Revista Electrónica
de Investigación Educativa
Vol. 17, Núm. 1, 2015
Medición
de la calidad del servicio en el área financiera
de una universidad pública: desarrollo y validación
del instrumento
Víctor Manuel
Alcantar Enríquez
valcanta@uabc.edu.mx
Sonia Elizabeth Maldonado-Radillo
se.maldonado@gmail.com
José Luis Arcos
Vega
arcos@uabc.edu.mx
(*) Universidad Autónoma de Baja California
(Recibido: 5 de diciembre de 2013; aceptado para su publicación: 29 de julio de 2014)
Resumen
Esta investigación, descriptiva con diseño no experimental, tiene
como objetivo presentar el análisis de la validez y confiabilidad de
un instrumento constituido por 17 ítems que evalúan la calidad
del servicio del área financiera de una universidad pública mediante
cuatro variables: Tangibilidad, Confiabilidad, Capacidad de Respuesta y Empatía.
La estrategia metodológica contempló el diseño del instrumento
de medición, la verificación de la validez de contenido y de constructo,
así como el análisis de la consistencia interna a través
del alfa de Cronbach. El instrumento se aplicó a una muestra de 152 usuarios
del servicio obteniendo un coeficiente de confiabilidad de 0.943; los resultados
revelan que los ítems tienen buena claridad en relación al concepto
específico, no obstante, se precisó la reubicación de los
ítems y renombramiento de variables resultando válido y confiable
como instrumento para medir la calidad del servicio en el contexto estudiado.
Palabras clave: Calidad del servicio, Norma ISO
9001:2008, universidades públicas.
I. Introducción
A finales del siglo XX y durante los albores del XXI, dos sucesos cambiaron
la gestión de las organizaciones públicas; por un lado, la ineficacia
y la pérdida de credibilidad del sector público como gestor del
bienestar ciudadano y por otro, la complejidad social y política de los
gobiernos; ambos obligaron a las organizaciones a buscar nuevas alternativas
para realizar con más eficiencia sus tareas para alcanzar sus objetivos
(Moyado, 2011). En consecuencia, el sector público se propuso mejorar
la rendición de cuentas, adoptar una postura más amable hacia
sus usuarios, ser responsables financieramente, adoptar nuevas tecnologías
y enfocar su actividad hacia el rendimiento en la búsqueda de mejores
resultados.
Como consecuencia de esta tendencia, emerge un nuevo modelo administrativo de
reforma del sector público, que se ha dado en llamar la Nueva Gestión
Pública (NGP) conocido como New Public Management
(García, 2007) cuya implementación implica una forma diferente
de llevar a cabo la gestión, la cual ha recibido gran acogida en el Reino
Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda porque se ha utilizado tanto
para la legitimación de las políticas como para el rediseño
de las burocracias educativas estatales, instituciones educativas e incluso
la reestructuración de políticas públicas (Peters, 2013).
El propósito de este modelo consiste en modificar los conceptos de administración
pública poniendo énfasis en: 1) la eficiencia y eficacia en el
uso de los recursos, 2) la participación de la ciudadanía en la
definición de metas e involucrándola en la evaluación de
su desempeño, y 3) un Estado que reconoce a los ciudadanos como clientes,
además de ser contribuyentes y usuarios (Waissbluth y Larrain, 2009).
Su finalidad es satisfacer las necesidades de los usuarios al menor costo, favoreciendo
mecanismos de competencia que permitan la libre elección de los servicios
y a la vez promuevan el desarrollo de servicios de mayor calidad (García,
2007).
Las instituciones educativas en México, al igual que en la mayoría
de Latinoamérica, han asumido como enfoques de la administración
a la NGP con la clara intención de crear una gestión
eficiente y eficaz de manera que sea factible posicionarse y ganar ascendencia
respecto a sus competidoras en el mercado que conforman las IPES.
Un ejemplo de lo anterior es la importancia e impulso que le ha asignado el
gobierno a la acreditación de la calidad educativa en todos sus niveles
(procesos académicos y administrativos); en ese sentido, múltiples
son las diversas encuestas de opinión, existentes en la mayoría
de las IPES cuyo objetivo es evaluar, a partir de la percepción
de la comunidad, el desempeño de ciertas funciones públicas.
