Revista Electrónica
de Investigación Educativa
Vol. 17, Núm. 2, 2015
Consumo
y educación musical informal de estudiantes mexicanos a través
de TIC1
Francia Terrazas Bañales (1) francia.terrazas@gmail.com
Oswaldo Lorenzo Quiles (1) oswaldo@ugr.es
Patricia González-Moreno (2) pagonzalez@uach.mx
(1) Universidad de
Granada
(2) Universidad Autónoma de Chihuahua
(Recibido: 5 de julio de 2013; Aceptado para su publicación: 17 de diciembre
de 2014)
Resumen
En la actualidad, el consumo musical de los jóvenes se ve influenciado
por los medios de comunicación y las Tecnologías de Información
y Comunicación (TIC), los cuales acercan al joven
con las propuestas musicales más novedosas de la actualidad a través
de la radio, la televisión e Internet. Esto se relaciona con el aprendizaje
musical informal que adquieren los jóvenes y permite determinar la influencia
que genera en la educación formal de los estudiantes. Por ello, este
estudio presenta un análisis sobre el consumo musical de 530 estudiantes
de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México) a través
de la aplicación de una adaptación cultural del cuestionario “Hábitos
y prácticas culturales en España” (Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, 2003). Los resultados obtenidos indican el uso de la radio
y la televisión como medios para escuchar música diariamente,
y un incremento en el uso de Internet para escuchar o descargar música.
Palabras clave: Consumo musical, tic, medio de comunicación.
I. Introducción
En la actualidad, los medios de comunicación y las tecnologías
de la información y la comunicación (TIC)
son agentes de modelización del consumo de la sociedad que tienen la
capacidad de influir y transformar los hábitos culturales de los individuos
(Castillejo et al., 2011; Hinojosa y Silva, 2008; Lorenzo, Herrera y Cremades,
2011; Phillippi y Avendaño, 2011), y principalmente de los jóvenes
(Lorenzo et al., 2011). El uso diario que la población hace tanto de
las tecnologías digitales como de los medios de comunicación influye
de forma directa en su consumo y en la conformación de su identidad cultural,
individual y social.
En México, los hábitos culturales de la población han ido
cambiando debido al incremento en el acceso de productos y servicios que los
individuos tienen como resultado de los medios masivos de comunicación
(Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2003). Por ello, a lo largo de
las últimas décadas, se ha generado un proceso de cambio hacia
una cultura más mediática (Gómez, 2006; Martín-Barbero,
2003) que ha tenido repercusiones en el consumidor cultural (Collins, 2010;
Gómez, 2006).
Para los jóvenes, la música es un elemento que les ayuda a definir
sus características individuales (Schäfer y Sedlmeier, 2009), y
que influye en la creación de su imagen y estilo de vida (North y Hargreaves,
2007). En el ámbito de la educación musical informal, la forma
de producir o crear música se ha transformado como consecuencia del uso
de las TIC y los medios de comunicación, ofreciendo
diversas opciones para componer, grabar, comprar, difundir o escuchar música
de forma masiva, inmediata y global. En este sentido, dentro de las múltiples
opciones que se presentan para el consumo musical se encuentran los medios de
comunicación tradicionales como la televisión o la radio, y aquellos
que ya experimentan un alcance mediático de consideración importante,
como Internet, todos ellos transmisores y herramientas del aprendizaje musical
informal presente en la colectividad social a la que pertenecen los jóvenes.
En el presente artículo se hace referencia a la educación musical
informal y al consumo musical que realizan los estudiantes universitarios mexicanos
y cómo éste es influenciado por el uso de las TIC.
1.1 Consumo local
El consumo, entendido como un proceso resultante de la cultura y de la sociedad,
tiene el objetivo de satisfacer al individuo a través de la compra de
bienes y servicios (Featherstone, 1990). El proceso de consumo tiene tres componentes
básicos: a) el valor de cambio, b) el valor de uso y c) el valor de identidad
(Knights y Morgan, 1993). Es decir, qué valor económico se le
da al producto o al servicio (cuánto cuesta), cómo se usa o para
qué sirve, y de qué manera dicho producto o servicio contribuye
a crear o fortalecer la identidad social del consumidor. En este sentido, consumir
va más allá de comprar el producto o servicio, es la relación
que se establece entre el consumidor y aquello que consume.
