Revista Electrónica de Investigación Educativa
Vol. 5, Núm. 2, 2003
De la violencia y la escuela
Obra reseñada:
El libro que se reseña, escrito por Eric Debarbieux y tres miembros del equipo que dirige en el área de Ciencias de la Educación de la Universidad Víctor Segalen, Burdeos II, Francia, es un testimonio de la producción de un sector académico habituado a investigar y polemizar, y de la disposición de los directivos del sistema escolar para poner en práctica políticas que se nutren de las orientaciones y resultados que genera el circuito planeación-acción-evaluación- investigación-deliberación pública. El texto expresa un momento reflexivo del extenso e intenso trabajo del equipo de Éric Debarbieux. En sus páginas contiene la imagen de un proceso de indagación en plena operación. Tanto las aportaciones más nítidas como sus pasos vacilantes y las interrogantes enunciadas en cada capítulo, aportan planteamientos de una gran riqueza. Desde mi punto de vista, este rasgo debería presentarse normalmente en la escritura dedicada a informar y difundir la investigación en el campo educativo: mostrarse como una oportunidad de compartir con los lectores las sinuosidades del camino, al tiempo que presenta los panoramas visualizados en el transcurso de la marcha. El tema del libro, “la indisciplina y la violencia en el medio escolar”, representa probablemente uno de los más difíciles de afrontar. Constituye uno de los aspectos menos “presentables” de la escuela. Si algo temen las autoridades escolares de distinto rango y los propios actores, es que se “ventilen” los episodios y problemas más desagradables que acontecen en el ámbito institucional y que ello incremente el descrédito que padecen los sistemas escolares en muchos países; descrédito conseguido con sus propias obras, pero también por la acción intencional de agencias interesadas en profundizar la crisis escolar en la transmisión cultural y la formación de los ciudadanos. En Francia, la deliberación sobre la violencia en la escuela tomó estado público hace menos de dos décadas y en ésta participaron funcionarios, diversos tipos de agentes y el sector académico especializado en ciencias de la educación. La investigación comenzó al mismo tiempo, pero cobró impulso en los últimos seis años en respuesta a la creciente importancia política del tema. Desde mediados de los noventa, pasó de ser un tema prácticamente ausente a uno de los que produce más publicaciones. La bibliografía representa un abanico de perspectivas, la mayoría rigurosas y de gran interés.1Considero que el libro escrito por el equipo de Éric Debarbieux se destaca del conjunto porque articula teoría, investigación e intervención, sin disimular las dificultades de ese cometido; sostiene un discurso agudamente crítico y autocrítico, a la vez que trata a todos los sectores involucrados con igual respeto, habida cuenta de la imposibilidad de "introducir un dedo en esta llaga”, sin afectar la susceptibilidad de la mayoría de los actores. El libro La violencia en el medio escolar: Vol. 2. El desorden de las cosas es el segundo de una trilogía. El primer volumen, Estado del problema (État des lieux), se publicó en 1996, con el propósito de contribuir a aclarar el debate público y científico sobre el problema de la violencia en la escuela; propone un diagnóstico y desarrolla un análisis puntual de los tópicos que los autores consideraban críticos. El tercer volumen se publicó en 2001, con el subtítulo Diez enfoques en Europa; compila trabajos de investigadores que presentan los estados del arte del problema y de la investigación. En la introducción del volumen que nos ocupa, el segundo de la trilogía, los autores indican que el proyecto inicial de este libro era claro: “nosotros habíamos anunciado que publicaríamos nuestras tentativas de mediación sociológica, tratando de ayudar a los equipos que trabajan en esta problemática a mejorar el abordaje de sus problemas” (p. 10). Sin embargo, advierten, a medida que el proyecto se fue desarrollando evolucionó hasta adquirir la fisonomía definitiva. En lugar de proponer “soluciones”, profundiza la visión de la complejidad de las circunstancias institucionales y de las intervenciones que llevó a cabo el equipo de autores. Sobre todo, en este segundo volumen, los autores ahondan y ajustan su posición teórica y práctica, a partir de las nuevas demandas que tuvieron que responder en el transcurso de la escritura del libro; especialmente un encargo del Ministerio de Educación Nacional para evaluar sus políticas de lucha contra la violencia escolar. En palabras de los autores:
Primera parte. Violencia y sentido de la escuela