En este contexto, con el propósito de coadyuvar a la eficiencia de los
procesos administrativos en beneficio de la comunidad universitaria, en el año
del 2005 el área financiera de la Universidad Autónoma de Baja
California (UABC) decidió implantar un Sistema
de Gestión de Calidad (SGC) para lograr la mejora
y aseguramiento de los procesos de gestión, vigilancia y rendición
de cuentas de los recursos financieros y patrimoniales de la institución
certificándolos primeramente, bajo los lineamientos de la Norma 9001:2000
y posteriormente bajo la versión actualizada de la Norma ISO
9001:2008; normatividad que establece la obligatoriedad de medir el desempeño
del sistema mediante encuestas de satisfacción del usuario con respecto
al cumplimiento de los requisitos descritos en los procesos. En la búsqueda
del logro de este propósito, la autoevaluación del área
financiera ha sido una preocupación constante de su directiva, quien
ha realizado un esfuerzo permanente para dar cuenta de sí misma a la
comunidad universitaria y facilitar a la institución cumplir con la misión
de promover alternativas viables que permitan el desarrollo, en todos sus ámbitos,
de la entidad y del país.
Realizar una autoevaluación de los servicios que se ofrecen hará
posible que el área financiera examine sus procesos y realice los ajustes
necesarios para cumplir a cabalidad sus objetivos de calidad, especialmente
en lo que se refiere a apoyar las necesidades de recursos de los usuarios. Además
ofrecerá la oportunidad de constatar la calidad de los servicios, de
identificar sus fortalezas y debilidades con el fin de potenciar sus recursos,
planificar acciones y estrategias para que sus servicios sean más eficaces
y eficientes.
Ante esta perspectiva y tomando conciencia de la relevancia de esta función,
el propósito de este trabajo es generar herramientas que permitan la
obtención de parámetros cuantitativos para conocer con qué
calidad se ofrecen los servicios en los Departamentos de Tesorería de
los distintos campus de una universidad pública.
Cuando se trata de una institución certificada para tales efectos, no
sólo debe contemplarse el aseguramiento de un ambiente de trabajo que
promueva iniciativas para la mejora de la calidad en la prestación del
servicio a usuarios, sino también considerar qué tan satisfechos
se encuentran éstos con los servicios que reciben (IMNC,
2001). En este marco, el concepto de satisfacción del usuario adquiere
una gran relevancia y por ello habitualmente se encuentra ligado a términos
como la calidad y evaluación. Así, los tres elementos convergen,
es decir, “se efectúa la evaluación para poder aplicar la
calidad y conseguir con ello la satisfacción del usuario” (Rey,
2000, p. 139). Incluso algunos autores sostienen que la satisfacción
y la calidad se encuentran tan interrelacionados que se consideran sinónimos
“hasta el punto de que los modelos de satisfacción pueden ser denominados
de calidad de servicio percibida”, (Miguel-Dávila y Flórez-Romero,
2008, p. 111) aun cuando se sabe que son constructos diferentes.
Ubicando a la satisfacción del usuario como un requerimiento que debe
cumplirse en los SGC y entendiendo que una manera de conseguirlo
es mediante la calidad del servicio, en esta investigación se considera
a la calidad del servicio como un antecedente de la satisfacción (Cronin
y Taylor, 1992; Miguel-Dávila y Flórez-Romero, 2008), ya que ésta
puede medirse en función de las percepciones que el usuario tenga de
los elementos de la calidad del servicio.
La dificultad en la evaluación de la calidad de los servicios radica
en que no sólo incluye los resultados obtenidos sino también las
evaluaciones del proceso de prestación del servicio. Los usuarios tienen
ciertas expectativas acerca de la calidad de los servicios antes de la compra
basándose en sus necesidades o experiencias (Gadotti y França,
2009). Según Varela, Prat, Voces y Rial (2006), la primera conceptualización
de la calidad percibida del servicio aparece en los trabajos de Grönroos,
para él, la fuente de información principal para medir la calidad
es la percepción del consumidor. En este modelo (modelo de la imagen)
la calidad del servicio es el resultado de integrar la calidad total en tres
tipos de dimensiones: calidad técnica (qué se da), calidad funcional
(cómo se da), y éstas se relacionan con la imagen corporativa
(Duque, 2005).