Por su parte, el consumo cultural se delimita por las normas, los valores y
los significados, así como los aspectos socioculturales, experimentales,
simbólicos e ideológicos relacionados con una sociedad que se
encuentra dominada por el consumo (Dittmar, 2008; Ritzer y Jurgenson, 2010).
Al igual que la cultura, el consumo cultural se diferencia según el sector
y los grupos específicos, estos últimos definidos por variables
como edad, sexo, región y clase social, entre otros. Así, la cultura
definirá qué productos adquirir, qué consumir, en qué
medida y de qué manera.
Uno de los agentes claves del consumo cultural es el consumidor, un agente libre
para tomar decisiones con base en el máximo beneficio esperado. No obstante,
de poseer libertad para elegir, el consumidor generalmente selecciona aquellos
productos o servicios que se producen en masa; es decir, dada la influencia
de los medios de comunicación, de la sociedad y del estilo de vida que
llevan los individuos, éstos eligen aquellos productos con los cuales
están cómodos y son aceptados en el medio en el que se desenvuelven
(Smith y Stanway, 2008).
1.2 Educación musical informal
Green (2008) expone que el aprendizaje informal inicia con la música
que cada individuo elige escuchar; es música que conoce y que entiende,
que disfruta y con la cual se identifica. Estas características son distintas
a la educación formal, donde la idea principal es enseñar música
que todavía no se conoce y que ha sido seleccionada por el maestro, no
por el alumno.
Los jóvenes experimentan un acercamiento musical dentro de la escuela
y fuera de ella, siendo esta última la más constante. Es decir,
la música está presente en la vida cotidiana del joven y en la
relación que desarrolla con el resto de los individuos en la sociedad,
por lo que no se limita al espacio temporal escolar; comprender cuál
es su aprendizaje musical informal ayuda a entender su desarrollo como individuo
y como parte de una colectividad, además de ser útil para mejorar
el proceso de enseñanza-aprendizaje en el ámbito de la educación
formal (Samper, 2011).
Los medios de comunicación y las TIC son generadores
de conocimiento y herramientas empleadas para experimentar, crear, compartir,
difundir o experimentar; igualmente son utilizados en el aprendizaje musical
informal de los jóvenes de manera frecuente, por lo que es necesario
conocer la manera en la que los estudiantes emplean dichos agentes para su consumo
musical.
1.3 Medios de comunicación y TIC
Como varios autores exponen (Arriarán y Hernández, 2010; Lozano,
2006; Sánchez, 2006), los medios de comunicación y las TIC
permiten la difusión de la oferta cultural y el conocimiento de la diversidad
y las identidades culturales. De igual forma, facilitan el acceso a la información
de cualquier parte del mundo (Peña y Martínez, 2008), que a través
de los servicios y productos como internet, las redes de comunicación,
los teléfonos móviles y la televisión, favorecen al intercambio
y al conocimiento actual en tiempo real de lo que sucede globalmente (Bringué
y Sádaba, 2008).
Por ello, los servicios, que como resultado de las TIC
se distribuyen para consumo de la sociedad, están ampliando las capacidades
de los productores y transformando los hábitos y prácticas de
consumo cultural de las sociedades y la población (Hinojosa y Garza,
2010; Hinojosa y Silva, 2008).
En la actualidad, se vive un proceso de mediatización donde existe el
deseo por consumir bienes que tienen un trasfondo mediático superior
al consumo básico. Es decir, cuanto más elaborados sean los bienes
y servicios, éstos representarán mayor importancia para la vida
moderna, por lo cual serán más cotizados por los consumidores
(Zukin y Smith, 2004).
