Revista Electrónica de Investigación Educativa
Vol. 15, Núm. 2, 2013
Trabajo infantil entre los estudiantes de educación Primaria
en América Latina. Características y factores asociados
Child Labor among Elementary School Students in Latin
America:
Characteristics and Associated Factors
Marcela Román Carrasco (1)
mroman@cide.cl
Francisco Javier Murillo Torrecilla (2)
javier.murillo@uam.es
(1) Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación
Universidad Alberto Hurtado
(2) Universidad Autónoma de Madrid
Ciudad Universitaria de Cantoblanco
28049 Madrid, España
(Recibido: 17 de febrero de 2012; aceptado para su publicación: 14 de
enero de 2013)
Resumen
La investigación que se presenta estima la magnitud del trabajo infantil
en las escuelas latinoamericanas y estudia los factores asociados al mismo.
Se realiza a partir de los datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y
Explicativo (SERCE) de la UNESCO,
analizando 186,000 estudiantes de tercer y sexto grado de Educación Primaria
de 16 de los países de la región. Entre sus principales resultados
se constata que el trabajo infantil, tanto fuera como dentro del hogar, es un
grave problema que afecta a los estudiantes en todos los países implicados.
Quienes tienen una mayor probabilidad de trabajar fuera de la casa son los estudiantes
hombres, que habitan en zonas rurales y con madres de menor escolaridad.
Palabras Clave: Trabajo Infantil, América Latina, Educación
Primaria.
Abstract
This research assesses the extent of child labor in Latin American schools and
examines the factors associated with it. The study draws on data from UNESCO‘s
Second Regional Comparative and Explanatory Study (SERCE),
which analyzes 186,000 third and sixth grade students from sixteen of the region’s
countries. One of the main findings of our research was that child labor, both
within the home as well as outside it, is a serious problem, affecting students
in all of the countries involved. Those most likely to work outside the home
are male students living in rural areas and having less educated mothers.
Keywords: Child Labor, Latin America, Elementary Education.
I. Introducción
La fuerte desigualdad social y brechas de todo tipo que lamentablemente forman
parte del paisaje de cada país de América Latina, alcanza y golpea
con dureza a sus niños desde temprana edad. La infancia, etapa vital
en la cual ellos han de crecer, jugar, descansar y aprender a fin de desarrollarse
integralmente (UNICEF, 2006), se ve amenazada seriamente
por el trabajo que no pocos de ellos realizan ya sea al interior de sus hogares,
o para terceros externos.
En la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas
(1989), se ratifican, entre otros, el derecho de todo niño a la educación
y a estar protegido contra cualquier tipo de trabajo que por su naturaleza o
condiciones, suponga riesgos o limite su educación y desarrollo integral.
El reconocimiento de los menores de edad como sujetos portadores y plenos de
derechos, es el primer paso que permite resguardar y exigir el respeto de tales
derechos, pero sin duda no es suficiente. En el trabajo infantil se mezclan
aspectos estructurales, sociales y culturales, que de manera particular y agregada
son de difícil abordaje.
La pobreza, así como la vulnerabilidad social y familiar, son importantes
factores que empujan a los niños/as a integrase muy tempranamente al
trabajo. Las pautas de crianza y socialización al interior de las familias,
así como el rol y lugar que ocupan los hombres y mujeres en las distintas
sociedades y grupos étnicos, son aspectos culturales e identitarios que
también afectan el tipo de tareas y responsabilidades que asumen los
niños y las niñas, estableciendo muchas veces delgados límites
entre aquello que es propio de la colaboración al interior de las familias
o de la transmisión cultural de roles y funciones, y lo que es propiamente
trabajo y que por tanto, afecta negativamente el pleno desarrollo o el ejercicio
pleno y libre de todos los derechos de los menores de edad en todo contexto,
país o región del mundo. Es este tipo de actividad la que por
sus graves consecuencias, ha de prevenirse, denunciarse y reducirse progresivamente
hasta lograr su erradicación en plazos razonables (Organización
Internacional del Trabajo, 2005).
Ciertamente el trabajo infantil, especialmente el que se desarrolla fuera del
hogar, afecta negativamente tanto el acceso a la educación como la calidad
del proceso educativo de los niños trabajadores. Asistir y permanecer
en las escuelas para los niños que trabajan fuera de casa implica importantes
esfuerzos para ellos y sus familias. Lograr desempeños y rendimientos
acorde a lo esperado, supone también grandes desafíos, ya que
los niños trabajadores no sólo disponen de menos tiempo para dedicar
al estudio y actividades propias de la escuela, sino que enfrentan su proceso
formativo más cansados que sus compañeros no trabajadores, debiendo
muchas veces tener que renunciar a su tiempo de ocio y recreación en
pro de las demandas y exigencias de la escuela. La literatura es amplia y clara
al mostrar la serie de otras implicaciones que esto conlleva, por ejemplo, respecto
de las mayores cifras de abandono y deserción escolar entre los estudiantes
trabajadores, su menor escolaridad o precaria inserción en el mundo del
trabajo en edades más adultas, entre otros.
