Revista Electrónica de Investigación
Educativa
Vol. 17, Núm. 1, 2015
Ética
profesional en estudiantes de posgrado
en dos universidades mexicanas
Cecilia Navia Antezana (1)
ceeeci@yahoo.com
Ana Hirsch Adler (2)
anaha007@yahoo.com.mx
(1) Universidad Pedagógica Nacional
(2) Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Estudios sobre la Universidad y la Educación
(Recibido: 7 de octubre de 2013; aceptado para su publicación: 28 de
octubre de 2014)
Resumen
El objetivo del artículo es presentar el proceso y algunos de los resultados
de investigación sobre ética profesional de dos universidades
mexicanas: la Universidad Nacional Autónoma de México, con el
Proyecto de investigación sobre Ética Profesional y la
Universidad Autónoma del Estado de Morelos, con el proyecto Ética
Profesional en la Formación de Profesores. En las dos investigaciones
se compartieron elementos significativos: los objetivos, el marco teórico,
el considerar como sujetos de estudio a estudiantes del nivel de posgrado, un
instrumento de recopilación de información y la metodología
de análisis. Encontramos una fuerte presencia de las Competencias Cognitivas
y Éticas, aunque uno de los rasgos de las Éticas “Prestar
el mejor servicio a la sociedad” obtuvo un bajo porcentaje. Se localizaron
importantes contradicciones en relación a los rasgos de “Formación
continua”, “Ser trabajador” y “Respeto”.
Palabras clave: Ética profesional, estudiantes de posgrado,
México.
I. Introducción
Se presenta el proceso y los principales resultados de investigación
sobre ética profesional de dos universidades mexicanas: la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), con
el Proyecto de investigación sobre Ética Profesional
y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM)
con el proyecto Ética Profesional en la Formación de Profesores,
que consideró en el trabajo empírico a los egresados de las dos
generaciones de la Especialidad en Herramientas Básicas para la Investigación
Educativa (EHBIE), cuyos estudiantes son profesores en
servicio de escuelas normales de diversas regiones del país.
Se compartieron elementos significativos en ambas universidades, como son: los
objetivos, el marco teórico, el considerar como sujetos de estudio a
estudiantes del nivel de posgrado, un instrumento de recopilación de
información y la metodología de análisis.
El principal objetivo es contribuir a la generación de conocimiento sobre
la ética profesional en el ámbito universitario y proponer lineamientos
para la formación en este campo temático. La construcción
del marco teórico sobre ética profesional, que se inició
en el 2002 en la UNAM, integra las aportaciones que se
produjeron en la última década a nivel nacional e internacional.
El instrumento que se aplicó en las dos casas de estudio consistió
en un cuestionario-escala que cuenta con la pregunta abierta acerca de los cinco
principales rasgos de “ser un buen profesional” y de una escala
de actitudes con 55 proposiciones. En la UNAM se aplicó
a una muestra de 1,086 estudiantes en 2004 y 2005 y a una de profesores e investigadores
en 2006 y 2007. En la UAEM, en el 2003, se aplicó
a 42 egresados de la especialidad.
En cuanto al procedimiento de análisis de la información, se capturaron
todas las respuestas de la pregunta abierta y se clasificaron en cinco tipos
de competencias: cognitivas, técnicas, éticas, sociales y afectivo-emocionales
y en 17 rasgos en total que corresponden a las competencias. Los resultados
de la escala de actitudes se procesaron en el Programa Estadístico SPSS,
utilizando el mismo criterio de ordenación que en el caso de la pregunta
abierta. Se definieron cuatro rangos, con base en los porcentajes de cada uno
de los 17 rasgos: alto, medio y bajo y rasgos no coincidentes entre las respuestas
a la pregunta abierta y a la escala.
Una vez que se revisaron los elementos comunes de ambas instituciones, se consideró
importante llevar a cabo la investigación sobre ética profesional
en la UAEM en la Especialidad en Herramientas Básicas
para la Investigación Educativa y comparar los resultados, aun cuando
el trabajo de campo se llevó a cabo en periodos diferentes. Se tomó
esa decisión por considerar de relevancia valorar el instrumento de recopilación
de información y el procedimiento de análisis metodológico,
con el fin de contribuir, con mayores elementos de juicio, a los aportes metodológicos
sobre este campo temático en el contexto del posgrado universitario.
También se consideró significativo incursionar acerca de la ética
profesional con profesores en servicio de instituciones formadoras de docentes.
II. Marco teórico
Aunque se consultó un gran número de autores a lo largo del proceso
de investigación, los más relevantes son Hortal (2002), Aluja
y Birke (2004) y Beauchamp y Childress (2001 y 2013). En la especialidad de
la UAEM se agregaron los aportes de Yurén (2003).
