtuales de Aprendizaje,
con base en la tipología de interacción de Barberà, Badia
y Monimó (2001). Se utiliza la evaluación por jueces expertos
para mejorar la validez de contenido. Posteriormente se aplica a una muestra
estudiantes de Bachillerato a Distancia para identificar las propiedades psicométricas.
La escala obtiene un coeficiente de confialidad de .93 y una estructura factorial:
Factor I) Interacciones con el asesor para apoyar el aprendizaje; Factor II)
Interacciones con materiales de aprendizaje del contexto virtual; y Factor III)
Interacción dialógica con compañeros. Este modelo de medida
se evaluó mediante AFC y se obtuvieron índices
satisfactorios de bondad de ajuste.
Palabras clave: Interacción, Contextos virtuales, Aprendizaje
virtual.
I. Introducción
La educación a distancia en contextos virtuales se ha incrementado en
forma sustantiva, lo que ha generado la necesidad de identificar las condiciones
necesarias para el éxito de los estudiantes en ambientes de aprendizaje
apoyados por la tecnología. Se identifica que la interacción es
una de las condiciones centrales que resulta ser clave en los ambientes educativos
a distancia o mediados por la tecnología, a fin de desarrollar procesos
efectivos de enseñanza y aprendizaje (Barberà, Badia y Monimó,
2001; García-Cabrero, Márquez, Bustos, Miranda y Espíndola,
2008; Garrison y Cleveland-Innes, 2005).
Pérez (2009) afirma que la comunicación y la interacción
son procesos fundamentales en un entorno virtual, debido que a partir de dichos
procesos se establecen relaciones afectivas que propician la construcción
colectiva de conocimientos y aprendizajes. Por un lado la interacción
en el contexto virtual ha sido definida (Barberà et al., 2001) como un
conjunto de reacciones interconectadas entre los miembros que participan en
un determinado contexto educativo, en el que la actividad cognoscitiva humana
se desarrolla en función de los elementos que determinan la naturaleza
de ese contenido educativo. Por otro lado, se señala que la comunicación,
en los contextos virtuales de aprendizaje, propicia el desarrollo de relaciones
interpersonales que favorecen el aprendizaje y la cohesión de grupo,
a través del establecimiento de objetivos comunes y redes de aprendizaje
(Pérez, 2009).
En el espacio o aula virtual, la interacción cara a cara y el lenguaje
oral son sustituidos en una importante proporción por la interacción
virtual, el lenguaje escrito, imágenes y videos. Un entorno no presencial
o virtual de enseñanza y aprendizaje de este tipo no es una mera réplica
de un salón de clases convencional, sino un nuevo espacio de interacción
social que plantea demandas diferentes tanto a los estudiantes como a los profesores
y que, al mismo tiempo, les proporciona nuevas herramientas, metodologías
innovadoras y posibilidades de interacción enriquecida para llevar a
cabo el aprendizaje (Bustos y Coll, 2010).
Es necesario reconocer que se trata de una mediación o comunicación
diferente en estos contextos educativos, pero sobre todo, que los protagonistas
(profesor y alumnos) establecen una relación particular con este espacio
o medio, los profesores ya no son considerados como meros transmisores de información,
debido a que ésta se encuentra ya inserta en los recursos tecnológicos
utilizados, y el estudiante, por su parte, no puede ser considerado como un
mero receptor de información (Barberà et al., 2001). Si su actuación
se reduce a ese rol, no será capaz de apropiarse cabalmente de los contenidos
de la enseñanza. En esta perspectiva, la independencia o autonomía
en la gestión de los aprendizajes adquiere un nuevo significado y se
refiere a la responsabilidad que tiene el estudiante en la construcción
de su propio conocimiento en un entorno de colaboración interactivo.
Barberà et al. (2001) resaltan que la actuación del docente se
dirige al acompañamiento y gestión del aprendizaje: incitación
al intercambio de conocimientos, mediación relacional y simbólica
o al monitoreo personalizado del aprendizaje. Esta representación de
la función del profesor no supone su devaluación en el proceso
didáctico, sino la orientación de su trabajo hacia funciones de
una mayor complejidad desde el punto de vista pedagógico.