El estudio que compartimos aborda la problemática del trabajo infantil
en los estudiantes de primaria de América Latina, para profundizar en
su magnitud y características. Nos interesa conocer qué porcentaje
de los estudiantes de nivel primario comparte su tiempo entre la escuela y el
trabajo en los distintos países; con qué frecuencia lo realizan,
quiénes son los que se ven mayormente afectados por esta problemática
y cuáles son los principales factores que se asocian a ella. Para tales
efectos, se utilizan los datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo,
SERCE (2008), que recoge valiosa información sobre
trabajo -fuera y dentro del hogar- en estudiantes de tercero y sexto grado de
primaria en 16 países de América Latina. En un primer apartado
se ofrece el marco teórico del estudio a partir de la revisión
de la literatura internacional y regional sobre trabajo infantil, su magnitud,
principales características y factores asociados. Un segundo punto presenta
los objetivos y metodología que estructuran y sustentan la investigación,
para finalmente presentar los principales resultados, discutirlos y ofrecer
un conjunto de conclusiones derivadas de ello.
II. Marco Teórico
La conceptualización de trabajo infantil, en tanto actividad que atenta
contra el derecho de los niños, es asumida en la casi totalidad de los
estudios e investigaciones que tratan de esta problemática a partir de
la definición y marco que entrega la OIT (2004).
Para dicho organismo, el trabajo infantil se refiere:
[a cualquier] trabajo o actividad, que es física, mental, social o moralmente perjudicial o dañina para el niño o niña; que interfiere en su escolarización privándole de la oportunidad de ir a la escuela, obligándole a abandonar prematuramente las aulas, o exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado. (p. 11).
Se señala, además, que en sus formas más extremas, el
trabajo infantil involucra a niños, niñas y adolescentes que son
esclavizados, separados de sus familias, expuestos a graves riesgos y enfermedades,
como también a aquellos que son abandonados y obligados a valerse por
sí mismos. Desde esta conceptualización, se establecen los límites
y se distingue entre trabajo infantil propiamente tal y las diversas tareas
y actividades cotidianas o esporádicas que aportan a la socialización
y formación de los niños para la vida, sin atentar contra sus
derechos fundamentales: la salud, el desarrollo físico, mental, espiritual,
moral o social y la educación, entre ellos.
La mayor parte de la literatura y organismos internacionales dedicados al tema
identifican cinco tipos de Trabajo Infantil: i) familiar, ii) doméstico,
iii) para terceros, iv) ilícito o clandestino, y v) en condiciones peligrosas
(UNICEF, 2002; Dirección Nacional de Información
y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE-UNICEF),
2004; OIT, 2005, 2008; García, 2006; OIT-UNICEF,
2008, 2010; Montaño y Milosavjlevic, 2009).
El trabajo familiar refiere a la incorporación de los menores de edad
a actividades familiares que suponen ingresos, tales como negocios, huertas,
talleres. El trabajo doméstico, es aquel que realizan los niños,
niñas y adolescente al interior de su propio hogar y que implica tareas
propias de la casa (limpieza, preparación de comida, lavado y planchado,
así como cuidado de hermanos menores. Trabajar para terceros, supone
una relación laboral de los menores de edad con adultos distintos a sus
padres y por cuyas acciones, reciben un salario que es –la mayor parte
de la veces– de muy bajo monto o incluso en especies (ropa, alimentación
principalmente). Dentro del trabajo ilícito o clandestino se considera
todo tipo de acciones reñidas con la ley y que involucran a menores de
edad, tales como la mendicidad, venta o tráfico de drogas, prostitución
infantil, entre otras. Por último, el trabajo en condiciones peligrosas
hace referencia a todo tipo de actividad que pone sistemática y permanentemente
en riesgo la salud y la integridad de los menores, tales como labores en las
minas, recolección y clasificación de basura, manipulación
de pesticidas o elementos contaminantes para el trabajo en el campo (DINIECE-UNICEF,
2004; OIT-UNICEF, 2008; OIT, 2005).
Otra forma de categorizar el trabajo, es según el tipo de actividad:
económica o no económica (Weyer, 2010). Entre las actividades
económicas se ubican los distintos empleos remunerados (en dinero o especie)
y cualquier trabajo independiente o por cuenta propia de los menores de edad.
Entre las no económicas se incluye la producción no mercantil
y no remunerada, tales como el cuidado de hermanos o las labores domésticas.
No obstante lo anterior, la complejidad de sus efectos, así como los
múltiples ámbitos implicados, dificulta la identificación
y distinción entre trabajo infantil y tareas de colaboración y
socialización propias de los niños y niñas en el ámbito
cotidiano y familiar (OIT-UNICEF, 2008; OIT,
2005, 2010). Así, el reconocimiento de qué o no es trabajo infantil
varía de manera importante según la región, país
o sector (Basu y Tzannatos, 2003). Más aún, la mayor parte de
los padres y familias sólo lo reconocen como tal cuando los menores reciben
un salario por las tareas desarrolladas y es un aporte sustantivo al ingreso
familiar. En tal caso, el trabajo familiar y doméstico casi nunca es
percibido como una actividad que limita el pleno desarrollo y la atención
a las actividades propias de la edad de los infantes (UNICEF,
2002, 2004).