Los principales elementos teóricos son:
1. Profesión y ética profesional. Retomamos la propuesta
de Bermejo (2002) sobre qué es una profesión. La conceptualiza
desde el punto de vista subjetivo con base en la perspectiva de quien la practica
y del objetivo con respecto al ámbito en donde se desarrollan sus actividades.
En el primer caso, quienes la ejercen van transformando algunas de sus disposiciones
personales y consolidando, a través de su trabajo, un nuevo modo de vinculación
con la sociedad. Además, el ingreso en una actividad y en una comunidad
profesional dota al profesional de identidad y sentido de pertenencia. En el
sentido objetivo, se refiere a la necesidad de una larga preparación,
para adquirir competencias, grados académicos y ciertos rasgos como son:
dedicación exclusiva, monopolio de la actividad profesional, reconocimiento
social y autonomía profesional.
Con respecto a la definición de ética profesional, Fernández (en Fernández y Hortal, 1994) considera que es:
(…) la indagación sistemática acerca del modo de mejorar cualitativamente y elevar el grado de humanización de la vida social e individual, mediante el ejercicio de la profesión. Entendida como el correcto desempeño de la propia actividad en el contexto social en que se desarrolla, debería ofrecer pautas concretas de actuación y valores que habrían de ser potenciados. En el ejercicio de su profesión, es donde el hombre encuentra los medios con que contribuir a elevar el grado de humanización de la vida personal y social. (p. 91).
2. Principios de la ética profesional. El tema de los principios
de la ética profesional es el principal eje del marco teórico.
Los más aceptados por la mayor parte de los autores en este campo temático
son: Beneficencia, No Maleficencia, Autonomía y Justicia (Beauchamp y
Childress, 2001).
Con respecto al primer principio, Bermejo (2002, p. 75) indica que la palabra
beneficencia está compuesta de dos vocablos de origen latino, bene
y facere, que podrían traducirse como hacer el bien. Hace referencia
a la consecución de determinados bienes específicos de la práctica
profesional correspondiente e implica todas las formas de acción profesional
que buscan beneficiar a otras personas. La No Maleficencia enfatiza la obligación
de no infligir daño a otros y consiste en actuar de manera que no se
ponga en riesgo o se lastime a las personas.
Beauchamp y Childress (2001) y Bermejo (2002) afirman que “la palabra
autonomía procede del griego: autos (sí mismo) y nomos
(ley) y hace referencia a la capacidad que tiene cada cual de darse a sí
mismo sus propias normas, procurando construir la propia vida a partir de ellas”.
En este principio hay dos acepciones. Una de ellas se centra en el profesional,
que requiere independencia y libertad para poder realizar adecuada y éticamente
su trabajo y la otra se centra en el beneficiario, que posee derechos que deben
ser respetados. Ambas posturas son complementarias.
El principio de Justicia, en términos de la ética profesional,
tiene un carácter restringido, pues se preocupa fundamentalmente de promover
una distribución racional y justa de los recursos, que son siempre escasos
y que se requieren para conseguir múltiples y variados fines.
3. Influencias económicas, técnicas y organizacionales en el ejercicio
profesional. La idea de incorporar este apartado proviene de la lectura
de la obra de Hortal (2002) y se fue enriqueciendo con bibliografía referente
a la influencia del desarrollo tecnológico en la toma de decisiones de
carácter ético. Hortal afirma que casi todas las profesiones están
expuestas al menos a tres tipos de mediaciones: técnicas, económicas
y organizacionales. La primera se refiere a la influencia que tiene la enorme
expansión de la tecnología a nivel mundial y al dominio de los
medios por sobre los fines. La difusión de la mentalidad técnica
tiende a inhibir la responsabilidad ética de los sujetos, permitiendo
que se diluya entre los instrumentos y los procedimientos. La mediación
económica trata acerca de que los profesionales tienen que trabajar con
recursos limitados y en los márgenes que garanticen la viabilidad económica
de las compañías y organizaciones en donde trabajan. La escasez
de empleos y la falta de seguridad laboral representan un enorme obstáculo
cuando se requiere tomar decisiones de carácter ético. La mediación
organizacional tiene que ver con la actuación de los profesionales dentro
de los marcos institucionales. Si las organizaciones tienen un comportamiento
ético, el profesional tendrá la oportunidad de trabajar de modo
responsable. Si no son éticas, encontrará fuertes obstáculos
para poder hacerlo.
4. Responsabilidad profesional. Los elementos significativos que se trabajaron,
principalmente a partir de Escámez y Gil (2001), son: preguntas clave,
capacidades que se requieren para ser responsable, situaciones en las que puede
encontrarse el profesional responsable, conceptos de responsabilidad y tipos
de análisis que se requieren, responsabilidad individual y colectiva,
la complicada articulación entre la responsabilidad individual y la institucional
y responsabilidad ética y jurídica.