Además de las funciones distintivas de los principales actores educativos
involucrados en los medios de aprendizaje virtuales, se pueden observar diferentes
tipos de interacciones en estos ambientes. Diversos autores, en su análisis
de la educación a distancia, han subrayado el papel decisivo de la interacción
y del diálogo en la configuración de estos procesos.
Una de las primeras aproximaciones teóricas en educación a distancia,
que trata el estudio de la interacción, es la desarrollada por Holmberg
(1985), quien concibe la naturaleza de la educación a distancia como
un proceso de comunicación bidireccional de carácter dialógico,
y define a la educación a distancia como una “conversación
didáctica guiada”, en la cual el proceso de enseñanza y
aprendizaje se produce, fundamentalmente, a través de la comunicación
entre estudiantes y profesores, y también entre el grupo de estudiantes.
Otra propuesta en relación con la caracterización de la interacción
fue la sugerida por Jonassen, Carr y Yueh (1995), en la que se distinguen dos
dimensiones de la actividad de enseñanza y aprendizaje en contextos virtuales,
a los cuales denominan negociación interna y negociación social.
La primera dimensión daría cuenta de las interacciones cognoscitivas
que se producen entre el aprendiz y el contenido; y la segunda dimensión
pondría de manifiesto las interacciones sociales que se producen entre
el aprendiz, el profesor y los demás aprendices.
Coll, Mauri y Onrubia (2008) distinguen el concepto de interacción del
de interactividad y definen el componente de interactividad en entornos, contextos
o situaciones de enseñanza y aprendizaje mediados por TIC,
desde una perspectiva teórica constructivista. Los autores se refieren
a la interactividad en relación con los procesos en los que profesores
y alumnos hacen y dicen, de manera organizada y mutuamente contingente, en torno
a los contenidos y tareas de los que se ocupan, y a la forma en que las TIC,
median y, eventualmente, transforman y optimizan esa actividad conjunta. Estos
autores proponen dos componentes de análisis que denominan Interactividad
Tecnológica e Interactividad Pedagógica o Instruccional. La Interactividad
Tecnológica se refiere a la incidencia de las características
de las herramientas tecnológicas presentes en el entorno, contexto o
situación, en las formas de organización de la actividad conjunta
en el entorno, y a través de ella en los procesos y mecanismos de influencia
educativa que el profesor pueda utilizar para orientar y guiar el proceso de
construcción del conocimiento de los alumnos. La Interactividad Pedagógica
o Instruccional se refiere a la incidencia del diseño instruccional que
guía el proceso de enseñanza y aprendizaje en las formas de organización
de la actividad conjunta –en la estructura de la interactividad–
en el entorno, y a través de ella en los procesos y mecanismos de influencia
educativa.
Posteriormente, con base en las propuestas de Holmberg (1985) y Jonassen et
al. (1995), Barberà et al. (2001) ofrecieron otro enfoque que distingue
básicamente: 1) Una conceptualización de la interacción
en contextos educativos virtuales como la actividad general y el conjunto de
acciones en particular, tanto mentales como sociales, que despliegan los participantes
para llevar a cabo las tareas de enseñanza y aprendizaje en un determinado
contexto virtual; 2) Cualquier interacción que se realiza con profesores
y estudiantes, y otros elementos del contexto (texto, material de vídeo)
durante el proceso de aprendizaje como actividad orientada socialmente. Estos
autores señalan que para que en un contexto virtual se desarrollen adecuadamente
los procesos cognoscitivos de enseñanza y aprendizaje, se deben identificar
al menos tres tipologías de interacción:
Uno de los fines del análisis de la interacción en la educación
a distancia es estudiar los mecanismos a través de los cuales las relaciones
interpersonales (o inter-objetales) actúan sobre los procesos psicológicos
superiores, posibilitando una explicación más profunda del aprendizaje
a distancia, a la luz de la pluridisciplina (Fainholc, 1999). También
se señala (Barberà et al., 2001) que el análisis de la
interacción tendría que ser uno de los elementos clave que permita
obtener indicadores claros sobre la naturaleza de los procesos de enseñanza
y aprendizaje que se desarrollan en estos contextos, y así situar el
término interacción en el ámbito psicopedagógico.