Tal es el caso de la música, que ha sido empleada tanto por los medios
de comunicación como por las TIC. La música
es generadora de mensajes que van dirigidos a públicos específicos,
apoyándose de elementos como la edad, el sexo o el grupo social al que
se dirige el mensaje (Lorenzo et al., 2011). Su relación con los medios
de comunicación está orientada a atraer a los diferentes públicos
con la finalidad de que el individuo se identifique con el producto o servicio
que se está ofertando, o que tenga la necesidad de adquirir aquello que
los medios de comunicación le están vendiendo. Por su parte, la
relación de la música con las TIC y la comunicación
se observa en la forma en que se compone o crea nueva música hasta en
la manera en la que ésta se consume.
Otra forma en la que se observa la influencia mediática en la música
es a través de su difusión cada vez más inmediata y directa,
lo que permite que los jóvenes puedan experimentar con géneros
musicales diversos y que también incrementen su consumo musical. Por
ello, las preferencias de consumo musical de los adolescentes en la actualidad
están muy influenciadas por los medios de comunicación, situación
que se señala en diferentes estudios (Bonner y O’Higgins, 2010;
Martin y McCracken, 2001a, 2001b; Oliveira, 2005).
1.4 La música en la radio, televisión e Internet
Cada año hay nuevos lanzamientos en el ámbito musical. A través
de la radio los consumidores obtienen información referente a los artistas
y a la existencia y tipo de género de los nuevos lanzamientos musicales
(Peitz y Waelbroeck, 2005). Como resultado de la gran diversidad de opciones
que tienen los consumidores para adquirir música, las compañías
de discos requieren ofrecer algo más que el CD
musical, por ello muchos de los CD ahora incluyen videos
musicales, canciones adicionales (bonus track) o algunas entrevistas
con el artista (Peitz y Waelbroeck, 2005).
La radio, que figura como medio preferido por los jóvenes para escuchar
música (Aparici, 2005), tiene como principal característica su
facilidad para acceder a la programación prácticamente a cualquier
hora y momento del día. Este medio brinda la posibilidad de acompañar
las distintas actividades diarias con el consumo de los diversos programas musicales
como informativos que son parte del contenido habitual (Lorenzo et al., 2011).
Aunado a lo anterior, los programas de música que se transmiten a través
de la radio llegan principalmente al público juvenil, lo que genera una
amplia difusión de música popular actual empleando la fórmula
de repetición de canciones y estilos musicales que los jóvenes
suelen escuchar (Aparici, 2005).
La televisión, al igual que la radio, es uno de los principales medios
de comunicación con mayor influencia en la población, debido a
la programación con contenido musical que atrae con gran impacto a los
jóvenes (Gómez, López, y Martín, 2011; González
y López, 2011).
Por otra parte, está el caso de Internet, que “se constituye hoy
como una de las principales herramientas para la circulación de la cultura
en el ámbito global” (Barrios, 2009, p. 270). Su impacto ha generado
que la música digital amplíe la gama de posibilidades que tiene
el consumidor para acceder a ella y se facilite su acceso alrededor del mundo.
Internet revoluciona la sociedad de la información y la acerca a la sociedad
de la comunicación y del conocimiento debido a que 1) los individuos
no están y no se sienten aislados al verse como parte de una comunidad
global, y 2) los usuarios dejan de ser espectadores pasivos para convertirse
en prosumidores (Bringué y Sádaba, 2008; Igarza, 2010; Sotelo,
2011). Las relaciones entre individuos se realizan cada vez más a través
de las computadoras, lo cual crea nuevos modos de comunicación a través
de la red por medio de modelos horizontales de información y conocimiento
que hacen que todos los participantes o usuarios estén en el mismo nivel
unos de otros (Cebrián, 2008).
Con Internet, lo que consumen las personas en mayor escala es información,
y su importancia radica en el valor simbólico que esto tiene para el
consumidor, lo que representa y la importancia que conlleva el tener acceso
a la red (Winocur, 2006). La revolución mediática que supone la
aparición de Internet influye principalmente en los jóvenes, grupo
poblacional que ha crecido y se ha desarrollado con este medio de comunicación
y de información y quienes principalmente descargan música (Peitz
y Waelbroeck, 2005).