5. Ética de la investigación científica. En la
primera etapa del proyecto se revisaron los siguientes rubros: axiología
de la ciencia, valores clásicos de la investigación científica,
principios básicos, debate sobre la universidad en la Comunidad Europea,
funciones sociales de la ciencia, ética como parte de las competencias
científicas, metas de la enseñanza ética, responsabilidad
en la ciencia, ética profesional en el contexto universitario y comités
de ética. Después se incorporó el libro de Aluja y Birke
(2004), que se considera una obra imprescindible sobre este tema.
6. Conductas no éticas. Este aspecto no se había considerado
en los primeros años de desarrollo del proyecto de investigación.
Se incorporó después con base en la lectura del libro de Aluja
y Birke (2004) y más adelante con los de Shamoo y Resnik (2009), D´Angelo
(2012) y Macrina (2014). Los autores afirman que este tipo de acciones constituyen
un grave problema para la integridad científica y que debe resolverse
por las consecuencias que acarrea para las universidades y para la comunidad
científica. Las tres conductas éticamente inaceptables en que
coinciden la mayor parte de los documentos internacionales son: fabricación
de datos, falsificación de datos y plagio. Son numerosas y diversificadas
las conductas éticamente cuestionables, que se refieren, por ejemplo,
a temas como publicaciones, estudiantes de posgrado, tutores, etc. (Aluja y
Birke, 2004).
7. La ética profesional es parte de las éticas aplicadas.
Etxberria (2002) considera que una ética aplicada está centrada
de modo explícito en un campo concreto de la actividad humana, a los
que aplica su saber fundamental. Tiene un doble cometido: utiliza en la actividad
profesional criterios y principios de la ética básica y aporta
criterios o principios específicos. Su objetivo es proporcionar los elementos
que se requieren para estructurar un proceder ético habitual en el ejercicio
profesional. Se alimenta de dos fuentes: ética de las profesiones y criterios
profesionales que aportan las disciplinas científicas. No les incumbe
solucionar los casos concretos, sino diseñar los valores, principios
y procedimientos que se podrán tomar en cuenta en los diversos casos,
pues es un marco reflexivo para la toma de decisiones.
8. Ética y deontología profesionales. Hortal (en Fernández
y Hortal, 1994) plantea la diferencia entre ética profesional y deontología
profesional. La primera se ubica en el tema del bien, con una pregunta central:
¿cuáles son los bienes y servicios que proporcionan cada una de
las profesiones? Complementariamente, la deontología profesional se ocupa
de deberes y obligaciones y busca formular un conjunto de normas exigibles a
todos los que ejercen una misma profesión. En el ámbito de la
deontología se ubican los diversos códigos de ética profesional.
9. Conflictos y dilemas éticos. Beauchamp y Childress (2001), consideran
que:
Los dilemas morales son circunstancias en las cuales las obligaciones morales demandan (…) que una persona adopte una de dos (o más) acciones alternativas, aun cuando la persona no puede realizar todas las alternativas requeridas. Estos dilemas ocurren en por lo menos dos formas: 1. Alguna evidencia o argumento indica que un acto es moralmente correcto y alguna otra evidencia o argumento indica que es moralmente incorrecto. La evidencia o la fuerza del argumento en ambos casos es inconclusa y 2. Un agente cree que, con una base moral, él o ella están obligados a realizar dos (o más) acciones mutuamente excluyentes. (pp. 10 y 11).
10. Identidad profesional. Desde la teoría se indagó:
qué es la identidad profesional, diversificación y segmentación
de las profesiones y su relación con la identidad profesional, jurisdicciones
profesionales, la identidad profesional como proceso y como parte de las comunidades;
vinculación entre docencia e investigación; relación entre
identidad personal y vida profesional; identidad profesional y capital social
y desajustes en la identidad profesional.
11. Competencias en educación. Como todos los resultados del
trabajo de campo se clasificaron por tipos de competencias y sus correspondientes
rasgos, se consideró necesario profundizar sobre el tema. Para Escámez
y Morales (2007) existen al menos tres concepciones acerca de las competencias
en educación: saber hacer, que enfatiza el desempeño en el aprendizaje;
capacidad, que se refiere principalmente a la potencialidad de todo ser humano
y la vinculación entre ambas, que consiste en que la potencialidad del
sujeto “puede transformarse en acto, a través de conductas observables”.
Los autores sintetizan sus seis características: aprendizajes adquiridos
en contexto, son aprendizajes de carácter complejo, se manifiestan en
desempeños, son evaluables, apuntan a la transversalidad y requieren
del aprendizaje durante toda la vida.