Los señalamientos sobre la importancia y la necesidad del análisis
de los tipos y calidad de la interacción que los actores realizan en
un ambiente de aprendizaje apoyado en la tecnología son varios; existen
diferentes estudios que se enfocan en el análisis sobre los procesos
de comunicación, entre los cuales se destacan tres enfoques: el análisis
de contenido de las contribuciones de los participantes, el análisis
de las redes sociales que se desarrollan entre ellos, y la combinación
de métodos como una estrategia más comprensiva para el estudio
de los procesos de enseñanza y aprendizaje (Bustos y Coll, 2010).
Mediante el análisis de contenido se exploran los patrones de discurso
y se intenta elaborar una interpretación del proceso de aprendizaje que
llevan a cabo sus miembros. El segundo enfoque metodológico es el de
análisis de las redes sociales. Este análisis ofrece medidas estructurales
que describen la actuación de los participantes en conjunto o individualmente,
y proporcionan información acerca de lo que se podría llamar “el
estar ahí”, “la presencia” o “la actividad”
de los miembros del grupo (Cho, Stefanone y Gay,2002; Haythornthwaite, 2002;
Lipponen, Rahikainen, Lallino y Hakkarainen, 2003; Nurmela, Lehtinen y Jalonen,
1999; Wortham, 1999).
El tercer enfoque comprende una tendencia hacia el uso de métodos mixtos
en el estudio de los procesos de enseñanza aprendizaje en las redes asíncronas.
En esta aproximación metodológica se combinan procedimientos de
análisis de los patrones estructurales de participación con métodos
de análisis de contenido de las contribuciones de los participantes.
García-Cabrero y Pineda (2010) señalan sobre la interacción
en línea que la búsqueda de los factores que influyen en la construcción
del conocimiento trae consigo la necesidad de estudiar las interacciones del
grupo en un nivel micro y, en particular, las correspondientes a estudiante-estudiante
o entre pares. Esta necesidad se sustenta en el hecho de que las nuevas modalidades
tecnológicas (sincrónicas y asincrónicas) influyen sobre
los patrones de interacción, modificando los roles tradicionales de los
profesores y de los estudiantes como comunicadores. Las investigadoras citadas
llevaron a cabo un estudio en el que plantearon dos situaciones de enseñanza:
1) un foro de discusión no estructurado, en el que los participaciones
no seguían reglas preestablecidas, y 2) un foro de discusión estructurado,
en el que los estudiantes debían seguir reglas específicas de
participación. Sus resultados demuestran, de manera general, que el tipo
de tarea colaborativa (estructurada vs. no estructurada) tuvo un impacto importante
en el patrón de interacción, la amplitud de la interacción,
la calidad del discurso producido y el uso de estrategias interactivas y discursivas.
García-Cabrero et al. (2008) identifican que en la literatura sobre los
análisis de la interacción en entornos de comunicación
mediados por computadora (CMC), se encuentran otras tendencias
metodológicas principales. En la primera se ubican los estudios enfocados
al análisis de la usabilidad de los entornos (Jong-Baeg, Derry, Steinkuehler,
Street y Watson, 2000), que se centra fundamentalmente en la determinación
del nivel de satisfacción de los usuarios con los dispositivos tecnológicos.
La segunda abarca los estudios sobre la calidad de las interacciones, la cual
comprende el análisis del contenido de los mensajes y de las argumentaciones
(Gunawardena, Lowe y Anderson, 1997; Järvela y Häkkinen, 2002), los
tipos de mensajes (Garrison, Anderson y Archer, 2000) y las estrategias pedagógicas
y discursivas utilizadas por los participantes para apoyar la construcción
del conocimiento (Lemke, 1997). El análisis centra la valoración
de la calidad de este tipo de procesos en lo que los alumnos dicen en torno
a la tarea de aprendizaje, bajo la premisa de que es necesario establecer relaciones
entre el discurso de profesores y de alumnos y los resultados, el aprendizaje
de los alumnos y su grado de satisfacción (Gunawardena y Zittle, 1997).