En cuanto a su magnitud y distribución, los organismos internacionales
preocupados de la erradicación y prevención del trabajo Infantil
señalan que el trabajo infantil ha disminuido menos de lo previsto y
de manera desigual en el mundo, estando casi ausente en las economías
más ricas de Europa y Norte América (Orazem, Sedlacek y Tzannatos,
2009). Las cifras siguen siendo alarmantes: se estima que a nivel mundial actualmente
son 215 millones los niños que trabajan y más de la mitad de ellos
(115 millones) lo hacen en actividades peligrosas. Así, cerca del 14%
de la población mundial entre 5 y 17 años desarrolla algún
tipo de trabajo infantil (OIT, 2010). La región
de Asia y el Pacífico exhibe el mayor número de niños trabajadores
(113 millones), siendo África Subsahariana la región con la mayor
proporción: uno de cada cuatro menores de edad trabaja. En América
Latina y El Caribe, algo más de 14 millones de niños y jóvenes
de entre 5 y 17 años trabajan, representando el 10% de la población
en ese tramo de edad (OIT, 2008, 2010).
Por otra parte, la evidencia muestra que el trabajo infantil afecta más
a los niños (59%) que a las niñas y es mayor en zonas rurales
y entre niños/as con padres de baja escolaridad (OIT,
2010; Sedlacek, Duryea, Ilahi y Sasaki, 2009). La actividad agrícola
concentra la mayor proporción de niños trabajadores (60%), luego
están los servicios (26%) y en menor medida la industria (7%). Los niños
tienen una mayor presencia en la agricultura (63%) y la industria (69%), mientras
que las niñas trabajadoras se ubican más en el sector servicios
(53%). Un 68% de los menores de edad que trabajan lo hacen sin remuneración
y en al ámbito familiar (en negocios o en el espacio doméstico).
Un 22% corresponde a trabajo asalariado y un 11% entre empleo independiente
y no definido (OIT, 2005-2010).
2.1 La evidencia para América Latina
Cerca de 6 millones (5.7) de los menores que trabajan en América Latina
tienen edades entre 5 y 14 años, representando el 10% de la población
en dicho tramo (OIT, 2008, 2010). Este rango corresponde
teóricamente a la escolaridad pre primaria (5 años), primaria
completa (1o. a 6o.) y primeros años de secundaria (7o. a 9o.). Sin embargo
debido a las importantes cifras de rezago escolar (sobre todo en los sectores
pobres y rurales), estas edades se concentran fuertemente en los grados de educación
primaria. La mirada por país refleja la fuerte desigualdad de la región.
Coexisten países con cifras de trabajo infantiles insignificantes (Argentina,
Chile, y Uruguay), con otros cuya incidencia está entre las más
altas del mundo: Bolivia (25%), Perú (28%) y Ecuador (34%) (OIT,
2008; Orazem, Sedlacek y Tzannatos, 2009). En el tramo de 5 a 14 años,
las cifras señalan a Guatemala como el país de mayor tasa: cerca
de 1 de cada 5 niños trabaja (OIT, 2008)
El comportamiento respecto del tipo de trabajo más frecuente y la distribución
por género y contexto, es muy similar al resto de las regiones. En efecto,
en América Latina el trabajo infantil es mayor entre los niños
(18%) que en las niñas (11%), esto en todos los tramos de edad o contexto.
Esta diferencia se explica en parte por una mayor inserción del niño
en un trabajo de mercado, a la vez que la subestimación del trabajo que
realizan las niñas en el propio hogar. En ambos casos estamos frente
a una dura reproducción cultural del trabajo respecto del género
(OIT, 2005, 2010). Las niñas se concentran mayoritariamente
en actividades laborales domésticas en sus propios hogares mientras que
los niños lo hacen fuera del hogar, principalmente en actividades agrícolas
y de comercio (Montaño y Milosavjlevi, 2009; OIT,
2005, 2010; Binder y Scrogin, 1999). Al igual que a nivel mundial, el trabajo
infantil en la región es mayoritariamente un fenómeno rural (el
27% de niñas y niños de zonas rurales de 5 a 17 años trabajan),
cifra que casi triplica la incidencia en el medio urbano (10%). Las actividades
agrícolas representan el 60% del trabajo infantil en la región
(OIT, 2005, 2008, 2010)
2.2 Objetivos y metodología
El artículo aborda parte de los hallazgos de un estudio mayor, que indaga
en la relación entre aprendizajes, rendimiento escolar y trabajo infantil.
En concreto, se comparten y discuten los resultados de dos de sus objetivos:
Para alcanzar estos
objetivos se utiliza la base de datos del SERCE, de la
UNESCO (Laboratorio Latinoamericano de Evaluación
de la Calidad de la Educación, LLECE, 2008).1
Su objetivo fundamental era describir qué y cuánto aprenden los
estudiantes latinoamericanos de 3o. y 6o. de Primaria en las áreas curriculares
de Matemática, Lenguaje (Lectura y Escritura) y Ciencias Naturales (sólo
6o.) y para ello, se aplicaron pruebas de rendimiento estandarizadas a cerca
de 200,000 estudiantes de dichos grados en 16 países, así como
cuestionarios de contexto a ellos, sus familias, docentes y directores de los
centros escolares implicados.
Considerando la evidencia de la literatura disponible, las variables utilizadas
son de dos tipos: variables para estimar y caracterizar el fenómeno del
trabajo infantil entre los estudiantes y, aquellas referidas a aspectos socio-demográficos
del estudiante y su familia, en tanto, factores que pudieran determinar o estar
asociados a dicha problemática. Estas son:
Las variables sobre trabajo infantil son cinco: i) Condición del trabajador
del estudiante (Sí; No), ii) Lugar dónde lo hace (en casa o fuera
del hogar); iii) Retribución/Pago (si le pagan por su trabajo y si este
pago es en dinero o especies), iv) Número de días a la semana
que trabaja; y v) Horas al día dedicadas a trabajar.