Pero el interés en la calidad del servicio alcanzó su apogeo en
los años 80 con los trabajos de Parasuraman, Zeithaml y Berry, quienes
definieron la calidad percibida como la amplitud de la discrepancia o la diferencia
que existe entre las expectativas o deseos de los clientes (servicio esperado)
y sus percepciones (servicio percibido (Duque, 2005). Su modelo fue denominado
ServQUAL, en éste se evalúan por separado
de las expectativas y percepciones de un cliente (usuario) y trabajaba con cinco
variables: Confianza (empatía), Fiabilidad, Responsabilidad, Capacidad
de respuesta y Tangibilidad (Duque, 2005).
En torno al modelo surgieron múltiples críticas, por ello a principios
de los años noventa Cronin y Taylor proponen una medida sólo basada
en las percepciones surgiendo así la escala ServPERF;
ésta es más corta, presenta menores problemas de validez. Este
nuevo modelo se compone de los 22 ítems de la escala ServQUAL,
pero utilizado exclusivamente para medir las percepciones del servicio (Montaña,
Rodríguez y Rodríguez, 2002).
Actualmente todos los reportes de literatura sobre la medición de la
calidad del servicio se basan precisamente en estos modelos de medición:
ServQUAL (Service Quality) y ServPERF
(Service Performance) debido a que su fiabilidad y eficacia ya ha sido demostrada
por innumerables investigaciones empíricas (González, 2003; Rebolloso,
Salvador, Fernández y Cantón, 2004; Morrillo, Morillo y Rivas,
2011; Mejías, Texeira, Rodríguez y Arzola, 2010).
El interés por la calidad de los servicios en las entidades financieras
ha crecido a la par de los modelos ServQUAL y ServPERF, encontrándose
varias investigaciones empíricas en este campo (Morillo et al., 2011;
Valdunciel, Flórez-Romero y Miguel-Dávila, 2007; Miguel-Dávila
y Flórez-Romero, 2008); No obstante, por lo que refiere a los servicios
que presta el área financiera de las universidades, no se encontró
evidencia de estudios en ese sentido; quizá se deba a que éstos
son múltiples y complejos; múltiples porque abarcan una gran gama
conceptos, y complejos debido a la combinación de aspectos tangibles
(pagos, comprobaciones de gasto, autorización de recursos extraordinarios,
la atención amable en caja) e intangibles (sensación de seguridad,
capacidad de respuesta y responsabilidad de los funcionarios).
Tomando como base la literatura revisada, en esta investigación la calidad
del servicio de la Tesorería se define como la correcta entrega del servicio,
que procura conseguir la satisfacción del usuario. Entendiendo por usuario
la persona o grupo de personas que utiliza o utilizará uno o varios de
los servicios que presta la dependencia.
II. Metodología
Esta investigación tiene un enfoque cuantitativo, es aplicada y su estrategia
metodológica se basó en un estudio descriptivo con diseño
no experimental. La unidad de análisis fue una universidad pública
multicampus que realiza actividades de docencia e investigación. La población
de estudio se constituye por los integrantes de comunidad universitaria (docentes,
administrativos y alumnos) del campus Ensenada.
Tabla I. Características demográficas los participantes
en el estudio
De ésta solamente respondieron 152 usuarios, cuyas características
se muestran en la Tabla I; como puede observarse, en su mayoría (63.2%)
pertenecen a la Unidad de Ensenada (Sauzal), también en su mayoría
(53.3%) los alumnos fueron los usuarios más participativos, siendo la
Caja de la Unidad Ensenada el área más evaluada, ya que el 52.6%
de los respondientes decidieron evaluarla. La técnica de recogida de
los datos fue un cuestionario que se envió vía correo electrónico
a toda la comunidad universitaria. La aplicación se efectuó durante
el mes de septiembre del 2013.
2.1 Diseño del instrumento
Para la recolección de los datos, se diseñó un cuestionario
que asegurara la validez del concepto calidad del servicio; para lograrlo, se
tomó en consideración: la revisión bibliográfica
de trabajos relacionados con el tema tales como: Duque (2005); Rebolloso et
al. (2004); Mejías et al. (2010); Cronin y Taylor (1992); y Morillo et
al. (2011).El cuestionario en su versión inicial se integró por
17 ítems agrupados en cuatro variables: la primera de ellas referida
a la Tangibilidad (5 ítems); la segunda Confiabilidad (6 ítems);
la tercera a la Capacidad de respuesta (3 ítems) y; finalmente, la cuarta
referida a la Empatía (3 ítems). El escalamiento fue de tipo Likert,
donde (1) Totalmente en desacuerdo, (2) En desacuerdo, (3) Ni de acuerdo ni
en desacuerdo, (4) De acuerdo, y (5) Totalmente de acuerdo. La puntuación
mínima para los ítems fue de 1 y la máxima de 5.