Actualmente existen instituciones que ofrecen programas educativos en línea
y buscan eficientar los programas que desarrollan, propósitos que respaldan
con lo que ya señalaba la ANUIES (2001), sobre
la necesidad de fortalecer y consolidar los programas educativos en línea,
que permitan la cobertura, calidad y equidad de la oferta educativa.
En el ámbito de esta problemática, resaltan señalamientos
particulares de diferentes investigadores sobre la necesidad del análisis
de la interacción que los actores realizan en un ambiente de aprendizaje
mediado por la tecnología, ya que la revelan como variable importante
y clave que incide en el aprendizaje y desempeño académico de
los estudiantes en estos ambientes. Las principales tendencias metodológicas,
en los últimos años, se han enfocado en el análisis de
contenido e identificación de categorías (García-Cabrero,
Márquez, Bustos, Miranda y Espíndola, 2008); sin embargo, no se
han utilizado instrumentos validados que permitirían tener un acercamiento
sobre lo que los actores piensan acerca de la manera en que se comunican o interactuan
en sus ambientes de aprendizaje en línea. En este contexto se plantea
el objetivo del presente estudio, que consiste en evaluar diferentes dimensiones
de interacción en contextos virtuales de aprendizaje de estudiantes en
la modalidad a distancia, a fin de recabar información útil sobre
lo que los estudiantes reportan acerca de sus procesos de interacción
en el proceso de aprendizaje.
II. Método
Se especifican dos fases del procedimiento:
I. Construcción y validación de contenido de la escala de medición; e
II. Identificación de las propiedades psicométricas del instrumento.
2.1 Fase I. Construcción y validación de contenido de
la escala de medición
La construcción de la Escala de Interacción en Contextos Virtuales
de Aprendizaje, toma como base la conceptualización y tipología
de interacción de Barberà et al. (2001), la que contempla tres
agentes de interacción en el contexto virtual: profesor/asesor, compañeros
y materiales (texto y multimedia) incluidos en la plataforma, además
de otras fuentes de información. En dicha tipología se distinguen
tres dimensiones generales:
1. Interacciones para favorecer relaciones afectivas,
2. Interacciones relacionadas con la gestión y comunicación,
3. Interacción educativa virtual, en la que se distinguen dos subgrupos:3a. Interacción instruccional virtual
3b. Interacción dialógica virtual
A partir de esta propuesta se construyeron indicadores para cada una de los
tipos de interacción, y un banco de 86 reactivos. Para la primera dimensión
de la Tipología que se refiere a las interacciones para favorecer condiciones
afectivas. Además se retomaron las dimensiones de la enseñanza
efectiva de Rompelman (2002), para una mejor definición de las características
de la dimensión. Este autor presenta 15 categorías organizadas
en tres grandes componentes, para los objetivos del instrumento de medición
se seleccionaron cuatro categorías de dos dimensiones: Dimensión
Oportunidad: Apoyo y Profundizar; y de la Dimensión Consideraciones hacia
la persona: Proximidad y Cortesía/ Respeto.
El banco de reactivos se sometió a un proceso de validación de
contenido por ocho jueces expertos, profesores universitarios con experiencia
académica promedio de 21.6 años y de 7.6 años en programas
de educación a distancia.
Los jueces evaluaron la idoneidad de cada una de las afirmaciones en una escala
de 0 a 5, donde cero indica un reactivo nada pertinente, y cinco un reactivo
muy pertinente. Para la selección de los reactivos se utilizó
el índice de acuerdo interjueces y el índice Kappa. Los criterios
de selección se establecieron:
Además se tomaron en cuenta las observaciones de los jueces en cuanto
a claridad de reactivos, pertinencia en las dimensiones y lenguaje propio de
los sistemas educativos virtuales. Con base en estos criterios se eliminaron
27 reactivos (22 reactivos con un porcentaje de acuerdo interjueces o índice
Kappa menores a los establecidos y 5 reactivos que presentaron alguna observación);
y 14 reactivos fueron modificados por alguna de las observaciones.
Este procedimiento permitió mejorar la validez de contenido de la escala
de medición para el constructo de estudio.