12. Ética profesional docente. Se buscó primero contestar
a tres preguntas: ¿por qué es importante la enseñanza de
la ética profesional?¿cómo se soluciona esa necesidad formativa?
y ¿qué enseñar en ética profesional? Después
se exploraron los siguientes temas: dilemas, tensiones y contradicciones en
la conducta ética de los profesores y ética profesional basada
en principios y su relación con la docencia.
13. Propuestas de formación en ética profesional. Este
tema da cuenta del segundo objetivo general del proyecto de investigación.
Durante años se recuperaron propuestas en México y en otros países
que fueron de enorme utilidad, además de contribuir a enriquecer el marco
teórico, para diseñar los instrumentos de recopilación
de información y para el análisis e interpretación de resultados.
14. Dimensiones de la ética profesional. Retomamos a Yurén
(2003), quien señala que el ethos profesional constituye uno de los elementos
de la identidad profesional y se configura como elemento identitario en el marco
de una cultura profesional. La profesión se va construyendo a partir
de las actividades que las personas realizan y no a partir de lo prescrito,
lo que nos permite entender que la formación del ethos profesional se
da en el ejercicio de las actividades que cotidianamente realiza el profesional.
En una persona, el ethos del profesional se va configurando a partir
de internalizar todos o algunos de esos elementos en su sistema disposicional,
formando en la persona una moral, comprendida como una manera de comportarse
en relación con los otros en el campo profesional, que está ligada
al carácter, este último como un modo de ser. Aunado a ello el
profesional desarrolla la capacidad de efectuar procedimientos de juicio para
la toma de decisiones, así como de autorregulación para poder
hacer lo que ha determinado que debe hacerse. Estas tres dimensiones de la ética
profesional están interconectadas (Yurén, 2003):
a) la eticidad profesional conocida como “ética profesional” que consiste en un conjunto de prescripciones externas y anteriores al sujeto; b) el comportamiento o conducta moral de los sujetos en el ejercicio profesional y c) el ethos profesional que es el sistema disposicional del sujeto puesto en relación con los problemas sociomorales que se generan en el campo profesional y que se configura tanto por la internalización de valores, pautas de valor y códigos de conducta como por los procedimientos de juicio moral y de autorregulación que sigue cada sujeto para tomar decisiones y actuar. (pp. 271-272).
III. Metodología
En la UNAM se construyó un cuestionario-escala
(Hirsch, 2005) sobre ética profesional, que consta de la pregunta abierta
acerca de cuáles son los cinco principales rasgos de “ser un buen
profesional” y una escala de actitudes con 55 proposiciones. Se aplicó
a una muestra de 1,086 estudiantes de posgrado de todas las áreas de
conocimiento en 2004-2005.
Se utilizó el mismo instrumento, con algunas adecuaciones, en la Especialidad
de la UAEM con 42 estudiantes. Los ajustes consistieron
en la integración de tres proposiciones relacionadas con habilidades
técnicas: “No siempre me da tiempo de planear bien el curso y cada
una de mis clases”, “No considero que sea tan importante favorecer
la vinculación entre teoría y práctica en el aula”
y “Cuando me enfrento a un problema en mi práctica docente
no suelo buscar nuevas herramientas didácticas para resolverlo”
y la integración del rasgo Eficiencia, productividad y actitud competitiva.
El tratamiento de la información de la pregunta abierta (de la cual se
realizó un análisis de contenido y de frecuencias) y de la escala
(que se basó en un manejo estadístico y una evaluación
cualitativa), se llevó a cabo mediante la clasificación en cinco
tipos de competencias y sus rasgos correspondientes, a partir de dos fases.
Primero se llevó a cabo el análisis por cada institución
(en ambas estrategias de indagación) y después se realizó
el análisis comparativo por medio de una tabla en la que se ubicaron
los resultados de la pregunta abierta y escala por cada universidad (ver Tabla
I).
Con fines de sintetizar los hallazgos todos los rasgos, en las dos fases, se
ubicaron en cuatro rangos: Alto, Medio y Bajo (de acuerdo a los porcentajes
de respuestas positivas) y el de rasgos no coincidentes. Ahí se ubicaron
aquellos elementos que obtuvieron porcentajes altos y bajos de una manera diferenciada,
tanto en las universidades consideradas como en las estrategias de indagación.
Tabla I. Resultados de la pregunta abierta de “ser un
buen profesional” y escala de actitudes
IV. Breve descripción de las muestras de estudiantes de posgrado
En la muestra de 1,086 estudiantes de los 40 posgrados de la UNAM,
la mitad son hombres y la mitad mujeres. Se trata de una población muy
joven, ya que el 13% era menor de 25 años, el 60.9% entre 25 y 35, el
15.4% estaba en el rango de entre 36 y 45, el 5.9% entre 46 y 55 y sólo
el 1% resultó mayor de 55 años. Los alumnos de mayor edad se ubicaban
principalmente en las Áreas de Ciencias Sociales y de Humanidades y Artes.