Con el surgimiento de Internet, los medios de comunicación se adaptaron
para continuar vigentes, tal es el caso de la televisión y la radio (Bonini,
2012; Fondevila, 2010; Islas, 2007), mismos que han aprovechado esta plataforma
para extender su presencia y evitar que su consumo disminuya drásticamente.
Internet es la forma más empleada para compartir información como
resultado de lo económico, plural, personal y accesible que es (Igarza,
2010). Frente a la cultura, tiene el papel de transformador de bienes y servicios
con implicaciones no sólo económicas sino también socioculturales,
creando nuevos espacios de consumo cultural (Gómez y Sosa, 2010). Su
influencia en el consumo y en la educación musical informal reside en
su capacidad y diversidad de usos y alcances: el acceso a buscadores, a radiodifusoras
del mundo, a las redes sociales donde se comparten distintas músicas
de forma inmediata y global, entre otros. En este sentido, la forma de consumir
productos o servicios se ha modificado con los avances de la tecnología
digital (González y López, 2011), ya que Internet logra relacionar
las características que distinguen a cada uno de los medios de comunicación:
las imágenes, las letras, el sonido y el contenido (Barrios, 2009).
1.5 Los jóvenes
Los jóvenes son parte del proceso de globalización y representan
uno de los sectores de la población con gran poder de decisión
(Wolseth y Babb, 2008). Durante la etapa de búsqueda que viven los jóvenes
en cuanto al proceso de identificación grupal, van experimentando gustos
y preferencias de música, pasatiempos, programas de televisión,
marcas de ropa, productos personales y electrónicos de vanguardia. Todo
ello es resultado de la globalización y del poder que generan los medios
de comunicación en el receptor, que dirige y establecen las pautas de
consumo en la sociedad (Díaz, 2006).
Para los jóvenes, el uso de las TIC ha significado
un cambio en sus hábitos de consumo cultural y musical; es tan fuerte
su influencia que incluso ha ocasionado que los medios de comunicación
y las tecnologías digitales cambien el lenguaje y las relaciones interpersonales.
En cuanto a la música, la globalización ha permeado en la hibridación
de géneros (también como resultado de las preferencias de este
sector de la población), teniendo así fusiones como rock y clásico,
pop y jazz, salsa y pop, tecno y banda hasta llegar a la música rai,
mezcla de árabe con pop, por mencionar algunos ejemplos.
El grupo de amigos genera influencia directa en los jóvenes porque, para
pertenecer al grupo deseado, se requiere cumplir con reglas y normas definidas
por las características particulares del mismo. En el ámbito cultural,
la música representa para los jóvenes un elemento fundamental
que los ubica en culturas con identidades juveniles particulares y que los acompaña
durante toda la etapa de la juventud: la música es empleada para transmitir
emociones, pensamientos, sentimientos; sirve como medio de comunicación
y se escucha en todo momento (Aróstegui, 2011; Saarikallio y Erkkilä,
2007).
1.6 El caso mexicano
La televisión es parte del 95% de los hogares mexicanos (Instituto Nacional
de Estadística y Geografía, 2011). En 2009, la cantidad de programas
televisivos transmitidos en el país rebasó los 900, total que
a pesar de su disminución en 2010 y 2011 presenta un aumento en las horas
transmitidas (sin contar los programas repetidos) y un incremento considerable
de 2010 a 2011 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía,
2012).
Internet es utilizado por el 32% de la población mexicana, siendo los
jóvenes quienes figuran entre las personas que principalmente lo emplean,
en promedio dos horas diarias. Su uso se divide entre buscar información
y “chatear”. En el “Estudio 2012 de hábitos y percepciones
de los mexicanos sobre internet y diversas tecnologías asociadas”,
realizado por World Internet Project México (2012), los datos indican
que, de los diferentes medios de comunicación (Internet, celular, televisión,
periódicos, radio, revistas), la población mexicana considera
a Internet, el celular y la televisión como los tres medios más
importantes para mantenerse informada.
