Revista Electrónica de Investigación
Educativa
Vol. 16, Núm. 1, 2014
Comparación
de estrategias de estudio
y autorregulación en universitarios1
Irma Rosa Alvarado Guerrero (*)
ialvarado61@yahoo.com.mx
Zaira Vega Valero (*)
czaira.vega@correo.unam.mx
María Luisa Cepeda Islas (*)
mcepedaislas@gmail.com
Ana Elena Del Bosque Fuentes (*)
aneldelbosque@gmail.com
(*) Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Universidad Nacional Autónoma de México
Recibido: 24 de enero de 2013; Aceptado para su publicación: 25 de febrero de 2014
Resumen
Los principales factores relacionados con el rendimiento académico son
las estrategias de estudio y autorregulación que poseen los estudiantes,
por lo que el objetivo de este trabajo es comparar dos muestras de alumnos:
una en situación regular y otra en rezago escolar. El Inventario de Estrategias
de Estudio y Autorregulación (IEEA) de Castañeda
(2004) se aplicó a 41 estudiantes, y lo que se observó es que
ambos grupos requieren apoyo para el desarrollo de estrategias correspondientes
a las cuatro escalas del instrumento: adquisición de la información,
administración de recursos de memoria, procesamiento de la información
y autorregulación en las tres dimensiones: persona, tareas y materiales.
El resultado obtenido evidencia la necesidad de desarrollar programas que beneficien
la consolidación de estrategias de estudio y autorregulación,
y resalta la importancia de analizar los factores de la formación docente
y perfeccionamiento de programas y planes de estudio para la mejora del rendimiento
académico en instituciones de educación superior.
Palabras clave: Rezago académico, estrategias de estudio y autorregulación.
I. Introducción
Uno de los problemas más frecuentes que enfrenta la educación
superior de nuestro país se refiere al fracaso escolar: en términos
de la deserción, el rezago estudiantil y los bajos índices de
eficiencia terminal. Este panorama alcanza un dramatismo mayor porque se trata
de una población que ha logrado sortear las exigencias de los niveles
previos y, sobre todo, ha conseguido ingresar a los estudios profesionales,
con toda la complejidad que representa la competencia para acceder a las universidades
(Pérez, 2010).
Este escenario revela la responsabilidad que tienen las instituciones de educación
superior de llevar a cabo estudios sobre las características y el comportamiento
de la población estudiantil en relación a los factores que intervienen
en las diversas problemáticas que impiden el éxito escolar, específicamente
la deserción, el rezago académico y la eficiencia terminal, con
el fin de construir y aplicar estrategias de atención que se dirijan
hacia el aumento del rendimiento de los estudiantes, reducir los índices
de reprobación y de abandono, alcanzar mejores índices de aprovechamiento
y eficiencia terminal y, finalmente, coadyuvar a que se cumpla la función
sustancial de responder y solucionar las problemáticas sociales y lograr
una incorporación exitosa al mercado de trabajo (Cantero, 2003).
La deserción se entiende como una forma de abandono de los estudios superiores
y adopta distintos comportamientos de los estudiantes que afectan la continuidad
de sus trayectorias y que no necesariamente involucran bajo desempeño,
por ejemplo, el cambio de carrera en la misma institución o en otra,
o el ingreso al mercado de trabajo debido a presiones económicas. Por
otra parte, el rezago escolar consiste en que el alumno no acredita las asignaturas,
lo que le impide continuar con los programas académicos, hasta que los
aprueba, por lo que la inscripción a las materias subsecuentes será
en plazos distintos a los regulares. Estos cursos generalmente son de las ciencias
básicas: matemáticas y metodología de la investigación,
que por su grado de dificultad presentan mayores índices de reprobación
(Cano, Gómez y García, 2009).
Para solucionar estas problemáticas es necesario reconocer la complejidad
de las experiencias escolares, en donde existe una influencia recíproca
entre las personas implicadas en los escenarios, entre factores y situaciones
intervinientes y los contextos en los que se entrelazan las relaciones (Desatnik,
2009). Por ello es conveniente estudiar a fondo y de manera directa los múltiples
agentes que intervienen en el fracaso educativo, por ejemplo, los económicos,
el nivel cultural de la familia del estudiante, el estado civil, las expectativas,
incompatibilidad de horarios, las características personales de los estudiantes,
el nivel de motivación, además de la historia escolar así
como el nivel de habilidades aprendidas, los promedios bajos en el bachillerato
y la deficiente orientación vocacional (Cano, Gómez y García,
2009).