El 15.1% estaba estudiando el doctorado y el 84.9% la maestría.
En la muestra de 43 estudiantes de la EHBIE de la UAEM,
prevalecen las mujeres, representando el 56%, mientras que el 44% son hombres.
El 23% tiene menos de 35 años, el 38% entre 36 y 45 y el 37% entre 46
y 55 años. Solo el 2% resultó mayor de 56 y 60 años. La
diferencia de edad en ambas muestras se debe a que todos los estudiantes de
la Especialidad eran profesores en servicio de escuelas normales, mientras que
en la UNAM la gran mayoría eran estudiantes recién
egresados de la licenciatura. El 72% de los estudiantes de la Especialidad contaba
con estudios de maestría, 12% con doctorado y otro 12% con licenciatura.
V. Resultados del trabajo empírico
5.1. Rasgos de ser un “buen profesional”
En los resultados obtenidos en la UNAM a la pregunta abierta,
¿Cuáles son los cinco principales rasgos de “ser un buen
profesional”? se obtuvieron 5,435 respuestas y se encontró que
por tipos de competencias los dos porcentajes más altos recayeron en
las Éticas (35.46%) y en las Cognitivas (31.97%). Después están
las Sociales (13.94%), Afectivo emocionales (11.19%) y Técnicas (7.43%)
(Hirsch, 2007).
En la UAEM en esta misma pregunta se aportaron 237 respuestas,
que se organizaron en los cinco tipos de competencias. Los dos mayores porcentajes
están en las Éticas (35.50%) y en las Cognitivas (25.20%). Le
siguen las Técnicas (19.10%), Afectivo emocionales (10.50%) y Sociales
(6.40%) (Yurén, Navia y Hirsch, 2013).
La diferencia más importante entre ambas instituciones, con respecto
al tipo de competencias, se ubica fundamentalmente en las Técnicas, que
en la UAEM se posiciona en un tercer sitio y en la UNAM
en el último lugar.
En referencia a los rasgos correspondientes a los tipos de competencias, en
la UNAM las respuestas están dispersas, porque
sólo uno de ellos obtuvo un alto porcentaje: “Conocimiento, formación,
preparación y competencia profesional” (19.21%), mientras que “Responsabilidad
y compromiso” y “Ética Profesional y personal” quedaron
en la segunda y tercera posición. Solo tres rasgos obtuvieron un porcentaje
mayor del 7%: “Formación Continua”, “Honestidad”
y “Disciplina y Dedicación”. Cuatro rasgos tienen más
del 5%: “Capacidad Emocional”, “Innovación”,
“Servicio a la Sociedad” e “Identidad Profesional”.
El resto fue seleccionado por pocos estudiantes.
En la UAEM el resultado más alto está en
el rasgo de “Responsabilidad y compromiso” (15.6%). Le siguen “Habilidades
técnicas” (12.3%), “Conocimiento, formación, preparación
y competencia profesional” y “Formación Continua” (ambos
con 10.5%). Más del 5% tienen “Ética profesional y personal”,
“Eficiencia, productividad y actitud competitiva”, “Capacidad
emocional” y “Honestidad”.
Si comparamos ambas instituciones en cuanto a los rasgos, encontramos lo siguiente:
En el rango Alto de los porcentajes obtenidos, ambas universidades comparten
los siguientes rasgos: “Conocimiento”, “Responsabilidad y
compromiso”, “Ética profesional y personal” y “Formación
continua”. Las diferencias son las siguientes: en el caso de la UNAM,
dos rasgos no compartidos están en el rango alto: “Honestidad”
y “Disciplina y dedicación”. En el caso de la UAEM
se ubican “Habilidades técnicas” y “Eficiencia”.
En el rango Medio ambas comparten los siguientes rasgos: “Capacidad emocional”,
“Identificación con la profesión”, “Prestar
el mejor servicio a la sociedad” e “Innovación”. No
coinciden los de “Habilidades técnicas” y “Eficiencia”
que, como ya se dijo, se encuentran en la UAEM en el rango
alto. En esta última universidad hay además los siguientes rasgos
no compartidos en el nivel medio con la UNAM: “Honestidad”
(que se encuentra en el nivel alto en la UNAM) y “Trabajo
en equipo” (que se encuentra en el nivel bajo en la UNAM).
En el rango Bajo, en las dos instituciones se comparten cuatro rasgos: “Respeto”,
“Comunicación”, “Compañerismo y relaciones”
y “Trabajo en equipo”. La diferencia más importante es que
el rasgo de “Disciplina y dedicación”, que en la UAEM
se encuentra en este nivel, en la UNAM se ubica en el
nivel alto.