Comprende dos capítulos: “1. La violencia en medio escolar: evoluciones recientes” y “2. Una sociología de la violencia escolar: masificación y posmodernidad”. Explican que: Los autores resumen su metodología con la siguiente fórmula: “miradas diversas, aproximaciones múltiples” (p. 20) y completan el capítulo con la exposición de los principales resultados y de las tendencias que caracterizan la situación actual de las escuelas francesas. En el segundo capítulo los autores reseñan varios modelos sociológicos que ayudan a comprender las causas y los efectos de la violencia. El modelo dominante refiere una desregulación de la situación pedagógica, ligada al acceso a la escuela de nuevos públicos de clases sociales menos favorecidas. Una derivación de este modelo, que enfatiza la frustración de las expectativas de los nuevos sectores al no encontrar en la escuela un mejoramiento de las posibilidades de conseguir empleo, consiste en una justificación de la violencia entre los alumnos. Esta postura es muy cuestionada en la actualidad porque olvida a las víctimas, resta importancia a los análisis microsociológicos y no coincide con la forma predominante de concebir el estado actual de la sociedad democrática. A lo largo del capítulo los autores analizan y discuten las diferentes posiciones teóricas de los investigadores franceses que han estudiado este tema. Abordan sucesivamente la mencionada tesis de la desregulación y las perturbaciones anómicas, la temática del “fantasma de la inseguridad” y discuten la forma de clasificar los tipos de violencia. Consideran tres dimensiones o tipos de violencia: el primero se refiere a las reacciones de los nuevos públicos contra los anacronismos de las instituciones escolares; el segundo, a la “intrusión” de conductas delictivas en las escuelas ubicadas en contextos urbanos populares empobrecidos; el tercero, considerado como “violencia antiescolar”, es el más doloroso porque expresa tanto una frustración global ligada a la organización social y a la problemática de la exclusión, como el posible fracaso de la escuela frente a las nuevas realidades que afrontan los jóvenes de hoy.
Segunda parte. Crispaciones de las identidades
Está formada por cuatro capítulos: “3. El discurso de la decadencia”, “4. Nosotros y ellos: el riesgo de la etnicidad”, “5. ¿Hacia el todo represivo?” y “6. Repliegue sobre sí y vida de equipo”. El capítulo 3 es muy interesante porque alude a un discurso que también predomina en nuestro medio. Muchos profesores lo expresan y no faltan expertos que lo reafirmen. Se trata del “discurso de la decadencia”, que se basa en una supuesta insuficiencia de la función parental de socialización de sus hijos. “Los anatemas contra la familia son extremadamente duros” (p. 59), comentan los autores. Esta falencia sería la causa principal de las conductas “salvajes” de los jóvenes dentro y fuera de la escuela. Pero frente a la noción de “salvajismo”, los autores se adhieren a otros investigadores que proponen utilizar la noción de “incivilidades” para aludir a diversas formas de las “pequeñas transgresiones”. La noción “incivilidades” permite reunir un amplio conjunto de comportamientos en una categoría común. “Es un término técnico, no un concepto ético. La noción de incivilidad permite poner en práctica estrategias preventivas más eficaces” (p. 63) porque conjunta lo que antes aparecía disperso: pequeños delitos o infracciones que producen una impresión global de desorden y violencia en un mundo mal regulado, son un factor determinante del clima de indisciplina que suele percibirse en los colegios y lo más importante, son precursores de los actos delictivos más graves. Los autores plantean una hipótesis acerca de la índole de los conflictos que producen las incivilidades. Más que el enfrentamiento entre “barbarie y civilización” o “naturaleza y cultura” que supone el “discurso de la decadencia”, se trata de una oposición entre estilos de socialización que derivan de las diferencias generacionales, sociales y de la capacidad educativa de la escuela. Este capítulo concluye con una frase que vale la pena citar porque denuncia condensadamente los principales riesgos que los autores perciben frente a este tipo de concepciones: El capítulo 4 contiene el problema del nexo entre el comportamiento violento y la pertenencia a grupos étnicos minoritarios. La presencia masiva de inmigrantes en Francia hace que esta cuestión sea particularmente áspera, y políticamente comprometida. Representa uno de los temas que preocupan más a los autores (han escrito artículos y libros sobre esto). Se aprecia una clara tendencia entre los alumnos y los profesores por establecer este vínculo. Los autores aportan datos e interpretaciones desarrolladas en sus propias investigaciones y enfatizan que hay un proceso de “construcción social de la etnicidad” basado en estereotipos o en la agrupación defensiva que deviene de la discriminación y exclusión existente en las prácticas escolares. Subrayan el carácter procesual y en permanente transformación de los fenómenos a los que refiere esta categoría y la diferencian de “etnia”, “La etnicidad es construcción en curso, camino