Por su parte, los resultados relacionados con el consumo cultural digital de
la Encuesta Nacional de Juventud 2010 (Secretaría de Educación
Pública, 2011) indican que de los 36.2 millones de jóvenes mexicanos,
el 69.5% sabe usar Internet y el 28.5% tiene acceso al mismo desde su casa.
Asimismo, los resultados reflejaron que los jóvenes emplean Internet
principalmente para entrar a las redes sociales, de las cuales Facebook aparece
como la preferida para el 88.2%.
Es evidente que hoy la música tiene una gran importancia para los adolescentes
y jóvenes, especialmente en los entornos sociales informales, en los
que las tecnologías de la información y comunicación mediatizan
su consumo (Berrade, Ibarretxe, y Vergara, 2004).
II. Metodología
El objetivo de esta investigación es conocer y analizar los hábitos
de consumo musical que presentan los jóvenes universitarios mexicanos
y su relación con el uso de los elementos empleados en su aprendizaje
musical informal: las TIC y los medios de comunicación.
Participaron en esta investigación 530 alumnos de entre 17 y 44 años,2
con una media de edad de 21 años, pertenecientes a 10 de las 15 Facultades
de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH).
Se empleó la muestra probabilística de tipo estratificado y se
tomó como universo poblacional a los estudiantes de 3o. y 9o. semestre
inscritos en el ciclo escolar agosto-diciembre 2011.
Con el objetivo de brindar información contextualizada a la realidad
de los jóvenes mexicanos, se utilizó una adaptación cultural
del cuestionario “Hábitos y prácticas culturales en España”
del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2003), conformado por
preguntas de opción múltiple, de respuestas dicotómicas
y preguntas abiertas. La validación del instrumento se realizó
mediante la técnica de juicio de expertos, para la cual participaron
cinco académicos mexicanos de reconocido prestigio en el ámbito
de las Ciencias Sociales y Humanidades. Este cuestionario se estructuró
en dos módulos: a) módulo general, donde se recaban los datos
personales, información relacionada con equipamiento cultural e interés
en actividades culturales; y b) módulo sectorial, compuesto de preguntas
de consumo cultural específicas y por área: monumentos, yacimientos,
museos y archivos; lecturas y bibliotecas; ballet o danza, ópera y teatro;
conciertos de música clásica y actual; cine y video; música;
televisión; radio; computadora e Internet; y otras prácticas relacionadas
con la cultura y el ocio.
La aplicación del cuestionario se determinó por la autorización
de los directivos de las distintas facultades de la UACH,
así como por los profesores de los grupos seleccionados, los primeros
al aceptar que la unidad académica que representaban se contemplara como
muestra y los segundos al ceder horas clase de los grupos seleccionados como
posibles participantes. Asimismo, la selección de grupos fue por conveniencia,
ya que se buscaron los grupos más numerosos con el objetivo de reducir
el tiempo de aplicación del instrumento por cada carrera.
En el momento de entregar el cuestionario se explicó su finalidad y se
dieron las instrucciones para responderlo. A todos los participantes se les
informó de la confidencialidad de sus respuestas. La duración
promedio en contestar el cuestionario fue de 1 hora con 50 minutos.
III. Resultados
Se buscó conocer la distribución de frecuencia y porcentaje correspondiente
al último concierto de música actual al que asistieron los jóvenes.
Los resultados que se presentan en la Tabla I señalan que el género
musical con el porcentaje más alto para el último concierto de
música actual al que asistieron los universitarios es el de banda/ norteña
(19.8%), seguido por el género rock en español (13.6%).
Tabla I. Género
musical del último concierto de música actual al que asistió
(frecuencia y porcentaje)
Asimismo, y con el interés
de conocer si existían diferencias estadísticas entre el sexo
y los principales géneros musicales del último concierto de música
actual al que asistieron los jóvenes universitarios, se realizó
la prueba Chi-cuadrado, cuyos resultados indicaron que no hay diferencias estadísticamente
significativas entre el sexo y el género musical de mayor preferencia
(X2(4, N=150) = 6.457; p=.168).