2.2 Fase II. Identificación de las propiedades psicométricas del
instrumento
Posterior a la validación de contenido por jueces expertos, se realizó
un estudio para evaluar las propiedades psicométricas de la escala con
una muestra de estudiantes que realizan estudios en una modalidad a distancia.
Se seleccionó una muestra representativa de estudiantes mediante un procedimiento
intencional, no aleatorio y se aplicó la escala de manera presencial
y voluntaria en seis sedes oficiales del bachillerato a distancia, donde los
estudiantes presentan sus exámenes al terminar cada materia y realizan
actividades relacionadas con sus cursos (revisión de materiales, realización
de tareas o trabajos, asesorías).
Un procedimiento de control del programa educativo establece que los estudiantes
deben presentarse en la sede oficial asignada para realizar cada uno de los
exámenes de las materias correspondientes; con el fin de asegurar la
identidad personal del estudiante.
Las características de la muestra se especifican a continuación:
III. Resultados
Para la selección de reactivos se analizaron los descriptivos: medias,
desviación estándar, y diagramas de caja y bigote. Prueba
t (grupos contrastados), correlación punto biserial (Teoría
Clásica), e índice de discriminación del Modelo de dos
parámetros (M2P) (Teoría de Respuesta al
Ítem).
Los criterios para la selección se establecieron de la siguiente manera:
Los reactivos que obtuvieron buenos índices de discriminación
fueron seleccionados para evaluar la dimensionalidad del constructo, inicialmente
por medio de Análisis Factorial Exploratorios. La mejor solución
teórica y estadística se encontró en el Análisis
Factorial de Componentes Principales forzado a tres factores y rotación
Varimax. (KMO=.845, Bartlet sig. .000). La escala se estructuró
por 43 reactivos con un coeficiente de confiabilidad de .93, en tres factores:
Factor I) Interacciones con el asesor para apoyar el aprendizaje (α .93);
Factor II) Interacción materiales de aprendizaje del contexto virtual
(α.88); y Factor III) Interacción dialógica con compañeros
(α .83). Los tres factores explican el 46.98% de varianza.
Posteriormente se realizó Análisis Factorial Confirmatorio (AFC).
Se checó la Alinealidad (las variables mostraron relaciones lineales),
Colinealidad (las correlaciones entre las variables fueron < .80), y Normalidad
(los índices de asimetría = 3 y curtosis < 10) de los reactivos.
Se eliminaron casos extremos y los valores perdidos fueron sustituidos por el
valor de la media correspondiente. Una de las condiciones del AFC
es no deben exceder de 30 indicadores (Kline, 2005), por lo que se descartaron
tres reactivos con las menores cargas factoriales.
Se logra el ajuste del modelo con tres factores. Los índices que demuestran
el buen ajuste del modelo son: Chi Square ajustada =2.39 (indicado para muestras
grandes) menor a 3; NFI, Índice de ajuste normalizado
=.873; RFI, Índice de ajuste relativo =.862; IFI,
Índice de ajuste incremental =.922; TLI, Índice
de Turker-Lewis =.915; CFI, Índice de ajuste comparado
=.922; y RMSEA, Error de aproximación cuadrático
medio =.052 dentro del intervalo.
Los pesos de regresión o cargas factoriales de los reactivos son altos
y significativos, lo cual indica validez convergente. Las correlaciones entre
los tres factores del Modelo (.113, .239, .443) dan cuenta de la validez divergente
entre ellos.
La versión final de la escala se compone por 29 reactivos con cinco opciones
de respuesta tipo Likert (a. Casi nunca; b. Pocas veces; c. La mitad de las
veces; d. Muchas veces; e. Casi siempre) con un coeficiente de confiabilidad
de .90, con una estructura de tres factores: Factor I (α .90); Factor
II ( α .89) y Factor III (α .83). A continuación se presenta
la versión final con los pesos de regresión estandarizados (ver
tablas I, II y III).
Tabla I. Factor I.
Interacciones con el asesor para apoyar el aprendizaje
Tabla II. Factor II.