Desde un enfoque ecológico (Bronfrenbrener, 1987) podríamos organizar
los factores de riesgo a partir de tres dimensiones: por un lado los aspectos
relacionados con el alumno; en donde se han documentado los factores personales,
que incluyen aspectos tales como el autoconcepto, autoestima, el nivel de motivación,
el plan de vida, los niveles y manejo de ansiedad y estrés, locus
de control. El estado de salud, resaltando las deficiencias endocrinológicas,
deficiencias en los órganos de los sentidos, o la desnutrición.
También afecta el nivel socioeconómico, ya que puede contribuir
al abandono de los estudios; así como las expectativas familiares y las
responsabilidades que tiene que cumplir el estudiante dentro del contexto del
hogar. Los aspectos académicos e intelectuales que tienen que ver con
la formación desde los estudios primarios, secundarios y del bachillerato,
en relación a las habilidades intelectuales, a los hábitos de
estudio, la metacognición y autorregulación, y la orientación
vocacional deficiente se torna muy relevante (Cantero, 2003).
Por otra parte, en cuanto a los factores del docente encontramos tres elementos
centrales: personales, de formación, los programas y contenidos. En cuanto
a los primeros, se refieren a la actitud del docente ante los alumnos y su labor
cotidiana, sus expectativas, el nivel de motivación y la asertividad.
En lo que se refiere la formación se incluye el sentido de la historia
profesional y la actualización de estrategias y estilos de docencia.
Igualmente las actividades en el aula, en cuanto al tipo de relaciones que propicia
el docente con sus alumnos y entre los mismos chicos y qué tanto favorecen
u obstaculizan el desarrollo y aprendizaje. En tercer lugar, pero no menos importante,
están los contenidos, programas y sistemas de evaluación, así
como las características de la institución, sus políticas
y los obstáculos o apoyos que ofrece a la comunidad estudiantil como
becas, cursos extracurriculares, apoyo a los alumnos en aspectos emocionales,
o académicos (Alvarado, Del Bosque, Zamora, Cepeda y Salguero, 2009).
Los múltiples factores que inciden en el fracaso escolar han generado
tres líneas principales de investigación: por un lado, aquellas
que analizan la influencia de la organización institucional y los métodos
instruccionales y de evaluación utilizado. Otra, los estudios que han
incidido en la importancia de los factores contextuales y ambientales y, en
tercer lugar, los que se refieren a la forma en que los universitarios afrontan
la tarea de estudio (Martin, García, Torbay y Rodríguez, 2010).
En esta dirección, algunos autores se han interesado en los enfoques
de aprendizaje y otros en el papel de las estrategias de aprendizaje y el rol
que desempeñan las variables motivacionales.
En este trabajo se asume que el rendimiento académico está relacionado
con los hábitos de estudio con que cuenta el estudiante para su desempeño
escolar; se podría afirmar que los problemas académicos tienen
mucho que ver con el mal uso o falta de estrategias de estudio, ya que éstas
permiten al estudiante aprovechar de manera óptima los conocimientos
adquiridos en el proceso de enseñanza aprendizaje (Cano et al.,
2009). De esta forma, entendemos por estudio, o actividad de estudiar, la capacidad
cognitiva, constructiva autorregulada (Castañeda, 2004). La autorregulación
implica la modulación del pensamiento, la motivación, atención
y la conducta mediante la utilización deliberada y automatizada de mecanismos
específicos y estrategias de apoyo. El aprendiz elige ser quien dirija
su propio proceso educativo, continuamente se verá en la necesidad de
tomar decisiones, elegir entre distintas alternativas, asumir riendas de su
proceso de aprendizaje (Pereira, 2005).