Las variables socio-demográficas utilizadas son seis: i) Nivel socio-económico
de la familia del estudiante, variable tipificada y obtenida a partir de la
actividad laboral de los padres y de las posesiones familiares; ii) Nivel cultural
de la familia del estudiante, obtenida como promedio de la escolaridad máxima
de ambos padres (tipificada); iii) Género estudiante, variable dicotómica;
iv) Lengua materna del estudiante (español/portugués u otra),
variable dicotómica; v) Años de preescolarización del estudiante
(número de años que asistió a algún centro educativo
o asistencial antes de la educación obligatoria) y; vi) Hábitat
donde reside el estudiante(contexto/entorno rural o urbano).
La población estuvo formada por todos los estudiantes de 3o. de Educación
Primaria (8/9 años) y de 6o. (11/12 años) de América Latina,
que alcanza a un total de casi 10 millones de niños y niñas en
cada curso. La muestra de estudio corresponde a 95,053 estudiantes de 3o. de
Educación Primaria que estudiaban en 4,271 aulas de 2,969 escuelas localizadas
en 16 países de América Latina, y 90,251 estudiantes de 6o. grado
de Primaria en 3,903 aulas de esas mismas escuelas y países (ver Tabla
I). Esta muestra fue seleccionada en cada país mediante muestreo aleatorio
estratificado de conglomerados. Los criterios para la estratificación
fueron el tipo de administración y área geográfica (urbano
público, urbano privado y rural); el tamaño de la escuela (pequeña:
escuela con una sola sección en el grado, mediana: con dos o tres secciones
en el grado, y grande: con cuatro o más secciones en el grado) y la Relación
entre la matrícula de 6o. y la matrícula de 3o. (R6/3
0.8; 0 < R6/3 < 0.8; R6/3 = 0; y matrícula de 3o. = 0). En cada
estrato se selecciona una muestra de escuelas, en una sola etapa de selección
con probabilidades iguales para todas las escuelas del estrato. La muestra de
alumnos en cada estrato se conformó con todos los alumnos de las escuelas
seleccionadas en cada estrato.
Tabla I. Población
y Muestra. Número de estudiantes de la población, de la muestra,
porcentaje de mujeres y porcentaje en zonas rurales, por país
Las variables descritas fueron recogidas mediante diferentes instrumentos:
Se utilizaron distintas estrategias de análisis de datos en función del objetivo. Así, para conocer la incidencia del trabajo infantil entre los estudiantes de América Latina se realizaron análisis descriptivos para cada país. La situación del conjunto de la Región se estimó mediante la ponderación de los resultados de cada país. Para identificar los factores socio-demográficos asociados al trabajo infantil se utilizaron Análisis de Regresión Lineal Logística.
III. Resultados
3.1. Incidencia del trabajo infantil dentro y fuera del hogar
Trabajan fuera de casa casi el 10% de los estudiantes tanto en 3o. como en 6o.
de Educación Primaria de América Latina (Tabla II). Ello implica
que, si se extrapolan los datos, sería posible afirmar que un millón
de niños y niñas que estudian 3o. de Educación Primaria
en América Latina trabajan fuera de casa, y una cifra similar de estudiantes
de 6o. de Primaria. Con ello, estaríamos hablando de que casi 6 millones
de niños y niñas que estudian Educación Primaria (de 6
a 12 años) en América Latina combinan su trayectoria y proceso
escolar con algún tipo de actividad laboral.
De acuerdo a lo reportado por los niños y niñas, trabaja en la
casa aproximadamente la mitad de los estudiantes de 3o. de Primaria, y uno de
cada tres en 6o. de Primaria. Lamentablemente, la información disponible
no permite desentrañar con claridad qué significa trabajar en
casa. Es posible suponer sin embargo, que entre las actividades a la que los
niños y niñas dedican tiempo en el hogar, se incluye el apoyo
a las tareas familiares, tales como el cuidado de hermanos o la colaboración
en tareas domésticas, como también otro tipo de trabajo infantil
que se desarrolla entre las paredes de la casa. En todo caso, llama la atención
que el trabajo infantil reportado dentro del hogar es mayor entre los estudiantes
de 3o. que entre los de 6o., siempre con matices y diferencias entre países.
Por ejemplo, en 3o. de primaria sobresalen Guatemala y Nicaragua con cerca de
un 62% de los estudiantes trabajadores domésticos, mientras que en el
otro extremo, Cuba y Colombia con un 27% y 43% respectivamente (ver Tabla II).
Respecto del trabajo reportado fuera del ámbito doméstico, los
datos señalan que más del 10% de los estudiantes de 3o. de Primaria
declaran trabajar fuera de casa en cinco países: República Dominicana,
con un 14.0%, Guatemala, con 12.3%; México, con un 11.3%; Ecuador, con
un 11.2%; y Costa Rica, con un 10.8%. En el extremo contrario, se ubican los
estudiantes cubanos, donde sólo el 0.4% declara hacerlo (Tabla II). Dos
aspectos resultan ser llamativos: la alta relación entre el porcentaje
de estudiantes que dicen trabajar en casa y los que dicen trabajar fuera, en
cada país (rxy=0.70; sig=0.000) y que no hay una relación estrecha
entre riqueza de un país y porcentaje de niños que trabajan.