Interacción materiales de aprendizaje del contexto virtual
Tabla III. Factor
III. Interacción dialógica con compañeros
IV. Discusión
La Escala de Interacción en Contextos Virtuales de Aprendizaje permitió
un acercamiento importante a la valoración de la calidad de los procesos
de interacción de los alumnos en contextos virtuales en torno a la tarea
de aprendizaje; por lo que se concluye que es una herramienta confiable y útil
que permite obtener indicadores sobre interacción en los procesos de
enseñanza y aprendizaje que se desarrollan en contextos virtuales de
aprendizaje y que la literatura señala como los elementos distintivos
clave.
La escala de Interacción en Contextos Virtuales de Aprendizaje, con base
conceptual en la tipología de Barbera et al. (2001), reflejó las
diferentes interacciones de la propuesta: 1) para favorecer las condiciones
afectivas adecuadas; 2) relacionadas con la gestión y la organización,
y 3) para impulsar la construcción del conocimiento compartido. Estos
tipos de interacción están centrados en los diferentes agentes:
profesor, compañeros y materiales. Los tres factores incluidos dentro
de la estructura del instrumento fueron titulados: Factor I) Interacciones con
el asesor para apoyar el aprendizaje; Factor II) Interacción con materiales
educativos del contexto virtual; y Factor III) Interacción dialógica
con compañeros.
El procedimiento sistemático que se siguió en la construcción
de la escala (Hambleton, 2005; 2006) permitió asegurar su validez de
contenido, por medio de validación por jueces expertos. Los análisis
factoriales exploratorios y análisis factoriales confirmatorios permitieron
valorar la validez de constructo de los componentes medidos, también
demostró poseer buenos niveles de confiabilidad, tanto en cada uno de
los factores como en la escala total. Se concluye que la Escala de Interacción
en Contextos Virtuales de Aprendizaje posee buenas propiedades psicométricas
por lo que puede utilizarse para fines de investigación o de evaluación
y para medir con precisión la variable de estudio, factor que la literatura
reporta asociado al desempeño académico en ambientes apoyados
en la tecnología.
Dos de los tipos de interacción que reportan estudiantes en programas
de educación a distancia son: 1) con el profesor/tutor, y 2) con los
materiales del contexto virtual, los teóricos los ubican como agentes
expertos del contexto (Barbera et al., 2001; Coll et al., 2008), que inciden
de manera positiva en el desempeño de los estudiantes. La interacción
con el profesor se caracteriza principalmente por orientar y guiar el proceso
de aprendizaje y con comunicaciones afectivas positivas. Las interacciones que
establece el estudiante con los materiales del contexto virtual se definen por
ser los espacios virtuales donde se encuentra información o contenidos
que facilitan o apoyan la construcción de conocimiento.
La interacción con los compañeros, también se considera
benéfica para el aprendizaje (Lapointe, 2005; Staarman, Krol y Van der
Meijden, 2005; Stringam y Geer, 2000). No obstante, la investigación
ha demostrado que no todos los tipos de interacción entre pares tienen
la calidad necesaria para promover la evolución del conocimiento en los
estudiantes y, por tanto, se requiere profundizar en el estudio de los tipos
de interacción que se generan en diversos escenarios virtuales y el impacto
que tienen éstos en el aprendizaje logrado por los alumnos (Paz y Wieland,
2008; Mäkitalo-Siegl, 2008; Scheuer y McLaren, 2008).
Se puede señalar que las características de las diferentes dimensiones
de interacción de los principales agentes del contexto virtual, que identifica
la Escala de Interacción en Contextos Virtuales de Aprendizaje se centran
en torno a la tarea de aprendizaje, lo cual coincide con lo que Coll, Colombina,
Onrubia y Rochera (1995) definen como actuaciones que tienen sentido en relación
con el progreso de los procesos de enseñanza y aprendizaje, dentro del
concepto de interactividad social.
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Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum.
Para citar este artículo,
le recomendamos el siguiente formato:
Berridi, R., Martínez, J. I. y García-Cabrero, B. (2015). Validación
de una escala de interacción en contextos virtuales de aprendizaje. Revista
Electrónica de Investigación Educativa, 17(1), 116-129.
Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol17no1/contenido-berridi-etal.html