5.2 Escala de Actitudes
En la UNAM los principales resultados son los siguientes:
Los porcentajes más altos de respuestas positivas se registran en las
Competencias Cognitivo Técnicas (88.3%), le siguen las Afectivo emocionales
(85.8%), Éticas (84.9%) y Sociales (74.2%).
En referencia a los 16 rasgos de la escala, podemos apreciar una relación
entre las Competencias Cognitivo Técnicas y las Éticas. El de
“Conocimiento, formación, preparación y competencia profesional”
es el más elevado. Los otros con un porcentaje alto de respuestas positivas,
son: “Responsabilidad”, “Respeto”, “Honestidad
y honradez” y “Habilidades técnicas”.
En el rango medio de frecuencias están: “Innovación y superación”,
“Identificación con la profesión”, “Capacidad
emocional”, “Ser trabajador” y “Ética profesional
y personal”. Llama la atención que el rasgo de “Ser trabajador”
en la escala, en el caso de los estudiantes de la UNAM, esté en este
nivel medio; ya que, en la pregunta abierta obtiene una débil valoración.
Con bajos puntajes están: “Actuar con principios morales y valores
profesionales”, “Actualización y formación continua”,
“Comunicación”, “Prestar el mejor servicio a la sociedad”,
“Compañerismo” y “Trabajo en Equipo”. Sorprende
el hecho de que “Actualización y formación continua”
sea tan poco valorado, puesto que, en la pregunta abierta está en un
nivel elevado. Es preocupante el hecho de que el rasgo de “Prestar el
mejor servicio a la sociedad” haya obtenido un puntaje tan bajo puesto
que, el vínculo con la sociedad es una de las metas importantes de las
universidades constituye uno de los ejes centrales de la ética profesional.
En la UAEM, los porcentajes más altos de respuestas
positivas se registran en las Competencias Éticas (86.9%) y las Afectivo
emocionales (86.2%). Le siguen las Cognitivas (84.3%), Técnicas
(79.6%) y Sociales (78.6%).
En referencia a los 16 rasgos de la escala, el aspecto más considerado
es el de “Conocimiento, formación, preparación y competencia
profesional”. Los otros rasgos con un porcentaje alto de respuestas positivas,
en la escala, son: “Respeto”, “Honestidad”, “Ética
profesional y personal” y “Ser trabajador”. Encontramos que
al igual que la pregunta abierta, está presente una combinación
de rasgos de las Competencias Cognitivo Técnicas y de las Éticas.
En el nivel medio de frecuencias están: “Capacidad emocional”,
“Comunicación”, “Identificación con la profesión”,
“Actuar con principios morales y valores profesionales” y “Prestar
el mejor servicio a la sociedad”.
En el nivel bajo quedaron “Responsabilidad”, “Habilidades
técnicas”, “Saber trabajar en equipo”, “Innovación
y superación”, “Formación continua” y “Compañerismo
y relaciones”. Llama la atención que el rasgo de “Respeto”,
que en la escala aparece altamente valorado, en la pregunta abierta aparece
en el rango bajo. “Responsabilidad y compromiso”, “Habilidades
técnicas” y “Formación continua” que en la escala
están en un nivel bajo, en la pregunta abierta tienen altos porcentajes.
Tabla II. Comparación de los rasgos de ética profesional
entre estudiantes de posgrado
VI. Comparación entre las dos estrategias de indagación
y las dos universidades
Rasgos mejor valorados. En ambas universidades y en ambas estrategias
(pregunta abierta y escala) el rasgo de “Conocimiento” es altamente
valorado. Con respecto a “Responsabilidad y compromiso” tenemos
que en la UNAM ocupa el segundo lugar (en ambas estrategias),
mientras que en la UAEM, se localiza en el primer lugar
en la pregunta abierta, pero sorprendentemente baja a un onceavo sitio en la
escala.
“Ética profesional y personal” fue mejor valorado en la UAEM,
pues aparece en una quinta y cuarta posición en ambas estrategias y en
la UNAM se ubicó en una tercera en la pregunta
abierta y baja hasta el décimo sitio en la escala. En la UNAM,
“Honestidad” está en el nivel alto en ambas estrategias y
en la UAEM sólo en la escala, ya que desciende
al nivel medio en la pregunta abierta.
Rasgos de valoración media. Los rasgos coincidentes
en el rango medio en ambas universidades y en ambas estrategias son “Capacidad
emocional” e “Identificarse con la profesión”. “Innovación
y superación” en la UNAM aparece en el nivel
medio en ambas estrategias y en la UAEM sólo en
la pregunta abierta. En la escala en la segunda institución está
entre las menos valoradas.
