Revista Electrónica de Investigación Educativa
Vol. 17, Núm.
2, 2015
¿Cómo
revisan sus textos los futuros docentes en formación?
Antonio García (*) antogagu@ugr.es
José Luis Gallego (*) jlgallego@ugr.es
Antonio Rodríguez (*) arfuente@ugr.es
* Universidad de Granada
(Recibido: 12 de octubre de 2013; Aceptado para su publicación: 23 de
noviembre de 2014)
Resumen
En este artículo se presenta una investigación
cuyo objetivo ha sido analizar el proceso cognitivo de revisión en la
composición escrita de estudiantes universitarios que cursan magisterio
en la Universidad de Granada, siguiendo el modelo socio-cognitivo de Hayes (1996).
Es una investigación de carácter cualitativo, concebida como un
“estudio de caso múltiple”, en el que se utiliza la “entrevista
cognitiva” para la obtención de datos y se aplica el “análisis
de contenido” para la interpretación de los mismos. Los resultados
reflejan que la revisión y modificación de sus textos es una actividad
que consideran propia. El tipo de revisión que realizan es de carácter
formal, más que de contenido, aunque de manera casi automática
comparan su texto creado con el texto pensado inicialmente. Reconocen la importancia
de esta actividad y asumen la necesidad de hacerlo, a pesar de sus deficiencias
ejecutivas.1
Palabras clave: Revisión, composición escrita, estudiantes
universitarios.
I. Introducción
La escritura ha adquirido un relevante protagonismo en los últimos años,
como lo ponen de manifiesto las diferentes publicaciones a nivel internacional
y los manuales básicos sobre dicha temática (Richardson, 2001;
McCarthur, Graham y Fitzgerald, 2006; Smagorinsky, 2006; Bazerman, 2008).
En el ámbito universitario la importancia concedida a la escritura también
ha ido en aumento, considerándose una competencia fundamental y necesaria
para la capacitación del alumnado universitario. De hecho, numerosas
investigaciones destacan la capacidad escritora como la gran predictora y promotora
del aprendizaje, además de fomentar la autonomía del alumnado,
ya que va a posibilitar transformar la información en conocimiento e
incrementar y transformar la estructura conceptual del escritor (Carlino, 2003;
Conley, 2003; Kieft, Rjaarsdam y Van der Bergh, 2008).
La investigación sobre la competencia escritora de los estudiantes universitarios
en nuestro país es muy incipiente y precisa de estudios que continúen
ilustrando esta problemática, a diferencia de otros países de
habla hispana que ya cuentan con una cierta tradición en este tipo de
trabajos (Carlino, 2004).
1.1 Modelos y contextos en la investigación sobre la composición
escrita
Un elevado número de modelos han intentado explicar el proceso de composición
escrita. Sin embargo, el más conocido y referente en este campo es el
defendido por Hayes y Flower (1980). Este modelo ha sido referente para otros
modelos, progresivamente optimizados (Scardamalia y Bereiter, 1986; Butterfield,
Hacker y Albertson, 1996; Hayes, 1996). Sobre estos modelos se han ido desarrollando
otros que han concretado cuál es el papel de la revisión en la
escritura (Arias-Gundín y García, 2006).
El modelo de Hayes (1996), referente en esta investigación, considera
la escritura como un acto comunicativo que se desarrolla en un contexto socio-cultural,
requiere de una actividad intelectual motivada, demanda procesos cognitivos
y memoria. Por tanto, implica un conjunto de operaciones, de carácter
cíclico o recursivo: a) repasar; b) evaluar, c) identificar problemas,
d) corregir, d) re-evaluar. Es un proceso flexible que puede repetirse todas
las veces que el escritor estime conveniente. Asimismo, es un proceso complejo,
por cuanto implica una evaluación del texto para modificar aquellos aspectos
en los que el escritor percibe algún desajuste, en relación con
lo que tenía planificado o en relación con las reglas gramaticales
y ortográficas. De ahí que la interpretación (revisión)
es una función que crea representaciones internas, a partir de estímulos
lingüísticos y gráficos y requiere de una experiencia considerable.
La revisión, lejos de ser una actividad rápida, es una acción
en la que el escritor necesita tiempo para examinar el producto escrito e introducir
las mejoras que estime oportunas. Por tanto, la revisión implica lectura,
evaluación textual y reescritura (McCutchen, 2006).
No obstante, los modelos de escritura no son unívocos. Así, mientras
unos (Scardamalia y Bereiter, 1986) distinguen tres fases en el proceso de revisión,
otros (Boscolo, 1988) incluyen dos subprocesos en la revisión. En cualquier
caso, en el desarrollo de este proceso se pueden diferenciar unas fases, que
son cíclicas o recursivas y, por ello, está presente en todas
las esferas y niveles de organización del texto. Esto implica, por un
lado, que al ponerse en marcha el proceso de revisión se interrumpen
otras actividades y, por otro, el proceso puede desencadenarse antes o después
de haber puesto por escrito el texto. En cualquier caso, el proceso de control
permite al escritor revisar segmentos del texto, almacenados temporalmente en
la memoria de trabajo, antes de su trascripción gráfica (Salvador,
2005).
1.2 Tradición de investigación en la literatura: ¿cómo
es el proceso de revisión de los estudiantes universitarios?
Las investigaciones realizadas desde los años setenta en este campo se
han ido focalizando en la utilización de diferentes métodos de
investigación (Salvador y García, 2009): 1) sistemas de codificación
para clasificar los cambios realizados; 2) métodos para desvelar los
procesos mentales que lleva a cabo el escritor (observación, cuestionarios,
entrevistas y “protocolos de pensamiento en voz alta”); 3) método
de observación participante en el aula o; 4) métodos descriptivos
o exploratorios (Calderón y Andrade, 2009).