Dentro de los requisitos que debe cumplir cualquier instrumento de medición
se incluyen su reproducibilidad, utilidad y validez (Lamprea y Gómez-Restrepo,
2007) para que éste sea válido y confiable. La validez indica
la capacidad del instrumento para medir el constructo que se pretende cuantificar;
se refiere al “grado de confianza que se tiene de que la medición
corresponde a la realidad del fenómeno que se está midiendo”
(Lamprea y Gómez-Restrepo, 2007, p. 342). En esencia el término
validez da respuesta a la pregunta ¿con qué fidelidad responde
la población (o muestra) al atributo que se va a medir? En este trabajo,
la validez del instrumento se analizó de dos maneras: (1) validez de
contenido y (2) validez de constructo.
1) Validez de Contenido. El propósito del primer tipo de validez
consiste en obtener evidencia de que la definición semántica está
correctamente representada en los ítems formulados. La especificación
del índice cuantitativo de la validez de contenido del instrumento se
llevó a cabo mediante el Modelo de Lawshe modificado por Tristán
(2008), en este modelo se destaca que la razón de validez de contenido
debe ser igual o mayor a 0.5823.
En este proceso se trabajó con siete expertos, dos en la parte metodológica
y tres en el área de la calidad, a quienes se les pidió que evaluaran
por separado los ítems de un cuestionario de acuerdo a su relevancia
definida como la importancia del ítem para la evaluación de la
Calidad del servicio, con base en la siguiente escala: 1) Esencial, 2) Útil
pero no esencial, y 3) No importante. La información recabada de los
expertos se analizó a través de una hoja de cálculo de
Microsoft Excel 2010® y se determinó la razón de validez de
contenido (CVR y CVR’) para
cada uno de los ítems mediante las ecuaciones descritas en el Modelo
de Lawshe modificado (Tristán, 2008) y el Índice de Validez de
Contenido (CVI) para el instrumento global.
2) Validez de Constructo. Para evaluar la dimensionalidad del
instrumento se aplicó un Análisis Factorial Exploratorio (AFE)
mediante SPSS, en la extracción de factores se
empleó el método de Componentes Principales aplicando rotación
ortogonal Varimax, el cual posibilita una separación más clara
de las variables, al maximizar las correlaciones entre los ítems y sus
dominios (Morales, 2011).
2.2 Determinación de la Confiabilidad
La confiabilidad de un instrumento indica la exactitud con que el conjunto de
ítems miden lo que tendrían que medir (Ebel, 1977, citado por
Corral, 2009) y se refiere al grado en que su aplicación repetida al
mismo sujeto produce resultados iguales (Hernández et al., 2003).Las
técnicas más conocidas para determinar la confiabilidad de un
instrumento son el Coeficiente Kuder-Richarson y el Coeficiente Alfa de Cronbach
(Campo-Arias y Oviedo, 2008). El primero se emplea para determinar la consistencia
interna de escalas dicotómicas, mientras que el coeficiente Alfa de Cronbach
generalmente se utiliza para escalas politómicas. La consistencia interna
varía en el rango de 0 a 1; donde 0 significa confiabilidad nula y 1
representa confiabilidad total (Corral, 2009). Dadas las características
de los ítems, en esta investigación la confiabilidad se determinó
a través del alfa de Cronbach con la intención de establecer la
medida en la cual el concepto de Calidad del servicio está presente en
cada uno de los ítems y el grado en que éstos pertenecientes a
una escala se correlacionan entre sí (Campo-Arias y Oviedo, 2008; Carretero-Dios
y Pérez, 2005).
III. Resultados
Tal como se comentó en la parte metodológica, el abordaje teórico
del constructo dio como resultado un instrumento integrado por 17 ítems
agrupados en cuatro variables. Este instrumento (versión inicial) se
trabajó en la segunda etapa; en ésta, tomando como base el juicio
de los expertos, se determinó la razón de validez de contenido
(CVR y CVR’) teniendo en cuenta
el criterio modificado de Lawshe (Tristán, 2008), los ítems aceptables
son aquellos cuya CVR’ sea mayor a 0.58.