y no punto de llegada. Es necesariamente incompleta y provisoria, agonística y transaccional” (pp. 74-75). Esta forma de entender el problema constituye una de las mejores aportaciones del libro. El capítulo 5 está dedicado a polemizar con las posturas “duras” que, preocupadas por la instauración generalizada de un “laxismo” educativo, proponen el aumento de las puniciones y de los dispositivos represivos en los establecimientos. Se analiza el malestar de importantes sectores docentes frente al discurso pedagógico que en las últimas décadas se cuestionó la legitimidad de las puniciones que durante largo tiempo se aplicaron en las escuelas. Según los autores, cuando prevalecen las prácticas punitivas, particularmente cuando el sistema escolar se encuentra en crisis, es posible constatar la frecuencia de la toma de decisiones arbitrarias y el carácter prelegal de los dispositivos disciplinarios. A las posiciones “duras” del profesorado, se contraponen las posiciones duras de los núcleos menos controlables de los alumnos. El capítulo finaliza subrayando la necesidad de investigar más profundamente este problema, y de discutir las vías para mejorar la justicia escolar. En el capítulo 6 se aborda uno de los factores que los autores consideran determinantes para que prolifere la indisciplina y los episodios violentos: la falta de unidad de los equipos docentes en los establecimientos y el fenómeno que denominan “repliegue sobre sí” o “repliegue privado en la escuela pública”. Asimismo analizan la función directiva y los nuevos roles de las jerarquías. Aunque se deslindan del autoritarismo clásico, asumen la creciente importancia del fortalecimiento de los cuerpos directivos.
Abre con el capítulo “7. Políticas públicas: importancia de abrir el diálogo y la participación de diversos interlocutores en la gestión de la escuela ‘partenariat’”. Reseñan sucintamente los principales rasgos de las políticas francesas de las últimas dos décadas. En el apartado “De la prevención de las conductas de riesgo a los ‘planes violencia’”, el subtítulo señala el sentido de la evolución de los enfoques y se hace un balance de las diferencias y continuidades que los autores aprecian en las estrategias estatales, deteniéndose a detalle en la política vigente cuando se escribió el libro. El capítulo “9. Comprendido en la acción” presenta con descarnada honestidad los ambiguos resultados obtenidos en sus intervenciones (ellos las definen como “mediaciones sociológicas”) en diversos colegios y liceos franceses. No dan tregua a los lectores del libro que a esta altura mantuvieron la esperanza de encontrar en sus páginas indicaciones de acciones precisas que conduzcan a solucionar estas perturbaciones de la vida escolar. Remarcan el permanente malestar y la sensación de fracaso que padecen los actores que intentan encarar estos problemas. Pero se mantienen firmes en la convicción de que la lucha contra la violencia debe seguir haciéndose y afinándose. El subtítulo del capítulo “Conclusión” es elocuente: “Elogio de la acción modesta”. Los autores enumeran las medidas que consideran mejores en el marco de las políticas públicas aplicadas en las dos últimas décadas y exponen su posición a este nivel: Abogan por la continuidad de las medidas y por una evaluación que permita corregir sus efectos perversos. Toda acción contra la violencia debe inscribirse en el largo plazo. Subrayan la importancia de repensar globalmente la formación de los profesores, la necesidad de fortalecer la justicia escolar, en especial superando la frecuente “ilegalidad de la ley escolar”. A nivel local, remarcan la conveniencia de concertar acciones interinstitucionales, sobre todo en la policía y la justicia, y convocan a otros sectores, en especial a los padres. Afianzar la “dimensión - establecimiento”: Hay que, también, cuestionar las formas de enseñanza, pues la clase es uno de los ámbitos en los que se expresa la violencia. He tratado de destacar los contenidos que, en mi opinión, permitirán al profesional interesado en estos asuntos formarse una idea general de los problemas que abordan los autores. El tratamiento que ellos dan a cada tema es exhaustivo. Conocen a fondo el campo y trabajan con mucho rigor. Es un libro áspero pero esencial para comprender lo que se está jugando en torno a la violencia. Ojalá que se traduzca y publique en nuestro idioma sin demora.
1Una exposición de las diferentes líneas de investigación sobre la violencia en la escuela se encuentra en el libro coordinado por Bernard Charlot y Jean Claude Émin (1997). Violences àl 'école. État des savoirs. Paris: Armand Colin. Para citar este artículo, le recomendamos el siguiente formato:
Furlan, A. (2003). De la violencia y la escuela [Reseña del libro: La violence en milieu scolaire: Vol. 2. Le désodre des choses]. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 5 (2). Consultada el día de mes de año en: |