La mayoría de las investigaciones se han centrado en los niveles de Educación
Primaria y Secundaria, siendo poco abundantes los estudios con universitarios,
al menos en nuestro contexto de referencia (Escofet, Rubio y Tolchinsky, 1999),
si bien han sufrido un ligero incremento en los dos últimos lustros (Gallego,
García y Rodríguez, 2013).
Los resultados sobre el proceso de revisión, en general, difieren de
unos estudios a otros. Sin embargo, el análisis de la literatura nos
lleva a extraer una serie de conclusiones. Así, el proceso de revisión
o el tiempo dedicado a la revisión parece aumentar con la edad (Barbeiro
y Brandao, 2006). No obstante, este proceso es difícil y raramente ejecutado
por escritores sin experiencia, siendo el proceso que más les cuesta
realizar (Grupo Didactex, 2006). Quizá, por esta razón, algunos
investigadores han señalado que en el proceso de revisión se dan
las mayores diferencias entre escritores expertos y aprendices (Cassany, 1998;
Graves, 1991). Los primeros dedican mucho más tiempo que los segundos
a leer y releer el texto y cambian y retocan más aspectos de él,
siendo dichos cambios más importantes y profundos (estructura textual)
(Roussey y Piolat, 2005).
Por el contrario, los escritores inexpertos realizan una revisión parcial
del texto en la que se detienen, casi exclusivamente, en mejorar la legibilidad
del texto (Harris y Graham, 2005) o en aspectos formales como la ortografía,
grafía y puntuación, más que en el contenido (Graham et
al., 1993).
Por otro lado, parece existir una cierta relación entre el conocimiento
que tiene el escritor del tema y los cambios profundos realizados en el texto
(Butterfield et al., 1996) o los procesos de regulación que ejecutan,
siendo más elaborados en aquellos estudiantes que tienen mayor conocimiento
del tema y, por tanto, influyendo positivamente en la calidad del texto (Bañales,
2010; Castelló, Bañales y Vega, 2010).
En general, tanto los sujetos de diferentes edades como los de diverso nivel
de competencia lingüística, revisan la forma, descuidando el contenido
(Graham et al., 1993; Butterfield et al., 1996). No obstante, los de mayor edad
o nivel de competencia revisan con mayor frecuencia el contenido. Igualmente,
es importante considerar que la personalidad del escritor parece influir en
los hábitos y en las técnicas de revisión (Villalobos,
2005).
El nivel de desempeño de los estudiantes universitarios, en lo que se
refiere a competencia escritora, ha sido considerado en algunas investigaciones
entre moderado y alto, a pesar de no realizar una revisión colectiva
de sus escritos (Meneses, Salvador Mata y Ravelo, 2007). En otras (Avilán,
2004) se detecta que los universitarios carecen de un conocimiento claro acerca
de lo que es e implica revisar un texto escrito.
Los estudiantes universitarios se enfrentan a la revisión como una prueba
más de composición, pero no como un instrumento para volver a
pensar en un tema, descubrir lo que es posible decir acerca de él y desarrollar
su conocimiento (Carlino, 2003, Jackson et al., 1998; Lehr, 1995). De este modo,
cuando revisan sus textos lo hacen con la finalidad de detectar errores sin
tener en cuenta el contenido (Villalobos, 2005), tomando como unidad de análisis
las palabras o frases y no al texto en su conjunto (Sommers, 1980).
Otras investigaciones (Sanz y Zabala, 2002) sin embargo, encuentran que un elevado
número de estudiantes de magisterio (189), de un total de 274 (68.9%)
destacan el hecho de revisar tanto la forma como el contenido y reescriben,
algunas veces, una oración cuando no les satisface la primera versión.
Con menor frecuencia (54%) aseguran escribir un esquema inicial que algunas
veces cambian cuando redactan.
Cabe resaltar que en los últimos años, la revisión de textos
académicos en formato electrónico ha supuesto un gran aporte para
que los estudiantes universitarios desarrollen sus competencias narrativas y
fortalezcan la utilización de los procesos superiores del pensamiento
(Morales y Espinosa, 2005).
Lo que sí parece evidente, al tenor de las investigaciones realizadas,
es que la revisión puede tener un profundo impacto en la efectividad
de un texto escrito y de ahí la importancia de conocer las estrategias
de revisión utilizadas por los estudiantes (Villalobos, 2005). De hecho,
se ha demostrado que cuando los estudiantes universitarios revisan el texto
mientras escriben, o bien al final, realizan un texto con mayor calidad (Álvarez,
Villardón y Yániz, 2010). Sin embargo, las estrategias de revisión
sólo son eficaces si los estudiantes pueden definir e identificar adecuadamente
los problemas que encuentran en el texto (Castelló, González e
Iñesta, 2010).
II. Diseño y metodología
Esta investigación se enmarca dentro de un enfoque de carácter
cualitativo y, más concretamente, se concibe como un “estudio de
caso múltiple” o “estudio de casos colectivos” (Stake,
2010). Este tipo de estudios pretenden reflejar una descripción exhaustiva,
intensa y holística de un fenómeno o unidad social, al implicar
descripción, ex¬plicación y juicio. De ahí sus potencialidades
en la investigación sobre la escritura (García, Salvador y Rodríguez,
2010). La ingente cantidad de detalles que pueden obtenerse posibilita una comprensión
integral del objeto de estudio, al desarrollar múltiples perspectivas
de análisis y considerar los diferentes actores que intervienen en el
proceso. Lo esencial en este tipo de investigaciones no es la amplitud en el
número de sujetos sino el análisis en profundidad del corpus,
en la abundancia de información del caso y en las capacidades analíticas
del investigador (McMillan y Schumacker, 2005).