Por su parte, Lamas (2008) señala que un alumno eficaz se caracteriza
por el uso de: a) estrategias cognitivas coordinadas entre sí como parte
de un pensamiento complejo; b) la aplicación adecuada de dichas estrategias
gracias a dos tipos de capacidades metacognitivas: conocimientos específicos
de donde y cuando utilizar lo que conoce, además de la coordinación
entre conocimiento de estrategias y de corrección si fuese necesario;
c) la coordinación entre el conocimiento de estrategias y otros tipos
de conocimientos que posee; d) disponer de condiciones motivacionales y afectivas
adecuadas que de hecho son la base para la coordinación de las estrategias
de conocimiento metacognitivos y del resto de conocimientos. Por tanto, las
estrategias de aprendizaje implican todo tipo de pensamientos, acciones, comportamientos,
creencias, emociones que permiten y apoyan la adquisición de la información
y las maneras de relacionar el conocimiento previo, así como la recuperación
de la información (Muñoz, 2005). Comprende un plan de acción
ante una tarea que requiere actividad cognitiva y que implica aprendizaje. En
este sentido, los procesos de metacognición juegan un papel central,
debido a que involucran un mecanismo de carácter intracognitivo que nos
permite ser conscientes de los conocimientos que manejamos y de algunos procesos
cognitivos que usamos para gestionar esos conocimientos, es decir, la conciencia
de la propia cognición, como la posibilidad de tomar decisiones conscientes,
intencionales acerca de los conocimientos conceptuales procedimentales y actitudinales
a poner en marcha para conseguir un objetivo de aprendizaje en un contexto definido
por unas condiciones específicas. Con todo esto podemos suponer que los
alumnos que reprueban asignaturas tienen escaso conocimiento de estrategias
de aprendizaje, deficientes capacidades metacognitivas, conocimientos previos
mínimamente organizados de forma significativa y condiciones motivacionales
y afectivas deficientes para iniciar o mantener el esfuerzo que conlleva la
gestión y aplicación de conocimientos y de las capacidades cognitivas
y metacognitivas mencionadas (Lamas, 2008).
Así pues, sin olvidar las complejidad del fenómeno del rezago
escolar, en este trabajo nos ocupamos del análisis de las estrategias
de estudio y autorregulación en dos muestras de alumnos; los regulares,
es decir, los que no han reprobado asignaturas del plan de estudios y los alumnos
en situación de rezago académico, de la licenciatura de Psicología
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
en donde participaron alumnos que han reprobado al menos una de las siete asignaturas
con mayor índice de reprobación: Métodos cuantitativos
I, II, III, IV, V y Psicología Experimental Humana III y IV.
II. Método
Participaron 41 estudiantes de la carrera de Psicología de la Facultad
de Estudios Superiores FES-Iztacala de la UNAM,
ubicada en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México; 23 en situación
de rezago escolar, en donde al menos habían reprobado una materia de
las asignaturas de Métodos Cuantitativos o Psicología Experimental
Humana III o IV, que asistían a un curso de regularización. Por
otra parte 25 estudiantes con promedios superiores a 8 (elegidos al azar), de
los cuales acudieron 18. La participación fue voluntaria, con autorización
por escrito a través del consentimiento informado.
El trabajo es un estudio descriptivo de campo de tipo ex post-facto.
Estos diseños se llevan a cabo en situaciones en las que las variables
independientes y dependientes han tomado sus valores antes de que el investigador
pueda intervenir.
Se aplicó el Inventario de Estrategias de Estudio y Autorregulación
(IEEA) de Castañeda (2003), el cual tiene el propósito
de identificar necesidades específicas para derivar recomendaciones útiles
que fomenten el estudio y, por ende, el aprendizaje efectivo. Se compone de
cuatro escalas: 1) adquisición de información, 2) administración
de recursos de memoria, 3) procesamiento de información, y 4) autorregulación.
Cada una de ellas, a su vez, se compone de subescalas haciendo un total de 13.
Contiene 91 reactivos en un continuo de 4 respuestas: Muy en desacuerdo, Desacuerdo,
Acuerdo y Muy de acuerdo. La forma de calificación en general fue la
siguiente: un puntaje mayor a 17 indica que el alumno no tiene problemas con
el manejo de las estrategias correspondientes. Un puntaje de 12 a 16 puntos
indica que el alumno requiere de apoyo para desarrollar estrategias y un puntaje
de 11 o menos necesita urgentemente recibir entrenamiento.
Procedimiento. La aplicación del inventario se realizó
de manera grupal en dos sesiones, una con los alumnos en situación de
rezago escolar y la otra para el grupo de alumnos regulares, en un salón
que proporcionó la jefatura de la carrera de Psicología. En todos
los casos se indicó a los participantes que los instrumentos no eran
calificados con respuestas correctas o incorrectas y que lo que se pretendía
era conocer su opinión respecto de algunos planteamientos sociales. Si
después de leer las instrucciones aún tenían alguna duda,
los encargados del estudio podían aclararlas.