Para 6o. de Primaria los datos son análogos. En este caso nueve países
superan el 10% de estudiantes que trabajan fuera de casa, destacando especialmente
Guatemala, con un 15.9 y República Dominicana, con un 13.4%. Y dos que
no llegan al 5%: Cuba, con un 0.2% y Chile, con un 3.7%. En referencia al trabajo
en casa, las cifras varían desde un 14.5% de Chile a un 42.4% en Guatemala
(ver Tabla II). De nuevo aparece una alta relación entre el porcentaje
de estudiantes que trabaja en casa y el que lo hace fuera, con un índice
de correlación de Pearson del 0.71.
Tabla II. Porcentaje de estudiantes de 3º y de 6º
de Primaria
que trabajan en casa y fuera de casa, por país
La sorprendente alta relación encontrada entre el porcentaje de estudiantes
que trabajan en casa y los que trabajan fuera del hogar, en cada país
(0.70 para 3o. y 0.71 para 6o.), muestra la necesidad de seguir indagando y
profundizando sobre este complejo fenómeno.
3.2 Características del Trabajo Infantil fuera del hogar
Retribución por el trabajo. El 77.2% de los estudiantes de América
Latina de 3o. de Primaria y el 90.4% de los de 6o. reciben dinero o cosas por
el trabajo que realizan fuera del hogar. Un 59.2% recibe dinero y un 18% diferentes
especies entre los estudiantes de 3o., mientras que las cifras son de un 80.2%
y 10.2% entre los alumnos de 6o., respectivamente (ver Tabla III).
Tabla III. Porcentaje de estudiantes de 3o. y 6o. de primaria
que reciben dinero
o cosas a cambio de su trabajo (en casa o fuera de ella), por país
Horas dedicadas al trabajo. Más información
se obtiene del análisis de la cantidad de horas que trabajan, aquellos
estudiantes que señalan hacerlo fuera de casa. En este caso, los análisis
sólo consideran a los estudiantes de 6o., por ser los únicos datos
disponibles. Las cifras, de nuevo, son preocupantes: el 37% de los quienes trabajan
fuera de casa lo hacen cuatro o más horas al día. Dedicación
claramente incompatible con la adecuada asistencia a un centro educativo y dedicación
a las tareas y actividades propias del proceso escolar.
Visto por países (ver Tabla IV), Guatemala es el país con el mayor
porcentaje de estudiantes que trabajan 4 horas o más al día (51%),
seguido de El Salvador y Ecuador con un 45% y 42%, respectivamente. Resulta
interesante comprobar la fuerte relación entre el porcentaje de estudiantes
que trabajan en un país y el porcentaje de niños y niñas
que trabajan 4 horas o más (rrxy= 0.94). Así, cuantos más
estudiantes trabajan fuera de casa en un país, también es mayor
su dedicación diaria a este trabajo, lo que amplifica el problema.
Tabla IV. Distribución de los estudiantes de 6o. que
trabajan fuera de casa
en función del número de horas al día que trabajan, por
país
Número de días de trabajo fuera de casa a la semana.
Para el conjunto de América Latina, el 41% de los estudiantes de 6.o
grado que trabaja fuera de casa lo hace un número variable de días,
el 17.7% lo hace todos los días, el 7.8% 6 días y el 9% declara
hacerlo 5 días a la semana. Es decir, el 34.4% lo hace 5, 6 ó
7 días de la semana (ver Tabla V).
El análisis por países nos muestra un panorama ya visto: cuanto
más estudiantes trabajan fuera de casa en un país, mayor el número
de días que trabajan a la semana (rxy=0.91 entre porcentaje de estudiantes
que trabajan fuera de casa y porcentaje de estudiantes que trabajan más
de 4 días a la semana en cada país). Y cuanto mayor es el porcentaje
de estudiantes que trabajan 4 horas a la semana, también mayor es el
porcentaje de estudiantes que trabajan más días a la semana (rxy=0.90
entre porcentaje de estudiantes que trabajan 4 o más horas al día
y porcentaje de estudiantes que trabaja más de 5 días a la semana
en cada país) (ver Tabla V).
Tabla V. Distribución de los estudiantes de 6o. grado
que trabajan fuera de casa
en función del número de días a la semana que trabajan
en cada país
3.3. Características de los estudiantes que trabajan fuera del
hogar
El Análisis de Regresión Lineal Logística permite analizar
de forma conjunta la aportación de cada una de las variables hipotéticas
sobre el trabajo infantil. Su estimación (ver Tabla VI) muestra que el
género, hábitat y nivel cultural de las familias inciden en la
probabilidad que tiene un estudiante, tanto de 3.o como de 6.o de trabajar fuera
de casa. A estas variables, hay que añadir el Nivel socioeconómico
para los estudiantes de 6o.
Tabla VI. Resultados del Análisis de Regresión
Logística: Factores relacionados
con el trabajo fuera de casa de los estudiantes de 3o. y de 6o.
Efectivamente, los datos indican que el porcentaje de niñas que trabaja fuera de casa es inferior al de los niños. Este fenómeno se da en todos y cada uno de los países y con mayor incidencia en 6.o que en 3.o (ver Tabla VII).