En definitiva, en esta investigación, partiendo del modelo sociocognitivo
de Hayes (1996), se analiza, en profundidad, uno de los procesos más
importantes que incluye el modelo (el proceso de revisión), centrado
en un conjunto de estudiantes universitarios que cursan las distintas especialidades
de Magisterio en la Universidad de Granada.
Aunque inicialmente se entrevistó a 140 alumnos, la inviabilidad para
trabajar con un gran número de sujetos, desde este enfoque, hizo que
se efectuase una selección previa (Salvador, 2005), atendiendo a tres
criterios principales: a) máximo de 20 estudiantes, ya que es un número
óptimo para trabajar desde este modelo y así se pone de manifiesto
en los diferentes estudios; b) dos estudiantes de cada especialidad; c) trabajar
con aquellas entrevistas cuyas respuestas fuesen más ricas, en términos
de extensión verbal, por entender que aportarían un mayor número
de datos e informaciones.
De este modo, el número de estudiantes universitarios que formó
parte de este estudio fue de 20 (6 varones y 14 mujeres), de edades comprendidas
entre los 19 y los 23 años (media 20.4), que se encontraban realizando
segundo curso de Magisterio. Conviene subrayar, no obstante, que este grupo
de alumnos se considera como un “caso”, sin detrimento de que puedan
detectarse diferencias intra-caso (Stake, 2010). Las diferencias individuales
pueden reflejar no sólo la heterogeneidad en los estilos de escritura
sino diferentes conocimientos, habilidades y competencias sobre el proceso escritor.
El caso, sin embargo, se considera un sistema acotado (totalidad única
e integrada), con sus propios lími¬tes (físico, social o temporal)
que le confieren entidad (Ceballos, 2009). De este modo, para responder al objetivo
principal de este estudio, se formularon las siguientes cuestiones o interrogantes
de investigación:
1) Al expresarse por escrito, ¿los alumnos revisan el texto que construyen?;
2) ¿qué operaciones realizan al revisar el texto y qué
estrategias aplican?; 3) ¿qué dificultades encuentran en estas
operaciones?, y 4) ¿conocen el proceso de revisión del texto y
son capaces de controlarlo? De las cuestiones planteadas se diferencian varios
contenidos (ver tabla 1): a) si revisan los textos; b) qué revisan;
c) cuándo y cómo revisan; d) qué procesos están
implicados.
Tabla I. Categorías y subcategorías de análisis (revisión y metacognición)
Para la obtención de datos se aplicó una entrevista semiestructurada
de “tipo cognitivo”, en la que el investigador interroga al sujeto
sobre su percepción de los procesos cognitivos que activa cuando escribe
(en este caso, sobre el proceso de revisión), a fin de que haga un análisis
retrospectivo de dicho proceso, sin impedir por ello sus libres manifestaciones.
La entrevista es el instrumento más utilizado en la investigación
cualitativa y mucho más en los estudios de caso (Yin, 1994), ya que se
trata de averiguar qué está en la mente de otra persona, en este
caso, referido al proceso de revisión de la escritura.
En este sentido, previo a la realización de la entrevista, se pidió
a los estudiantes que redactaran un texto expositivo-explicativo, exponiendo
un tema para que fuese comprendido por los demás, dando las explicaciones
oportunas. Se les sugirió la posibilidad de escribir sobre el programa
de radio o televisión más atrayente para ellos, sin fijarles ninguna
restricción temporal, con la intención de que, inmediatamente
después, evocasen las operaciones realizadas durante el proceso de redacción
en la entrevista y, especialmente, las de revisión. La elección
de este tipo de texto se justifica, entre otras, por ser el recurso más
frecuentemente utilizado en el contexto universitario y en el que se involucran
procesos relacionados con la cognición y la metacognición (Maturano,
Soliveres y Macías, 2002).
Es preciso destacar que durante el proceso de redacción se tomó
nota de todo cuanto acontecía a dicho proceso, por ejemplo, si después
de terminar el texto los estudiantes dedicaban tiempo a la revisión y
contrastar así los resultados que se desprenden de la entrevista.
Para la realización de la entrevista, se partió de un cuestionario-guía
(Salvador y García, 2005, pp. 62-66) que incluía una serie de
cuestiones que ayudaban al alumnado a reflexionar y verbalizar su pensamiento.
Éstas se clasifican en dos categorías, en cada una de las cuales
se abordan diversos aspectos del proceso de revisión (subcategorías):
1) procesos ejecutivos, y 2) procesos metacognitivos, partiendo de algunos de
los componentes que incluía el modelo socio-cognitivo de escritura de
Hayes (1996).
Los protocolos de las entrevistas, debidamente transcritas, se sometieron al
análisis de contenido (Bardin, 1986; Krippendorf, 1997) que
consistió, básicamente, en clasificar la información verbal
contenida en una serie de documentos, de acuerdo con un sistema de categorías
(ver Tabla I). El análisis de los protocolos permitió hacer patente
cómo es el proceso de revisión de la escritura de estos estudiantes
y su relación con otros procesos.