Para realizar todos los análisis se empleó el SPSS
versión 13. Se obtuvieron estadísticos descriptivos y pruebas
t de Student.
III. Resultados
El primer paso consistió en conocer los promedios para cada una de las
subescalas. La tabla I muestra los promedios y la desviación estándar
de cada una y por grupo del instrumento.
Tabla I. Promedios y desviación estándar por subescalas
y grupo del Inventario
de Estrategias de Estudio y Autorregulación
Como se puede apreciar, en lo general se encontró que el promedio obtenido
en ambos grupos, en situación de rezago y regulares, indica que se requiere
apoyo para el desarrollo de las estrategias correspondientes.
En cuanto a la escala de adquisición de información, se encontraron
promedios entre 12 y 14 tanto en lo que corresponde a la adquisición
selectiva y generativa, lo que implica que se requiere de apoyo para el desarrollo
de estrategias correspondientes, es decir, los alumnos de ambos grupos están
en vías de mejorar las estrategias de aprendizaje superficial y profundo,
curiosamente éste último presenta una puntuación superior
en ambos grupos.
En relación a la escala de administración de recursos de memoria,
que involucra los estilos de recuperación de la información aprendida
que incorpora la manera en la que los alumnos la recuperan frente a diferentes
tareas académicas y durante los exámenes; se observa que ambos
grupos manifiestan cierto dominio en las actividades cotidianas, pero se les
dificulta en la situación de los exámenes, lo que nuevamente indica
la necesidad de apoyo para el proceso de estrategias correspondientes.
En la tercera escala de procesamiento de la información, relacionada
al pensamiento convergente y divergente, se encuentran las puntuaciones más
bajas en esta última en ambos grupos, lo que puede significar la dificultad
en crear y pensar críticamente sobre lo aprendido de manera tal, que
se hace evidente la necesidad urgente de recibir entrenamiento para el desarrollo
de estrategias de este terreno.
En la escala referida a los estilos de autorregulación, metacognitiva
y motivacional, llama la atención que los promedios más bajos
se encuentran en la eficacia percibida en el grupo en situación de rezago,
lo que corresponde a los juicios que hace el alumno sobre su ejecución
o desempeño y que probablemente se caracteriza por subestimar sus esfuerzos
y logros, situación que no ocurre en el grupo regular. Por su parte,
en cuanto a la aprobación externa, los alumnos regulares consideran que
sus profesores tienen mejores opiniones de su ejecución que los chicos
del grupo de rezago escolar.
Finalmente en la dimensión tarea, tanto en lo que corresponde al logro
de metas como a la tarea en sí, se observan mejores promedios en el grupo
regular, pero sin que las diferencias sean significativas, indicando nuevamente
la necesidad de entrenamiento en estas estrategias. Lo mismo ocurre en la dimensión
“materiales”, la ejecución es mejor en el grupo regular,
sin embargo ambos requieren de entrenamiento, ya que los alumnos no demuestran
manejo en estas estrategias.
Tabla II. Valores de la prueba t para las diferentes
subescalas del IEEA
IV. Discusión
Durante muchos años se pensó que el estudiante universitario,
por el simple hecho de serlo, se encontraba capacitado para afrontar sus estudios
con éxito dependiendo de su esfuerzo (Martín, García, Torbay
y Rodríguez, 2012). Sin embargo, los datos del presente estudio indican
que se requiere de un proceso de aprendizaje que probablemente corresponde a
situaciones extracurriculares y que van más allá de la formación
académica. El estudiante que tiene éxito muestra capacidad para
autorregular su aprendizaje, afronta el estudio con motivaciones de tipo intrínseco,
con buen autoconcepto y confianza en sí mismo, usa estrategias cognitivas
y metacognitivas que le ayudan a planificar, supervisar su proceso de estudio
y le facilita lograr aprendizaje significativo (Valle, González, Cuevas
y Fernández, 1998).