Tabla II. Determinación
de la Razón de Validez de Contenido
Como puede observarse en la Tabla
II, todos los ítems calificaron por arriba del valor aceptable (0.58)
así, la validez global calculada del instrumento mediante el modelo Lawshe
fue de 0.95 ó 95. Considerando los resultados, el instrumento que se
elaboró fue exitoso, ya que después de haber sido valorado por
los siete expertos, tanto prácticos como metodológicos, logró
obtener una puntuación por encima de 0.58 (Tristán, 2008).
La validez del constructo se efectuó a través de un AFE
de primer grado, mediante el método de análisis de componentes
principales con rotación tipo Varimax, este análisis consiste
en simplificar la información que nos da la matriz de correlaciones para
hacerla fácilmente interpretable (Morales, 2011). Previamente para garantizar
que los datos se ajustan al modelo se verificó el índice de KMO
(Kaiser-Meyer-Olkin) encontrando un KMO=0.93 por lo que
cabe esperar un buen ajuste factorial (Lévy y Varela, 2003).
Posteriormente, a fin de determinar el número de factores a rotar se
utilizó el procedimiento del grafico de sedimentación (Morales,
2011) en el que aparecen un número de factores semejante al modelo inicial.
Tabla III. Varianza explicada
La Tabla III muestra que la extracción de cuatro factores explica en conjunto un 74.59% varianza total; el primer factor alcanza el 27.52% de la variación, el segundo un18.42%, el tercer factor explica el 17.76% y el cuarto factor, un 10.87%.
Tabla IV. Matriz
Rotada
Como puede observarse en la matriz
rotada (Tabla IV), todos los ítems tienen correlaciones altas (>0.5)
con todos los factores del cuestionario, destacan por su magnitud los coeficientes
de correlación entre los factores 1 y 2, Responsabilidad y empatía
del personal y Aspectos tangibles del servicio. Lo más claro es que los
usuarios del servicio perciben notoriamente la responsabilidad y la empatía
del personal. Del análisis del cuestionario de 17 ítems de calidad
del servicio en una muestra de N=152, los ítems pertenecientes a las
variables propuestas inicialmente se reordenaron de acuerdo a su carga factorial
en diferentes factores, de ahí la necesidad de renombrarlos.
Los factores quedan integrados de la siguiente manera: En el primer factor aparece
el mayor número de ítems con cargas altas: 13, 15, 12, 16, 14,
10 y 6, los cuales se refieren principalmente a la responsabilidad y empatía
del personal; el segundo factor agrupa los ítems 1,2, 3 y 4 todos relacionados
con aspectos tangibles del servicio; el tercer factor se componen de los ítems
7, 8, 9 y 11 vinculados a la confianza del personal; en el cuatro factor quedaron
ubicados solamente los ítems 17 y 5 conectados con la comodidad de horario
y ubicación.
La confiabilidad del instrumento se determinó a través del análisis
de consistencia interna, alfa de Cronbach; este análisis reveló
que la confiabilidad global fue de 0.943 dato que podría considerarse
con un nivel bueno, para su aplicación. De igual manera, se analizó
la confiabilidad de cada una de las subescalas (Variables) del instrumento,
encontrando que la variable Responsabilidad y empatía del personal es
la que presenta el índice más alto de α =0.927 con respecto
a las otras variables; enseguida se encuentra la variable Confianza del personal
con el índice de consistencia interna de α=0.896, luego la variable
Aspectos tangibles del servicio con un alfa de 0. 815; y finalmente, la variable
de Comodidad de horario y ubicación con la confiabilidad más baja
de α=0.658, ésta última mínimamente aceptable de acuerdo
al criterio establecido en García (2009).
Al final, el instrumento de medición quedó integrado por 17 ítems
distribuidos en las cuatro variables aquí propuestas, correspondiéndole
Responsabilidad y Empatía del personal 7 ítems, a la variable
Aspectos tangibles del servicio 4 ítems, a la variable Confianza del
personal 4 ítems y finalmente, 2 ítems para la variable Comodidad
de horario y ubicación.