Tras el análisis de las entrevistas, se agruparon los contenidos (o enunciados)
en las metacategorías establecidas (R y AR). Posteriormente, se obtuvieron
frecuencias, porcentajes y medias de cada una de ellas y, por último,
se abordó la interpretación global de la información, tanto
de tipo verbal como numérico. Los datos cuantitativos recogidos y analizados
se han utilizado para corroborar y apoyar los datos cualitativos obtenidos,
que son los considerados de mayor utilidad para comprender este problema de
investigación.
Para garantizar la validez y credibilidad de los resultados, se aplicaron diversos
tipos de triangulación: de instrumentos, para la obtención de
datos (entrevista clínica individual y observación directa), de
diferentes técnicas de análisis de datos (cuantitativas y cualitativas)
y del análisis e interpretación de los datos por varios investigadores
(tres). En este sentido, los hallazgos obtenidos nos han permitido conocer cuáles
son las potencialidades y dificultades de los futuros docentes, en relación
con el proceso cognitivo de revisión.
Mediante la triangulación se llegó a un porcentaje de acuerdo
interjueces del 97%. Dicho porcentaje se obtuvo contando el número de
veces que los codificadores coincidían en la asignación de un
código a una unidad de registro y se transformó ese número
en porcentaje, en relación con el total de unidades de registro codificadas.
Finalmente, atendiendo al análisis de tipo cualitativo y cuantitativo,
se han interpretado los datos haciendo una lectura transversal de los mismos.
III. Resultados
En líneas generales, los alumnos de esta investigación admiten
realizar mayoritariamente la operación de revisión textual, dado
el análisis de las respuestas desde un punto de vista cualitativo (análisis
del contenido de las respuestas), así como del porcentaje de respuestas
positivas que alcanza el 80.58% mientras que las negativas apenas llega al 20%.
Este aspecto se corrobora, además, por las observaciones realizadas durante
el proceso de redacción del texto, por parte del alumnado, en las que
se aprecia que la mayoría dedica un tiempo a la revisión, ya sea
de forma simultánea o al finalizar el mismo, si bien es verdad que el
tiempo de revisión ha variado considerablemente entre unos alumnos y
otros.
Desde un punto de vista más cuantitativo, entre las frecuencias positivas
destacan, por su incidencia, las acciones de revisión por sí mismo
y corrección (R6) y la revisión de la estructura y léxico
de la oración (R2). Mientras que las respuestas positivas menos resaltadas
por el alumnado han sido la revisión de la caligrafía (R4), de
la ortografía y puntuación (R3).
Por otra parte, teniendo en cuenta las diferencias entre las frecuencias positivas
y negativas, como se presentan en la figura 1, las mayores diferencias aparecen
en las operaciones de revisión por sí mismos y corrección
o cambio (R6) y la revisión de la adecuación de la forma y el
contenido a lo planificado (R1), mientras que la menor diferencia corresponde
a la revisión por otros (R5), seguida de la revisión de la caligrafía
(R4).
Figura 1. Frecuencias positivas vs. negativas sobre la revisión
Con fundamento en lo anterior y aunando
los datos de ambos criterios analíticos, puede aseverarse que la revisión
por sí mismos y la realización de determinados cambios (R6) es
una habilidad frecuente en estos estudiantes aunque no está exenta de
ciertas dificultades, siendo conscientes de la trascendencia de esta operación
y su repercusión en la calidad final del discurso. Al contrario, la revisión
por otros (R5) es la operación que se realiza con menor frecuencia, quizá
debido a la emergencia de fuentes donde obtener la información sin necesidad
de recurrir a fuentes externas.
A continuación se detalla, con mayor exhaustividad, el grado de desarrollo
de cada una de las habilidades que conforman este proceso, combinando el análisis
cualitativo con el cuantitativo.
3.1 Revisión según lo planificado (R1)
Atendiendo al análisis de contenido y, por tanto, de las respuestas literales
recogidas en las entrevistas, este alumnado, sin excepción, revisa las
palabras e ideas que finalmente incluyen en sus textos: “Normalmente sí
(E8, E10, E14), ya que son mis pensamientos los que expreso (E18)”. Igualmente,
responden en el mismo sentido cuando se les pregunta si comprueban que el texto
contiene todo lo que ellos querían o habían planificado: “Por
supuesto, esa es la finalidad cuando escribes un texto que transmita lo que
yo quiero decir (E8)”; “Claro (E14, E15), miro si transmite la idea
general que quiero (E13)”.
Todos, excepto uno, afirman prestar atención a los aspectos anteriores,
cuando valoran la corrección o incorrección de su escrito, con
la finalidad de mejorarlo: “Sí, lo suelo releer y releer y ver
lo que no me gusta y cómo lo puedo cambiar (E8)”.
Conjugando el análisis de las respuestas dadas por los alumnos (análisis
cualitativo), con las frecuencias de respuestas obtenidas en esta dimensión
(punto de vista cuantitativo), se corroboran los resultados, existiendo un porcentaje
muy elevado de respuestas positivas, de casi el 97%, y una media alta de 3.2
respuestas positivas por persona. Por tanto, se puede afirmar que los sujetos
entrevistados revisan el texto que han elaborado, comparándolo con el
que tenían pensado en la fase de planificación, es decir, de acuerdo
con el contenido y la forma que habían planificado previamente.
3.2 Revisión de la estructura y léxico (R2)
En el nivel macroestructural, las respuestas negativas sobre la revisión
de las partes gramaticales del texto superan a las positivas. En efecto, una
docena de respuestas indican la ausencia de esta suboperación: “No,
porque no suelo poner todas las partes a no ser que tenga que entregarlo en
clase que entonces sí lo miro muy bien para que estén todas las
partes en el texto (E2)”; “Aunque sé las partes que tiene
un texto, nunca las cumplo ni las reviso (E12)”. Sin embargo, el resto
(ocho alumnos), contrariamente, sí se preocupa por la revisión
de las partes constituyentes del texto.