Por otra parte, también era de interés conocer a través
de qué medios los estudiantes escuchaban música. El 97.3% de las
personas encuestadas contestó que escuchan música a través
de la radio convencional, en la que de vez en cuando ponen música, 47.1%
por la televisión y 0.9% por medio del iPod o celular. No obstante, es
a través de la computadora donde el 74.4% de los estudiantes escuchan
música un día cualquiera y el 53.9% a través de CD.
El 54.2% de los participantes en el estudio escucha la radio todos los días.
Sólo el 5.8% dijo escuchar la radio una vez por semana. En comparación
a los hombres, las mujeres son quienes más escuchan la radio. Con relación
al tipo de programas que suelen escuchar, el porcentaje más elevado es
para los programas musicales (43.6%), seguido de las noticias (16.2%) y deporte
(2.3%).
El 84.9% de los estudiantes que contestaron el cuestionario señala que
es en el coche donde generalmente escuchan música de CD
con mayor frecuencia y el 75.8% indica que en casa. Se quiso conocer cuántos
CD de música grabada tienen en total en casa los
participantes: el porcentaje mayor indicó que tiene entre 30 y 50 CD
(17%) y el 14.9% entre 10 y 30 CD. El 11% indicó
que tiene más de 100 CD de música grabada
en casa.
Con relación a la frecuencia con la que compran CD,
los resultados indicaron que los estudiantes no compran CD
de forma periódica, ya que el 10% señala que la última
vez que compró un disco fue en un lapso anterior de tres meses a un año
(contando a partir de la fecha en la que se aplicó el cuestionario).
La razón por la que no compran discos –señalan– se
debe principalmente a la descarga de música a través de Internet
(41.3%) y al alto costo de los discos compactos (19.1%).
El 68.1% que han copiado discos lo hacen ellos mismos desde su computadora (ordenador),
principalmente graban música de Internet (63.5%). Entre los géneros
musicales que más copian se encuentran la música electrónica,
la banda y el rock.
El 23.8% de los participantes señaló que invierte su tiempo libre
en la computadora o navegando por Internet, 13.6% lo dedica a ver la televisión
y 3.2% a escuchar la radio.
El 69.8% de los participantes tiene acceso a Internet desde el hogar. Las actividades
que realizan en casa a través de internet se presentan en la Tabla II,
donde se muestran estadísticos descriptivos según la variable
sexo. Para este ítem se dio la opción de elegir más de
una respuesta, razón por la que el total de actividades no es igual al
100%. Los resultados indican que el 41.9% de los universitarios encuestados
emplea Internet para divertirse, entretenerse o informarse; en segundo lugar
lo utilizan para descargar música gratis (34.2%), y buscar materiales
por motivos académicos (28.7%) es la tercera actividad de preferencia
de uso. Las opciones con menor elección fueron descargar música
previo pago y realizar gestiones bancarias.
Tabla II. Frecuencias
y porcentajes de las actividades que realizan los estudiantes
a través del acceso a Internet desde casa, según la variable sexo
IV. Discusión y conclusiones
Se observa que el tipo de concierto de música actual al que más
asistieron los universitarios fue correspondiente a la música de banda/norteña,
seguida de rock y pop en español. Estos resultados son coincidentes con
los estudios realizados por el Instituto Mexicano de la Juventud (2006) y la
Secretaría de Educación Pública (2011), los cuales señalan
la preferencia de los jóvenes por este tipo de música y, aunque
también en diversos estudios (North, Hargreaves, y O’Neill, 2000;
Schwartz y Fouts, 2003) se expone la existencia de diferencias estadísticas
entre el sexo y el género musical, los datos obtenidos en esta investigación
no indican esta diferencia.
Asimismo, los medios de comunicación y las TIC
figuran como agentes claves para el consumo de música. De esta forma
se observa cómo la radio sigue siendo un medio por el que se escucha
música, aun cuando por Internet no sólo se escucha música
sino que se brindan más opciones de búsqueda, experimentación
y descarga.