Los resultados encontrados demostraron que las dos muestras de estudiantes requieren
del apoyo para desarrollar las estrategias de estudio, y que aun cuando no se
encontraron diferencias significativas entre ellos, las dimensiones que requieren
apoyo urgente se relacionan con estrategias básicas, pues no contar con
ellas imposibilita un adecuado aprendizaje, lo que se refleja en una pobre ejecución
en las diferentes evaluaciones realizadas al estudiante, por ejemplo, en adquisición
de información. Cuando el estudiante no sabe identificar los conceptos
o temas centrales no puede lograr un aprendizaje significativo, es decir, no
lo relacionan con su propia experiencia ni con conocimientos anteriormente adquiridos.
Todo esto implica estrategias cognitivas cuyos componentes son de elaboración,
organización, inferencia y transferencia (Enríquez y Rentería,
2007).
Por otro lado, la recuperación de información se refiere no sólo
a los recursos para obtenerla sino también que la recuperen ante diferentes
tareas académicas, como puede ser un examen; requerir apoyo subraya el
problema de no dominar estrategias dirigidas a sintetizarla como es el uso de
cuadros sinópticos, mapas conceptuales, o apuntes. La carencia de lo
anterior no les permite memorizar los textos, reflexionar, analizar en momentos
posteriores y, por tanto, no pueden reproducir la información. Otra dimensión
es la de procesamiento de la información, debido a que involucra
estrategias para reproducirla y, por otro lado, crear y pensar críticamente
sobre lo aprendido, para este estudio los resultados refieren que los alumnos
no comprenden conceptualni metodológicamente los temas; esto es un problema
serio, ya que no pueden vincular la teoría con la práctica para
criticar o proponer cosas sobre el tema, esto se refleja concretamente en la
dificultad para interpretar una gráfica o un concepto, particularmente
en las asignaturas de Métodos Cuantitativos, porque es lo que más
se requiere de un aprendizaje de conceptos abstractos que se aplican a una realidad,
aun cuando sean alumnos regulares mostraron deficiencias en este aspecto.
El estudio evidenció también que los alumnos tienen dificultades
en el dominio de las estrategias de autorregulación, incluyendo la dimensión
persona, tarea y materiales. En esta escala fue evidente que los alumnos regulares
contaban con mejores capacidades para planificar, evaluar, controlar y supervisar
su proceso de estudio. Esto significa que la autorregulación implica
la modulación del pensamiento, la motivación y la conducta, mediante
la utilización deliberada y automatizada de mecanismos específicos
y estrategias de apoyo. El alumno elige ser el mismo quien dirija su proceso
educativo, continuamente se ve en la necesidad de tomar decisiones, elegir entre
distintas alternativas y asumir la responsabilidad de su propio proceso, el
cual es complejo, activo, independiente y reflexivo (Pereira, 2005).
Como se observa, las cuatro dimensiones estudiadas son de suma importancia y
están íntimamente relacionadas; no obstante, el problema del rezago
escolar involucra las políticas institucionales de la educación
superior y la actividad de los docentes en el salón de clases, lo que
puede explicar el rezago escolar y contribuir a resolverlo. En este sentido,
se requiere que las universidades diseñen e implementen programas para
acrecentar la motivación de los estudiantes y la autorregulación
durante el proceso de aprendizaje, lo que puede mejorar la toma de conciencia
y control sobre lo que se va a aprender e incrementar la calidad además
del rendimiento académico, proporcionar alternativas de cursos que mejoren
la calidad de los temas y dinámicas de las materias a cursar; motivar
a los docentes a diseñar estrategias pedagógicas pertinentes que
promuevan el interés de los alumnos en las materias de alto índice
de reprobación, entre otras alternativas, todo ello encaminado a reducir
el rezago escolar, pero más a contar con una enseñanza y aprendizaje
de calidad (Herrera y Lorenzo, 2005).
En la licenciatura de Psicología son varias las alternativas que se han
puesto en marcha como la apertura de cursos extracurriculares para el desarrollo
de hábitos de estudio y autorregulación, la tutoría individual
o grupal, los cursos virtuales, entre otros. No obstante, es de gran relevancia
realizar estudios acerca de las características de los alumnos de manera
que se puedan construir alternativas de solución congruentes con sus
necesidades concretas.
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1Proyecto 304212 del Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME).
Para citar este artículo, le recomendamos el siguiente formato:
Alvarado, I. R., Vega, Z., Cepeda, M. L. y Del Bosque, A. E. (2014). Comparación
de estrategias de estudio y autorregulación en universitarios. Revista
Electrónica de Investigación Educativa, 16(1), 137-148.
Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol16no1/contenido-alvarado-vegaetal.html