Rasgos con valoración baja. Son cuatro los rasgos en este nivel:
“Saber trabajar en equipo”, “Compañerismo” “Prestar
el mejor servicio a la sociedad” y “Comunicación”.
Son mínimas las diferencias entre las dos universidades y las dos estrategias
de indagación, pues en la UNAM, “Prestar
el mejor servicio a la sociedad” - en la pregunta abierta - y en la UAEM
“Comunicación” - en la escala- se localizan en el rango medio.
Rasgos no coincidentes. Cuatro rasgos no pudieron colocarse
en los rangos alto, medio y bajo, pues se encontraron fuertes diferencias en
los resultados, como es el caso de “Habilidades técnicas”,
que en la UNAM en la escala se ubica en un nivel alto
y en la pregunta abierta en el bajo. A la inversa en la UAEM,
en la escala está en el nivel bajo y en la pregunta abierta en el alto
(en una segunda posición). “Ser trabajador” en ambas instituciones
se ubica en el rango bajo en la pregunta abierta, pero en la escala en la UAEM
se ubica en el nivel alto y en la UNAM en el medio.
En las dos universidades, el rasgo de “Respeto” se ubica en el rango
alto en la escala y bajo en la pregunta abierta y a la inversa “Formación
continua” se coloca en el rango alto en la pregunta abierta y bajo en
la escala.
VII. Discusión
Los rasgos ubicados en el rango alto de respuestas positivas.
Considerando que ambas instituciones privilegian la creación, transmisión,
difusión y preservación del conocimiento y de la cultura, se puede
comprender la alta valoración que obtuvo el conocimiento en estos estudiantes
de posgrado. Es importante mencionar que los otros tres rasgos que tienen puntajes
altos pertenecen a las Competencias Éticas: “Responsabilidad y
compromiso”, “Ética profesional y personal” y “Honestidad”.
La relación entre ambos tipos de competencias, las Cognitivas y Éticas,
reafirma que el campo temático de la ética profesional involucra
necesariamente ambos aspectos.
El rasgo de “Responsabilidad y compromiso”, que ocupa en la UNAM
el segundo lugar en la pregunta abierta y el primero en la escala y en la UAEM
el primer lugar únicamente en la pregunta abierta, nos indica que hay
una identificación importante de los estudiantes de posgrado con dicho
valor. Preocupa, sin embargo, que en la UAEM en los resultados
de la escala descienda hasta la onceava posición.
Si analizamos las respuestas que en la UAEM se dieron
a las tres proposiciones que se refieren a la responsabilidad, encontramos que
dos de ellas: “Estoy dispuesto (a) a asumir las consecuencias de mis
errores profesionales” y “El cumplimiento a tiempo de mis
compromisos profesionales es importante” fueron muy bien valoradas
(97.6%), pero en la de “Guardar la confidencialidad puede convertirse
en un obstáculo en el ejercicio profesional”, menos de la
mitad de las respuestas fue positiva (45.2%).
Nos preguntamos ¿por qué la confidencialidad, que es una regla
muy importante en la ética profesional, está débilmente
valorada en la UAEM? Podríamos pensar que la confidencialidad
que deben guardar los profesores en ejercicio con respecto a sus alumnos, a
sus padres y tutores y a las comunidades educativas, no parece ser en este caso
un asunto que se considere indispensable.
Ya en un trabajo anterior Yurén, Navia y Hirsch (2013) dieron cuenta
de que en esta Especialidad de la UAEM, la recurrencia
a los rasgos de carácter ético y específicamente al de
responsabilidad están ligados a una concepción de que la tarea
educativa se limita a poseer y transmitir saberes, sin que intervenga una intención
de poner en práctica dichos rasgos en el ejercicio profesional.
Otro de los rasgos del rango alto “Ética profesional y personal”,
en la UAEM está en un lugar elevado y en la UNAM
se ubica en la pregunta abierta en tercer lugar y baja a un décimo sitio
en la escala. Las cuatro proposiciones de la escala que indagan este elemento,
se centran en las consecuencias que pueden tener las acciones. El hecho de que
en la UNAM haya quedado en un lugar secundario en la escala,
puede deberse al peso tan determinante que tiene el conocimiento en esta universidad.
Los rasgos ubicados en el rango medio de respuestas positivas.
En diversas investigaciones que utilizaron el mismo cuestionario – escala,
los rasgos: “Identificarse con la profesión” y “Capacidad
emocional”, que forman parte en las Competencias Afectivo emocionales,
se ubicaron en el rango medio. Ambos dan cuenta del estrecho vínculo
que se da entre los aspectos cognitivos, éticos y afectivos que tienden
a favorecer la construcción de disposiciones y motivaciones de tipo profesional.