IV. Discusión
En general, los resultados revelan que las cuatro variables propuestas para
el presente estudio en su mayoría presentan cargas factoriales satisfactorias,
las cuales son aptas para ser incluidas como factores integrantes del instrumento;
así el modelo que contaba inicialmente con 17 ítems permaneció
sin reducir justificado a través de la validación de contenido
y de constructo, así como la fiabilidad determinada por el alfa de Cronbach.
La determinación de la validez de contenido del instrumento mediante
el método de Lawshe modificado por Tristán indica, que en su conjunto,
los ítems muestran buena claridad en relación a la especificidad
del concepto, al alcanzar un Índice de Validez global (CVI)
de 0.95 (95%).
Por lo que se refiere a la validez de constructo, ésta se determinó
mediante el análisis factorial exploratorio empleando el método
de análisis de componentes principales con rotación tipo Varimax;
encontrando una matriz rotada que permitió identificar que la variable
de mayor peso corresponde Responsabilidad y empatía del personal, con
7 ítems; en segundo lugar, la variable referida a los Aspectos tangibles
del servicio, con 4 ítems; en tercer lugar, la Confianza del personal,
con 4 ítems, y finalmente, Comodidad de horario y ubicación con
2 ítems.
Al analizar la confiabilidad de las variables, se ha comprobado la versión
final del instrumento de 17 ítems presenta un índice de confiabilidad
global de 0.943, considerándose un puntaje aceptable. Los índices
de consistencia interna de cada una de las variables oscilaron entre 0.658 y
0.927, siendo considerados apropiados sobre todo cuando se trata de un instrumento
que se encuentra en las primeras fases de desarrollo.
En conclusión, el análisis de evaluación constató
que el instrumento desarrollado posee características psicométricas
adecuadas, por lo que unido a su brevedad y fácil aplicación,
puede servir como base para la realización de futuras investigaciones
empíricas y convertirse en una herramienta importante, para monitorear
la Calidad del Servicio de los departamentos de Tesorería de los distintos
campus, en este caso, de la universidad pública sujeto de estudio.
El aporte del presente estudio fue la propuesta y consecuente validación
de un instrumento en el área de calidad del servicio sustentado en dos
razones importantes: primero por considerar fundamental para desarrollar estrategias
que mejoren los procesos de gestión, vigilancia y rendición de
cuentas de los recursos financieros y patrimoniales de la institución;
y segundo, pretende servir de modelo metodológico en investigaciones
similares del área. Se recomienda continuar con la aplicación
del instrumento a fin de consolidar el proceso de validación aquí
iniciado. Cabe señalar que aun cuando este estudio está en fase
de desarrollo, tiene algunas limitaciones como el hecho de que la muestra utilizada
es por conveniencia, situación que debe ser considerada como una debilidad
para la generalización de resultados.
Finalmente cuando se aplique el instrumento en futuras investigaciones deberá
recordarse que la confiabilidad más que una característica del
instrumento de medición, es una propiedad de las puntuaciones obtenidas
cuando se administra bajo condiciones específicas (Aiken, 2003) por tanto,
será necesario volver a determinar la confiabilidad en cada ocasión
que se aplique el cuestionario.
Referencias
Aiken, L. (2003). Tests psicológicos y evaluación. México:Pearson.
Campo-Arias, A. y Oviedo, H. (2008). Propiedades psicométricas de una
escala: la consistencia Interna. Salud Pública, 10(5),
831-839.
Carretero-Dios, H. y Pérez, C. (2005). Normas para el desarrollo y revisión
de estudios instrumentales. International Journal of Clinical and Health
Psychology, 35(30), 521-551.
Corral, Y. (2009). Validez y confiabilidad de los instrumentos de investigación
para la recolección de los datos. Revista Ciencias de la educación,
18(33), 228-247.
Cronin, J. J. y Taylor, S. A. (1992). Measuring service quality: a reexamination
and extension. Journal of Marketing, 56, 55-68.
Duque, E. J. (2005, enero-junio). Revisión del concepto calidad del servicio
y sus modelos de medición. INNOVAR, Revista
de Ciencias Administrativas y Sociales, 64-80.
Gadotti, S. J. y França, A. l. (2009). La medición de la calidad
del servicio: una aplicación en empresas hoteleras. Revista Europea
de Dirección y Economía de la Empresa, 18(2), 175-186.
García, I. M. (2007). La nueva gestión pública: evolución
y tendencias. Presupuesto y Gasto Público, 47, 37-64.