Tabla VII. Porcentaje de estudiantes de 3o. y 6o. de Primaria
que trabajan fuera de casa por género en cada país.
También se observa que los estudiantes que trabajan fuera de casa tienen, en promedio, un nivel socioeconómico inferior a los que lo hacen en casa, y estos respecto de los que no trabajan, tanto en 3o. (F = 309.13, sig = 0.000) como a los de 6o. (F = 1554.22, sig =0.000) (ver Tabla VIII). Aunque, como hemos visto, cuando se controla por nivel cultural de los padres, en 3.o esta variable no hace una aportación significativa.
Tabla VIII. Nivel socio económico promedio de los estudiantes
de 3o. y 6o. de Primaria
que trabajan en función de si reciben dinero o cosas por ese trabajo.
Como era previsible, existen importantes diferencias en el porcentaje de estudiantes que trabajan en función del nivel de estudios de los padres, especialmente de la madre (Tabla IX 9). Efectivamente, en 3o., el porcentaje de estudiantes que trabaja fuera de casa es el doble dependiendo de si la madre tiene estudios superiores frente a las madres sin estudios (5.52% a 11.86%); y de cuatro veces más para 6o. (3.95% a 15.80%). En todo caso, llama poderosamente la atención que haya tantos niños cuyas madres tienen estudios superiores que trabajen fuera de casa.
Tabla IX. Porcentaje de estudiantes de 3o. y 6o. de Primaria
que trabajan fuera de casa por nivel de estudios de la madre.
Por último, los datos indican que los estudiantes que viven en zona
rurales trabajan en mayor proporción, que los que viven en zonas urbanas.
Efectivamente, mientras que el 8.28% de los niños y niñas de 3o.
de Primaria de América Latina que viven en zonas urbanas trabajan fuera
de casa, lo hacen el 22.38% de lo que habitan en zonas rurales, es decir una
proporción claramente superior. En 6o. grado, las cifras son más
extremas, trabajan fuera de casa el 7.57% para la zona urbana y un 12.74% para
la rural.
IV. Discusión y conclusiones
El estudio ratifica las altas cifras de niños y niñas que en los
distintos países de América Latina combinan sus estudios con el
trabajo. Si sólo se considera el trabajo fuera de casa, los análisis
muestran que lo hacen cerca del 10% de los estudiantes de 3o. y el 11% en 6o.
grado. Con ello, cerca de 2 millones de niños y niñas entre los
9 y 12 años están siendo vulnerados en sus derechos humanos fundamentales:
a vivir plenamente su niñez, a jugar y recrearse, al mismo tiempo que
dedicar el tiempo a las tareas y demandas propias de la escuela. Cifras que
crecen importantemente si se considera el trabajo reportado por los niños
y niñas al interior del hogar. Lamentablemente la información
disponible en este estudio no permite profundizar en las condiciones o el tipo
de trabajo que los estudiantes de ambos grados, reconocen realizar al interior
de sus hogares. Ciertamente un aspecto necesario de seguir estudiando y analizando.
Los resultados del estudio son también coincidentes con la revisión
y evidencia internacional, al constatar que el trabajo infantil se hace más
agudo en ciertos países y es mayor en las zonas rurales que en lo urbano.
De esta forma, los desafíos tendientes a erradicar el trabajo infantil
-aunque igualmente urgentes- son distintos para los estados y debieran ajustarse
a los contextos y realidades geográficas y locales. Parece del todo necesario
que las acciones y estrategias que se diseñen e implementen para prevenir
y reducir el trabajo infantil, consideren los niveles de pobreza, la escolaridad
de sus poblaciones, la presencia de grupos y minorías étnicas,
o la situación de los mercados laborales, la migración o desplazamientos
de grupos o comunidades entre otros. La inequidad urbano-rural que se refleja
desde la problemática del trabajo infantil, hace evidente la mayor vulnerabilidad
de los estudiantes de zonas rurales, lo que amerita también una atención
especial.
Respecto del trabajo asalariado que realizan los niños y las niñas,
la investigación muestra altos porcentajes de estudiantes que reciben
un pago en dinero por el trabajo realizado fuera del hogar (entre un 60% y 80%,
dependiendo del grado). Cifras sustantivamente mayores a las señaladas
por la OIT para el año 2005 (22%). Pareciera entonces
que estamos lejos de reducir su contratación por terceros externos, complejizando
aún más esta problemática social y educativa.
Lograr un pleno desarrollo y tener un proceso escolar exitoso descansa fuertemente
en la posibilidad de tener el tiempo necesario para dedicar a las actividades
y tareas propias de la edad y escolaridad en cuestión, así como
para poder asistir a escuela habiendo dormido y descansado suficientemente.
De esta manera, las horas y días a la semana trabajados se constituyen
en variables relevantes a la hora de analizar tanto la asistencia, motivación
o interés por asistir a la escuela, como eventualmente los resultados
o logros que alcanzan los niños que combinan el estudio con el trabajo.