En el nivel microestructural de la oración, se invierte la tendencia
a favor de la realización de la revisión de la oración,
de manera que más de tres partes del conjunto afirman que valoran si
la oración está completa y bien construida.
En el nivel lexical es donde aparece el mayor índice de respuestas positivas,
indicando, por tanto, que es el aspecto más revisado de sus textos: “Sí,
porque intento que las ideas estén bien expresadas (E20)”. Sólo
tres de ellos han contestado negativamente a esta cuestión, expresando
que no suelen prestar atención a las palabras que contienen sus textos.
En consecuencia, si detectan algún error en algunas de las categorías,
casi todos ellos admiten tener la suficiente habilidad para modificar su texto
en beneficio de la calidad final del mismo, principalmente en el orden siguiente:
palabras, oraciones y estructura textual. Sin embargo, son más bien los
aspectos formales del texto, correspondientes al nivel léxico y morfosintáctico:
“Pues… faltas de ortografía o frases mal escritas son lo
que más detecto y corrijo (E1)”.
En general, atendiendo a lo aludido anteriormente y a la frecuencia de respuestas
y sentido de las mismas (positivas y negativas), la tendencia declarada por
los estudiantes sobre la realización de esta actividad de revisión
(estructura y léxico) es alta (79% de respuestas positivas frente al
21.28% de negativas), y con una media de 3.7 de frecuencias positivas por alumno
frente a 1 (negativa).
3.3 Revisión de la puntuación y ortografía (R3)
Del análisis de las respuestas registradas, todas –excepto una
que resulta ambigua: “Sí, a veces” (E2)– indican que
este alumnado realiza una adecuada y rotunda revisión, tanto de la ortografía
como de la puntuación: “Sí, porque no me gusta tener faltas
de ortografía en un texto que vayan a leer otras personas. (E4)”;
“Sí, porque yo normalmente no tengo faltas y para mí la
ortografía es muy importante. (E7)”. No obstante, no aparecen muchas
respuestas sobre estas dimensiones de la escritura (puntuación y la ortografía),
lo cual podría indicar que los alumnos la consideren obvia (apenas una
media de 1.35 de respuestas positivas y 0.05 de negativas), además, la
mayoría de ellas, como se ha indicado en los ejemplos anteriores, apuntan
a un buen desarrollo de esta habilidad, obteniéndose un porcentaje notablemente
alto (96.43% de respuestas positivas y 3.57% de negativas).
3.4 Revisión de la
caligrafía (R4)
Esta categoría aparece en contadas ocasiones, entre otras, porque no
se ha cuestionado en la entrevista esta dimensión por razones obvias
del tipo de alumnado entrevistado, y de hecho así se ha corroborado en
las respuestas libres del alumnado: “Sí, siempre, porque con la
edad que tengo no debo cometer ningún fallo caligráfico (E6) ”;
“Sí, siempre caligrafía y ortografía son básicas
(E12)”. Además, tal y como se ha apreciado en las respuestas, aquellos
que han advertido revisar esta cuestión lo han hecho de acuerdo con el
óptimo desarrollo de esta actividad.
En relación a los resultados obtenidos en las frecuencias de respuestas,
en todas ellas, su signo de aparición es positivo (100% de respuestas
positivas), de lo que se deduce, en primer lugar, la escasa importancia otorgada
por los alumnos, debido al empleo masivo de recursos informáticos para
la construcción de textos, unido al ínfimo grado de error que
a estos niveles existe en la caligrafía.
3.5 Revisión por otros (R5)
Del análisis de contenido se desprende que, mayoritariamente (13 de ellos),
no suelen dar a leer sus textos a otros compañeros para que puedan advertirles
de sus errores. Además, tres de ellos responden con cierta indecisión,
por lo que poco puede extraerse o interpretarse de sus palabras: “A veces
sí, si tengo a alguien cerca para ver lo que le parece (E7)”; “Depende
del tipo de texto que estás escribiendo y la finalidad del mismo (E8)”.
Y por último, una quinta parte de los entrevistados (4 alumnos) afirma
realizar esta suboperación, si bien no lo hacen de manera muy contundente:
“A veces sí, para que me dé su punto de vista, me gusta
(E1)”.
No obstante, en este caso, los porcentajes de respuestas positivas y negativas
son similares (52.94% y 47.06%, respectivamente), por lo que no puede extraerse
conclusión alguna en relación a las frecuencias.
La tendencia se invierte cuando se les pregunta si acuden a alguien cuando tienen
alguna duda sobre la corrección de sus textos. 14 de ellos responden
afirmativamente. Otros cuatro entrevistados admiten no tener problemas para
solicitar ayuda en sus revisiones, sin embargo indican que pueden hacerlo solos:
“Intento resolverlas yo, buscándome recursos y si no es así,
pues ya sí busco ayuda (E12)”.
Por último, el resto del grupo (dos alumnos), no se muestra partidario
ni dispuesto a solicitar ayuda a nadie: “No, me suele costar trabajo reconocer
que no entiendo algo (E10)”.