La “Innovación y superación” en la UNAM
quedó en el nivel medio y en la UAEM, en la pregunta
abierta en una décima posición y en la escala en el sitio 14 (de
16 posiciones). Las proposiciones de la escala que indagaron este tema se relacionan
con las exigencias que la actual sociedad del conocimiento plantea a las instituciones
educativas. El bajo resultado de “Innovación y superación”
en la UAEM puede deberse a que los profesores normalistas
han tenido una sobrecarga de estrategias de actualización, no siempre
pertinentes, lo cual ha provocado resistencias con respecto a este tipo de actividades
(Navia, 2006).
De las seis proposiciones de la escala que evalúan este rasgo, en la
UAEM, la de “Me resulta difícil tener que
aprender algo nuevo”, obtuvo el más bajo puntaje, lo que podría
significar que estos estudiantes de posgrado consideran que aprender es una
actividad sencilla. Esto los posiciona de manera rígida frente a los
nuevos conocimientos y también frente a la enseñanza concebida
como transmisora de conocimientos (Yurén, Navia y Hirsch, 2013).
Los rasgos ubicados en el rango bajo. En cuanto a los rasgos
que se encuentran en el rango bajo, la mayoría integra las Competencias
Sociales y son “Compañerismo y relaciones”, “Comunicación”
y “Saber trabajar en equipo”. De manera preocupante, el rasgo de
“Prestar el mejor servicio a la sociedad”, que ubicamos en las Competencias
Éticas, también se localiza en este nivel, a excepción
de la UNAM, que en la pregunta abierta está en
el nivel medio.
Sorprende el hecho de que las Competencias Sociales y el rasgo de “Prestar
el mejor servicio a la sociedad” sean tan poco valorados, pues la UNAM
y la UAEM tienen una gran cantidad de acciones, proyectos
y programas que las vinculan fuertemente con la sociedad, especialmente en su
función de extensión académica y difusión de la
cultura. Esta baja valoración, en los posgrados más centrados
en la creación del conocimiento científico básico, puede
deberse a la distancia que hay con respecto al contexto social. Más preocupante
aún es que encontramos similares resultados en profesiones sociales y
humanísticas.
Rasgos no coincidentes. Como hemos mencionado, algunos rasgos tuvieron
fuertes diferencias. Uno de ellos es el de “Habilidades técnicas”.
En la UNAM se ubicó en el nivel bajo en la pregunta
abierta (onceava posición) y en el alto en la escala (quinto sitio) y
a la inversa en la UAEM en el segundo lugar en la pregunta
abierta y en el doceavo en la escala de actitudes. Se trata de una contradicción
tanto entre las instituciones, como en las respuestas a las dos estrategias
de indagación.
El rasgo de “Formación continua” en la UNAM
y en la UAEM coinciden en la pregunta abierta (cuarto
sitio) y en la escala (doceava y quinceava posición respectivamente).
Se trata de una contradicción en la posición de los estudiantes
frente a este elemento, pues en la escala tuvo un bajo valor y en la interrogación
de corte cualitativo aparece como una preocupación.
En la pregunta abierta en la UNAM “Ser trabajador”
se encuentra en el lugar catorce y en la escala en el noveno. En la UAEM
solamente una vez fue mencionado en la pregunta abierta y en la escala aparece
en el quinto lugar.
En ambas instituciones el rasgo de “Respeto” es contradictorio pues
en la pregunta abierta ocupa una baja posición y en la escala tiene altos
porcentajes (en la UNAM quinceavo lugar y en la UAEM
treceavo en la pregunta abierta y tercero y segundo en la escala).
Con respecto a los dos últimos rasgos no coincidentes, podemos decir
que las diferencias de “Ser trabajador”, que ubicamos en las Competencias
Sociales y “Respeto” en las Éticas, pueden ayudar a comprender
la fuerte relación que se da entre la dimensión ética y
la social. Coincidente con estos resultados, “Prestar el mejor servicio
a la sociedad” también quedó en una baja posición,
lo cual puede dar cuenta de una cierta debilidad en la formación de ética
profesional en estos aspectos.
Si uno de los principios centrales de la ética profesional es el de Beneficencia
(Beauchamp y Childress, 2001), que se refiere a los bienes y servicios que cada
una de las profesiones ofrece a la sociedad, el hecho de que estos rasgos tengan
una baja significación para los estudiantes de posgrado de las dos instituciones
pone un énfasis en la necesidad de fortalecer aún más su
formación profesional con la intención de servir a la sociedad.
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Para citar este artículo,
le recomendamos el siguiente formato:
Navia, C. y Hirsch, A. (2015). Ética profesional en estudiantes de posgrado
en dos universidades mexicanas. Revista Electrónica de Investigación
Educativa, 17(1), 100-115. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol17no1/contenido-navia-hirsch-.html