García. C. C. (2009). La medición en las ciencias sociales y en
la psicología. En H. R. Landero y R. M.González (Eds.), Estadística
con SPSS y metodología de la investigación (pp. 139-166).
México: Trillas.
González, I. (2003). Determinación de los elementos que condicionan
la calidad de la universidad: Aplicación práctica de un análisis
factorial. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación
Educativa, 9(1), 83-96.
Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2003). Metodología
de la investigación. México: Interamericana.
Instituto Mexicano de Normalización y Certificación [INMC]. (Eds).
(2001). Norma ISO 9001 Sistema de Gestión de la
Calidad. México: Autor.
Lamprea, J. A. y Gómez-Restrepo, C. (2007). Validez en la evaluación
de escalas. Revista Colombiana Psiquiatría, XXXVI(2),
340-348.
Lévy, J. P. y Varela, J. (2003). Análisis multivariante para
las ciencias sociales. Madrid: Pearson.
Mejías, A., Teixeira, J., Rodríguez, J. y Arzola, M. (2010).
Evaluación de la calidad de los servicios universitarios no académicos
en una universidad venezolana. 8th Latin American Conference for Engineering
and Technology, Arequipa Perú.
Miguel-Dávila, J. A. y Flórez-Romero, M. (2008). Calidad del servicio
percibida por clientes de entidades bancarias de Castilla y León y su
repercusión en la satisfacción y la lealtad a la misma. Pecvnia,
105-128. Recuperado de http://revpubli.unileon.es/ojs/index.php/Pecvnia/article/view/790
Montaña, J., Rodríguez, E. y Rodríguez, H. (2002). Evaluación
de la calidad de los servicios públicos domiciliarios. Revista Colombia
de Marketing, 3(5). Recuperado de http://editorial.unab.edu.co/revistas/rcmarketing/pdfs/r35_art3_c.pdf
Morales, P. (2011). El análisis factorial en la construcción
e interpretación de test, escalas y cuestionarios. Recuperado de
http://www.upcomillas.es/personal/peter/investigacion/análisisfactorial.pdf
Morrillo, M. del C., Morillo, C. y Rivas, D. E. (2011). Medición de la
calidad del servicio en las instituciones financieras a través de la
escala ServQUAL. Contaduría y Administración,
234, 101-130.
Moyado, F. (2011). Gobernanza y calidad en la gestión pública.
Estudios Gerenciales, 27(120), 205-223.
Peters, M. (2013). Managerialism and the neoliberal university: Prospects for
new forms of “open management” in higher education. Contemporary
Readings in Law and Social Justice, 5(1), 11-26.
Rebolloso, E., Salvador, C., Fernández, B. y Cantón, P. (2004).
Análisis y ampliación del ServQUAL en los
servicios universitarios. Revista de Psicología del Trabajo y de
las Organizaciones, 20(3), 355-373.
Rey, C. (2000). La satisfacción del usuario: un concepto en alza. Anales
de Documentación, 3, 139-153.
Tristán, A. (2008). Modificación al modelo de Lawshe para el dictamen
cuantitativo de la validez de contenido de un instrumento objetivo. Avances
en medición, 6(1), 37-48.
Valdunciel, L., Flórez-Romero, M. y Miguel-Dávila, J.A. (2007).
Analisis de la calidad del servicio que prestan las entidades bancarias y su
repercusión en la satisfacción del cliente y la lealtad hacia
la entidad. Revista Asturiana de Economía, 38, 79-107.
Varela, J., Prat, R., Voces, C. y Rial, A. (2006). Una nueva escala para la
evaluación de la calidad de los servicios de hostelería. Psicothema,
18(1),135-142.
Waissbluth, M. y Larraín, F. (2009). Modelos de gestión pública:
implicancias para la planificación, evaluación y control de gestión
del Estado. Un mejor estado para Chile. Santiago de Chile: Consorcio para
la Reforma del Estado.
Para citar este artículo,
le recomendamos el siguiente formato:
Alcantar, V. M., Maldonado-Radillo,
S. E. y Arcos, J. L. (2015). Medición de la calidad del servicio en el
área financiera de una universidad pública: desarrollo y validación
del instrumento. Revista Electrónica de Investigación Educativa,
17(1), 146-160. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol17no1/contenido-alarcon-mald-arcos.html