3.6 Revisión por sí mismos y corrección (R6)
Atendiendo al análisis literal de las respuestas, la mayoría de
los alumnos (17), declara revisar regularmente sus textos una vez terminada
su redacción, con el convencimiento de que ello redunda en la calidad
final de los mismos; incluso se infiere de algunas respuestas, la realización
de una revisión simultánea al proceso de redacción: “Sí,
para ver mis errores y voy cambiando cosas que estén mal expresadas (E4)”;
sólo tres alumnos contestan que no realizan esta actividad básica
de la revisión del escrito. Este resultado se confirma con las observaciones
realizadas durante el proceso de composición, atendiendo al tiempo que
han invertido en el texto desde que lo terminan de redactar hasta que lo entregan
definitivamente o a las continuas correcciones realizadas durante dicho proceso.
Por otro lado, más de la tercera parte suele introducir en sus textos
los cambios que estiman convenientes tras detectar los errores: “Sí,
siempre tengo alguna falta o alguna frase mal redactada (E1)”. Sólo
cuatro de ellos afirman no introducir algún cambio una vez que han finalizado
sus textos, a pesar de haber detectado algún error o tener dudas sobre
ellos: “No. Una vez que lo termino no modifico nada (E2)”; “No,
porque considero que está bien, aunque a veces dudo, pero lo dejo (E20)”.
Atendiendo al análisis de frecuencias de respuestas, existe una clara
evidencia del dominio y realización de la operación de revisión
general del texto e introducción de los cambios oportunos por el mismo
alumno, con un porcentaje significativamente elevado de respuestas positivas
del 80.43% frente al restante 19.57% de respuestas negativas, y junto a una
media alta de frecuencias positivas de 5.55 y una baja de negativas de 1.35.
3.7 Conocimiento consciente de las operaciones realizadas y del control de operaciones
Del análisis literal se desprende que todos, sin excepción, piensan
que ellos mismos deben revisar sus textos o al menos así se aprecia en
sus contundentes respuestas: “Sí, siempre se debe revisar para
comprobar que no hay errores (E17)”.
En coherencia con su pensamiento y actitud ante la auto-revisión, tanto
durante la elaboración del texto como tras su culminación, la
mayoría afirma realizar esta suboperación.
En primer lugar, durante la construcción del texto, más de la
tercera parte (17 alumnos), confirma plantearse mientras está escribiendo
el texto si le está saliendo bien o mal, con expresiones como las siguientes:
“Claro… conforme lo escribo lo voy leyendo, y si veo que no me gusta,
le cambio algo (E4)”; “Sí, desde el principio veo que algo
no me gusta, pero veo que puedo solucionarlo, intento darle sentido con las
siguientes frases (E11)”. Sin embargo, tres de ellos no responden de manera
adecuada a lo que debería ser el dominio y desarrollo adecuado de esta
suboperación.
Por otro lado, una vez terminado el texto, también en idéntico
porcentaje, confirman realizar la revisión final. De nuevo, son sólo
tres los que responden negativamente a la cuestión sobre la realización
de la revisión final de sus textos: “No, porque para no cambiarlo
más veces, sí lo cambio una vez antes de escribirlo, lo pienso
bien (E11)”; “No me lo suelo preguntar (E15)”.
Esta revisión la realizan, mayoritariamente, con la intención
de corregir errores (17 alumnos). Tres son, de nuevo, los que responden negativamente
a la anterior cuestión, asumiendo que no piensan que ellos sean los más
indicados para corregir sus errores. Por último, además de pensarlo,
una vez que detectan un error suelen obligarse a corregirlo antes de dar por
culminada la labor de construcción del texto.
Partiendo del análisis cuantitativo realizado, con respecto al conocimiento
y control de la revisión (AR3), puede deducirse una óptima
predisposición del colectivo estudiado hacía la auto-revisión
textual, con un conocimiento y control adecuados de la misma, avalado por un
porcentaje alto de frecuencias positivas, superior al 87%, frente a un ínfimo
porcentaje de negativas (12.62%). Su frecuencia de aparición es también
relativamente alta desde el punto de vista de las respuestas positivas, con
una media de 4.5 respuestas por alumno, y sólo 0.65 negativas.
El porcentaje de respuestas positivas supera notablemente al de respuestas negativas
(457 vs. 166, es decir, el 73.35% frente al 26.65%, respectivamente),
lo cual indica que estos alumnos admiten un buen dominio de la autorregulación
de la escritura. El mayor número de respuestas corresponde a la dimensión
del conocimiento del escrito bien hecho (AR6) y de disposición ante la
escritura y sus dificultades (AR5). Por el contrario, las menos resaltadas han
sido el conocimiento y control de la transcripción (AR2) y el conocimiento
general del acto de escribir (AR7). En cualquier caso, en todas las operaciones,
las frecuencias positivas superan a las negativas.
Según los datos anteriores, y una vez analizadas las diferencias existentes
entre cada operación (frecuencias positivas y negativas), se encuentra
que el mayor dominio de estas habilidades se corresponde con el conocimiento
del concepto de expresión escrita y cómo hacerlo bien (AR6) y
el conocimiento y control de la revisión textual (AR3), puesto que son
las más destacadas y en las que se detecta una mayor diferencia entre
positivas y negativas. Por otro lado, las menos desarrolladas son las de conocimiento
y control de la estructuración (AR4) y conocimiento y control general
del acto en sí de expresarse por escrito (AR7).
IV. Discusión y conclusiones
Puede concluirse que los alumnos universitarios estudiados manifiestan un dominio
alto y empleo medio de la revisión de sus propios textos. En general,
esa es la tónica que se deduce de sus respuestas, aunque en lo particular
se aprecia un dominio mayor de algunas operaciones concretas, así como
deficiencias en otras:
En la revisión de sus escritos tienen en cuenta el texto y las ideas
que habían planificado inicialmente, procurando en esta revisión
una comparación entre el texto pensado y el texto construido. No queda
tan claro que en las modificaciones prevalezca el texto que habían planificado
mentalmente frente al texto que finalmente han elaborado, lo que pone de manifiesto
la apertura y recursividad del acto de la escritura.