Una de las consecuencias que se presentan como resultado de los avances en las
tecnologías de la información es que los jóvenes tienen
la opción de no comprar CD y, en cambio, descargar
música por Internet. Los estudiantes consideran elevado el precio de
los CD (Jambon y Smetana, 2012), lo que sumado a la influencia
de los avances tecnológicos antes mencionada es indicativo de que la
mayoría de los CD que se tienen en casa sean de
música grabada y no de música original. En esta línea,
sería interesante investigar de qué tamaño es el porcentaje
de jóvenes que ha dejado atrás el consumo de CD
por la compra de música en Internet o el uso de dispositivos como USB,
mp3, iPod, entre otros, y conocer la percepción de los jóvenes
con relación a la descarga ilegal de música, siguiendo esta línea
de investigación estudios de ámbito internacional (Bonner y O’Higgins,
2010; Jambon y Smetana, 2012; Plowman y Goode, 2009).
El consumo de música por los jóvenes seguirá estando vigente
independientemente de qué plataforma o medio digital se utilice para
ello. Dentro del proceso de desarrollo como sociedad y con lo fundamental que
se han convertido las TIC, la influencia que ejercen estos agentes de mediatización
seguirá permitiendo el acceso a la música e incluso facilitando
el proceso de consumo musical apoyado en gran parte por la radio y la televisión,
así como por los grandes comunicadores y fuentes primordiales encargados
de llevar las novedades y éxitos musicales al individuo y convertirlos
en gusto del consumidor. Esta adaptación o transformación del
consumo musical es lo que finalmente repercute en la conformación de
nuevos cambios en los comportamientos sociales de los jóvenes, así
como en su configuración individual.
El uso de internet ha generado en la sociedad un impacto cultural, mediático
y social. Su incremento está ocasionando una distribución inequitativa
en cuanto al uso destinado a realizar actividades desconectadas de la computadora
y de Internet. En el ámbito internacional, estudios como el de Giedd
(2012) señalan que los adolescentes pasan gran parte del tiempo en Internet,
situación que plantea un escenario novedoso en cuanto al desarrollo y
educación de los individuos. En México, el uso de las redes sociales
se ha convertido para los jóvenes en una actividad que consume gran parte
de su tiempo (Fosk, 2010). De qué manera esto les afecta en sus relaciones
sociales, en su desarrollo educativo y en sus prácticas de consumo cultural,
son algunas de las áreas de estudio de interés para futuras investigaciones.
En este sentido, será interesante estudiar el impacto que generará
en los jóvenes la reforma en telecomunicaciones 2014 propuesta por el
actual gobierno federal en relación con las disposiciones en materia
de uso de Internet y las posibles restricciones de su uso y consumo.
El tipo de música que los jóvenes prefieren escuchar o consumir
está relacionado con los significados propios que cada género
musical produce en el receptor, así como en las emociones y pensamientos
que de ella emanan. Por ello, resulta conveniente fomentar en la educación
musical el estudio de las características y los elementos sociales, políticos,
económicos y culturales que se reflejan en los individuos a través
de la música que están escuchando con el objetivo de incidir positivamente
en el aprendizaje y aprovechamiento de la educación musical formal. Dicho
de otra manera, el empleo de la música como recurso auditivo y visual
puede servir positivamente para la educación formal en las distintas
disciplinas del conocimiento.
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1La
Universidad Autónoma de Chihuahua, al igual que otras universidades mexicanas,
permite la inscripción de alumnos que se encuentran por arriba del rango
de edad que define a los jóvenes, razón por la que algunos de
los participantes del estudio oscilan entre los 30 y 44 años de edad.
2Este
estudio ha sido financiado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes
(FONCA) del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
de México (CONACULTA) y el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Cómo citar: Terrazas, Lorenzo y González-Moreno (2015). Consumo y educación musical informal de estudiantes mexicanos a través de TIC. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 17(2), 77-88. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol17no2/contenido-terrazas-lorenzo-glez.html