Al respecto, las cifras encontradas en este estudio son preocupantes. Pareciera
ser que no estamos frente a trabajos esporádicos, de breve duración
o poco frecuentes. Cerca del 40% de los niños y niñas que trabajan
fuera de casa lo hacen por cuatro o más horas al día y una cifra
algo menor lo hace entre 5 y 7 días por semana (34%). Para estos niños,
se hace muy difícil cumplir con las exigencias y tareas propias de la
vida escolar. Más aún, los datos muestran que cuantos más
estudiantes trabajan fuera de casa en un país, mayor el número
de días que trabajan a la semana y que cuanto mayor es el porcentaje
de estudiantes que trabajan cuatro o más horas a la semana, también
mayor es el porcentaje de estudiantes que trabajan más días a
la semana. Con todo ello estos elementos tienen efectos aditivos, con lo que
la problemática se agrava.
Respecto de las características del niño trabajador en Latinoamérica,
el estudio coincide con el conocimiento y evidencia disponible y revisada que
identifican los principales determinantes o factores asociados a esta problemática.
Así, se encuentra que aumenta la probabilidad de trabajo infantil entre
los estudiantes varones, de nivel socioeconómico bajo, que habitan en
contextos rurales y con madres de menor escolaridad. Fenómeno que se
da en todos y cada uno de los países y con mayor incidencia entre los
estudiantes de 6o. grado que en los de 3o. de primaria. Respecto del lugar en
donde realizan la actividad laboral, los datos ratifican la evidencia disponible,
al ubicar a las niñas mayoritariamente en actividades domésticas
mientras que los niños lo hacen fuera de casa, mostrando así la
dimensión histórica y cultural de este fenómeno, que deja
en evidencia la dureza de la reproducción cultural del trabajo respecto
del género.
Estos hallazgos no hacen sino confirmar que estamos frente a una problemática
compleja que se mantiene en el tiempo, afectando el presente y futuro de los
niños y niñas latinoamericanos. Fenómeno que tanto en su
origen como respecto de posibles caminos o estrategias para paliarlo o erradicarlo,
articula factores sociales y estructurales, con componentes culturales, identitarios
y familiares. Así las cosas, no resulta suficiente entonces abordarlo
de manera aislada o fragmentada. El trabajo infantil, su prevención,
disminución y erradicación, requiere de políticas públicas
que dialoguen y se articulen. En otras palabras, la escuela no puede por sí
sola prevenir o disminuir las situaciones de trabajo de los niños y las
niñas, como tampoco puede -de manera individual- generar las condiciones
y ofrecer los recursos para que los estudiantes-trabajadores puedan asistir
y permanecer en la escuela, o alcanzar los aprendizajes buscados en el tiempo
y calidad esperada.
Referencias
Akabayashi, H. y Psacharopoulos, G. (1999). The trade-off between child labour
and human capital formation: A tanzanian case study’. Journal of Development
Studies, 35(5), 120-140.
Alcázar, L., Rendón, S. y Wachtenheim, E. (2001). Trabajando
y estudiando en América Latina rural: decisiones críticas de la
adolescencia. Documento de Trabajo 3. Lima: Instituto Apoyo.
Amina, S., Quayesb, S. y Rivesc, J. (2006). Market work and household work as
deterrents to schooling in Bangladesh. World Development, 34(7),
1271-1286.
Assaad, R., Levison, D. y Zibani, N. (2001). The efect of child work on school
enrollment in Egypt. Foro Económico Mundial, Documento de trabajo 0111.
Recuperado de http://ideas.repec.org/p/erg/wpaper/0111.html#download
Barone, F.J. (1993). The effects of part-time employment on academic performance.
National Association of Secondary School Principals, 76(549),
67-73.
Basu, K. y Tzannatos, Z. (2003). The global child labor problem: what do we
know and what can we do? The World Bank Economic Review, 17(2),
147-173.
Bezerra, M., Kassouf, A. y Arends-Kuenning, M. (2009). The impact of child
labor and school quality on academic achievement in Brazil. Documento 4062.
Born: The Institute for the Study of Labor (IZA). Recuperado de http://ftp.iza.org/dp4062.pdf
Binder, M. y Scrogin, D. (1999). Labour force participation and household work
of urban schoolchildren in Mexico: Characteristics and consequences. Economic
Development and Cultural Change, 48(1), 123-154. Recuperado de
http://www.bus.ucf.edu/dscrogin/Papers/EDCC.pdf
Cervini, R. (2005). Trabajo infantil urbano y logro en matemáticas de
educación básica. Un modelo de dos niveles. Revista Mexicana
de Investigación Educativa, 10(25), 451-480.
Ennew, J. (Ed.) (1995). Learning or Labouring? A compilation of key texts
on child work and basic education. Florencia: Centro de Investigación
Innocenti, UNICEF.
Gunnarsson, V., Orazem, M. y Sánchez, M. (2004). Child labour and
school achievement in Latin America. Mimeo
Gustafsson-Wright, N., Sedlacek, G. y Orazem, P. (2009). Pobreza y trabajo infantil.
En P. Orazem, G. Sedlacek y Z. Tzannatos (Eds.), Child Labor and Education
in Latin America An Economic Perspective. NuevaYork: Palgrave Macmillan.
Heady, C. (2000). What is the effect of child labour on learning achievement?
Evidence from Ghana. Documento de trabajo N° 79. Florencia: Centro de Investigación
Innocenti-UNICEF. Recuperado de http://www.unicef-irc.org/publications/pdf/iwp79.pdf
Jensen, P. y Nielson, H.S. (1997). Child labor or school attendance? Evidence
from Zambia. Journal of Population Economics, 10, 407-424.