En cuanto a la forma textual, los alumnos no suelen revisar de manera global,
sino que prestan atención a los aspectos más insignificantes o
concretos, como las palabras en sí mismas (su ortografía y adecuación)
y al orden de las mismas en la frase, de tal suerte que tanto unas como las
otras resulten correctas y completas. No obstante, no se preocupan por la revisión
de la estructura gramatical del texto, en el sentido de verificar si contiene
todas las partes y en el orden adecuado, según la tipología textual.
Estos resultados coinciden con los obtenidos en otras investigaciones (Carlino,
2003; Jackson et al., 1998; Lehr, 1995; Villalobos, 2005).
No se han observado problemas en la revisión de los aspectos más
convencionales o artificiales de la expresión escrita, es decir, la puntuación,
la ortografía y la caligrafía, como cabría esperar por
la naturaleza del grupo investigado, ni tampoco falta de hábito para
realizar tal revisión, siendo conscientes de la necesidad de realizarla
en beneficio de la calidad y presentación final del texto.
No queda tan clara la disponibilidad de los alumnos ante las revisiones que
otras personas pudieran hacer de sus propias producciones escritas, es decir,
no suelen entregar sus textos a otras personas para contar con una revisión
objetiva que redunde en la calidad final de éstos, ni siquiera están
convencidos de ello. Resultados similares a los obtenidos en otras investigaciones
(Meneses, Salvador y Ravelo, 2007). Los resultados en esta dimensión
vienen a indicar la necesidad de potenciar la revisión por pares o la
revisión colaborativa ya que, como demuestra la tradición de investigación,
mejora la calidad final del texto (Corcelles, Cano, Bañales y Alicia,
2003).
Los universitarios sí suelen recurrir a otras personas cuando tienen
alguna duda sobre sus textos que no saben resolver, sin menoscabo de aceptar
las sugerencias de mejora que otros puedan ofrecerles para sus textos, pero
siempre y cuando sean ellos los que soliciten la ayuda.
Existe el convencimiento absoluto de que son ellos mismos quienes han de corregir
los errores de sus textos, con independencia de que otros lo hagan. Manifiestan
aparente suficiencia para esta capacidad, es decir, tanto para detectar inicialmente
los errores o aspectos susceptibles de mejora como para proceder a resolver
el fallo y conseguir mejorar el texto; resultando habitual que acometan estos
cambios por iniciativa propia.
En definitiva, la revisión y modificación de sus textos es una
actividad que consideran propia y creen que deben realizar ellos y no otros,
salvo por parte del profesor o la persona a la que se destina su texto. Realizan
una revisión simultánea de sus textos, en perjuicio de la revisión
global, hecho que justifica que centren su atención en los aspectos formales
del texto, para los que no les resulta difícil acometer las modificaciones
que estiman oportunas. Esto demuestra, además, la simultaneidad de los
procesos cognitivos implicados en esta tarea.
Sin embargo, los resultados indican que apenas realizan revisiones sobre otros
aspectos de contenido, aunque de manera casi automática comparan su texto
creado con el texto pensado inicialmente. Reconocen, en todo caso, la importancia
de esta actividad y asumen la necesidad de hacerlo, a pesar de sus deficiencias
ejecutivas.
V. Limitaciones y prospectiva de la investigación
Dadas las peculiaridades de este estudio, realizado con un grupo de sujetos
muy específico y en un contexto muy concreto, como sucede en cualquier
estudio de caso, es aconsejable interpretar los resultados a la luz de varias
limitaciones:
1. Los hallazgos obtenidos son representativos de esta muestra y se desaconseja
su generalización.
El contenido real del estudio es la particularización, no la generalización… se destaca la unicidad, y esto implica el conocimiento de los otros casos de los que el caso se diferencia, pero la finalidad primera es la comprensión de este último. (Stake, 2010, p. 5).
2. Aunque no podemos extraer conclusiones
causa-efecto en relación al tema de estudio. Los resultados cumplen criterios
de “transferibilidad” o “extrapolación del conocimiento
adquirido” (Gobo, 2004) a otros contextos y situaciones similares, además
de ampliar el conocimiento sobre este campo.
De otra parte, habida cuenta de la ausencia o escasez de investigaciones realizadas
acerca del dominio y dificultades en la expresión escrita de los estudiantes
universitarios (especialmente del proceso de revisión), así como
de las limitaciones de esta investigación o la trascendencia de esta
habilidad para el alumnado objeto de estudio, no resulta sólo conveniente
sino también necesario continuar y perpetuar esta línea de investigación,
dado que con ello se contribuye al conocimiento del campo de la Didáctica
de la escritura en general. Esta línea, pese a estar consolidada en la
comunidad científica, precisa de algunas matizaciones que permitan profundizar
en su conocimiento y las posibles propuestas didácticas para mejorar
la competencia escritora de los estudiantes universitarios.
En efecto, la manera más natural de continuar esta línea de investigación
sería seguir realizando estudios como el que aquí se presenta
con alumnado de otras titulaciones y contextos, empleando estos instrumentos
de obtención de datos. Todo ello contribuiría a aumentar el corpus
de conocimientos científicos en el ámbito de conocimiento señalado.