Khanam, R. y Ross, R. (2005). Impact of child labour on school attendance
and school attainment: Evidence from Bangladesh. Documento 9397, Universidad
de Munich. Recuperado de http://mpra.ub.uni-muenchen.de/9397/1/MPRA_paper_9397.pdf
Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad (2000). Primer
estudio internacional comparativo sobre Lenguaje, Matemática y factores
asociados, para alumnos del tercer y cuarto grado de la educación básica.
Santiago de Chile: OREALC/UNESCO.
Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad (2008). Los
aprendizajes de los estudiantes de América Latina y el Caribe. Primer
Reporte SERCE. Santiago de Chile: OREALC/UNESCO.
Marsh, H. y Kleitman, S. (2005). Consequences of employment during high school:
Character building, subversion of academic goals, or a threshold? American
Educational Research Journal, 42, 331-369.
Montaño, S. y Milosavjlevi, V. (2009). Trabajo infantil en América
Latina y el Caribe: su cara invisible. Desafíos, 8,
4-9.
Organización Internacional del Trabajo (2004). Condiciones y medio
ambiente del trabajo infantil en la agricultura. Metodología de investigación.
San José, CR: Autor.
Organización Internacional del Trabajo (2005). Nuevos desafíos
en el combate contra el trabajo infantil por medio de la escolaridad en América
Central y América del Sur. San José, CR:
Autor.
Organización Internacional del Trabajo (2008). Juventud y trabajo
decente y las vinculaciones entre el trabajo infantil y el empleo juvenil en
Centroamérica, Panamá y República Dominicana. San
José, CR: Autor.
Organización Internacional del Trabajo (2010). Intensificar la lucha
contra el trabajo infantil. Informe global con arreglo al seguimiento de la
Declaración de la OIT relativa a los principios
y derechos fundamentales en el trabajo. Ginebra: Autor. Recuperado de www.ilo.org/declaration
Organización Internacional del Trabajo-UNICEF (2008).
Educación: respuesta clave al trabajo infantil. Santiago de
Chile: Autor.
Orazem, P. y Gunnarsson, V. (2003). Child labour, school attendance and
performance: A review. Ginebra: Programme on the Elimination of Child Labour,
OIT.
Orazem, P., Sedlacek, G., y Tzannatos, Z. (Eds.) (2009). Child labor and
education in Latin America an economic perspective. Nueva York: Palgrave
Macmillan
Patrinos, H.A. y Psacharopoulos, G. (1995). Family size, schooling and child
labour in Peru: an empirical analysis. Journal of Population Economics,
10, 387-405.
Patrinos, H.A. y Psacharopoulos, G. (1997). Educational performance and child
labour in Paraguay. International Journal of Educational Development,
15(1), 47-60.
Psacharopoulos, G. (1997). Child Labour versus educational attainment: some
evidence for Latin America. Journal of Population Economics, 10,
337-386.
Psacharopoulos, G. (1999). The opportunity cost of child labour: a review of
the benefits of Education. Washington: U.S. Department of Labor, Bureau of International
Labor Affairs.
Post, D. (2001). Children’s work, Schooling and Welfare in Latin America.
Boulder, CO: Westview Press.
Pushkar, M. y Ray, R. (2002). The Joint Estimation of Child Participation in
Schooling and Employment: Comparative evidence from three continents. Oxford
Development Studies, 30(1), 41-62.
Ravallion, M. y Wodon, Q. (2000). Does child labour displace schooling? Evidence
on behavioural responses to an enrolment subsidy. Economic Journal,
110(462), 158-175.
Ray, R. (2000). Analysis of child labour in Peru and Pakistan: a comparative
study. Journal of Population Economics, 13, 3-19.
Ray, R. y Lancaster, G. (2004). The impact of children’s work on schooling.
Multicountry evidence based on SIMPOC data. ILO/IPEC
Documento de trabajo. Ginebra: OIT.
Ray, R. y Lancaster, G. (2005). Efectos del trabajo infantil en la escolaridad.
Revista Internacional del Trabajo, 124(2), 209-232.
Rosati, F. y Rossi, M.C. (2001). Children’s working hours, school
enrolment, and human Capital accumulation: Evidence from Pakistan and Nicaragua.
Florencia: Centro de Investigación Innocenti, UNICEF.
Rumberger, R. W. y Lim, A. S. (2008). Why students drop out of school: a
review of 25 years of research. California Dropout Research Project Report
15. Santa Bárbara: University of California.
Sánchez, M., Orazem, P. y Gunnarsson, V. (2005). The effect of child
labor on mathematics and language achievement in Latin America. Documento
32747. Washington: Banco Mundial.
Sedlacek, G., Duryea, S., Ilahi, N., y Sasaki, M. (2009). Child labor, schooling,
and poverty in Latin America. In P. Orazem, G. Sedlacek, y Z. Tzannatos (Eds.),
Child labor and education in Latin America : An economic perspective
(pp. 33-51). Nueva York: Palgrave MacMillan.
United Nations Children’s Fund (2001). Educación, pobreza y
deserción escolar. Santiago: UNICEF.
1Los
autores formaron parte del equipo del Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación
de la Calidad, LLECE, de la UNESCO,
a cargo del SERCE (F. Javier Murillo, en tanto Director
General del LLECE y Marcela Román, como consultora
y miembro del equipo central del mismo).