También sería aconsejable el empleo de otras técnicas y
herramientas, tanto de recogida de datos (por ejemplo, grupos de discusión)
como de análisis de los mismos que propicien ahondar (o contrastar) en
los análisis contenidos en este estudio, obteniendo –en la medida
de lo posible– datos más concretos y ricos, como la observación
etnográfica o, incluso, ampliar la cantidad de datos sobre algún
aspecto concreto, mediante instrumentos que permiten su aplicación masiva
como podrían ser cuestionarios, a rellenar por el propio alumno.
En este sentido, se hace necesario realizar estudios que combinen la relación
entre los diferentes procesos cognitivos implicados en la escritura (planificación,
transcripción, revisión y metacognición) y la calidad final
del texto. Además, a raíz de los resultados obtenidos en esta
investigación sobre el proceso de revisión, sería muy interesante
contrastarlos con la capacidad real de estos estudiantes para detectar y corregir
errores gramaticales, lexicales u ortográficos, empleando para ello textos
académicos con errores. Estos aspectos están siendo estudiados
en la actualidad por este grupo de investigación.
Evidentemente, también podría resultar interesante cambiar el
foco de análisis, analizando las prácticas y programas que emplean
en sus aulas los profesores universitarios, valorando la contribución
de unos (sus métodos docentes) y otros (sus exigencias de superación)
a la mejora de la habilidad escritora del alumnado de este nivel académico.
En cuanto a los aspectos o dimensiones también determinantes para la
escritura, cabría analizarse la incidencia efectiva de los contextos
en tal habilidad (aula o casa), o de la naturaleza de la intención escritora
(trabajo universitario versus escritura espontánea), o de la
exigencia (examen versus personal), etc.
Precisamente para valorar el progreso de estos estudiantes podría resultar
congruente contrastar la habilidad para revisar sus escritos en su ingreso al
mundo universitario y al culminar sus estudios; bien con estudios precisos de
tipo longitudinal, es decir, completando el seguimiento de los mismos alumnos
durante su paso por la universidad o bien con estudios transversales más
viables con sujetos diferentes en ambas etapas (iniciales y finales).
Esta loable labor de mejora didáctica de la competencia objeto de este
estudio cabría realizarla de forma más sistemática y metódica
a través del ambicioso pero preciso diseño de un programa de desarrollo
de la expresión escrita en el ámbito universitario que desarrollara
de manera perfilada las operaciones que conforman cada una de las fases de la
composición escrita, y procurara también la integración
de todas ellas, dado su carácter recursivo.
En la actualidad, las universidades tienen un creciente interés
por la promoción de la escritura entre su alumnado, fundamentado en la
urgente necesidad de preparar a los estudiantes para las exigencias académicas
que implica la educación superior y, sobre todo, porque la universidad
exige a los alumnos un tipo de escritura con la que ellos no están familiarizados
(o no demasiado), que requiere de una adecuada reelaboración y organización
de los conocimientos (Fernández y Carlino, 2010). De hecho, en los últimos
años, algunas revistas españolas relacionadas con la docencia
universitaria, dada la relevancia de este tema, están dedicando monográficos
completos al estudio y análisis de la escritura en el contexto universitario.2
Este sustento o compromiso por la escritura ha sido puesto en práctica
por las universidades mediante tres modalidades de programas de potenciación
y mejora de la escritura (Carlino, 2002): a) tutores de escritura; b) compañeros
de escritura; c) materias de escritura intensiva. De hecho, en universidades
de Estados Unidos, más del 95% de las Universidades y “Colleges”
exigen uno o más cursos de composición escrita al inicio de los
estudios (Mogtader, Cotch y Hague, 2001).
En definitiva, es fundamental desarrollar programas para la mejora de la competencia
escritora en los universitarios, como ya se hace de una manera más sistemática
y definida en otras universidades latinas (Figueroa y Simón, 2011; Morales
y Espinosa, 2005, Villalobos, 2005). Más concretamente, y a tenor de
los resultados obtenidos, se hace preciso desarrollar programas que persigan
la mejora del proceso de revisión que llevan a cabo los universitarios,
fomentando su carácter más global (de estructura y contenido),
dada su importancia en la calidad global del texto. Del mismo modo, es preciso
reformular las tareas que se emplean para la enseñanza de la escritura,
tanto en la Educación Secundaria como en la Universidad, ya que como
demuestran algunos estudios (Solé et al., 2005), es escaso el empleo
de tareas de enseñanza-aprendizaje que favorecen el desarrollo de la
escritura desde un enfoque constructivista.
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1Los
resultados que aquí se presentan son fruto de dos proyectos de investigación
Estrategias metacognitivas en la producción de textos escritos
por estudiantes universitarios (2010) y Desarrollo de habilidades escritoras
de estudiantes universitarios, mediante la técnica del modelado
(2011), subvencionados por la Universidad de Granada (España), que han
tenido como principales objetivos: determinar qué habilidades escritoras
poseen los estudiantes universitarios, desvelar los procesos cognitivos y metacognitivos
que desarrollan en la escritura, así como identificar las disfunciones
y proponer posibles soluciones. El trabajo ha sido desarrollado por el Grupo
de investigación en Comunicación Educativa-ICE
(Código de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía:
HUM 871).
2Campus,
A. y Castelló M. (Coords). (2013). Monográfico “Academic
Writing”. Revista de la Red Estatal de Docencia Universitaria
(RED-U), 11.
Cómo citar: García, A., Gallego, J. L. y Rodríguez, A. (2014). ¿Cómo revisan sus textos los futuros docentes en formación? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 17(2), 16-33. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol17no2/contenido-garciagallegorguez.html