Revista Electrónica
de Investigación Educativa
Vol. 15, Núm. 1, 2013
Enseñanza de la ética y la educación moral, ¿permanecen
ausentes de los programas universitarios?
Moral and
Ethical Issues: Are they the Missing
Links in University Programs?
María Eugenia Guerrero Useda
meguerrero@ucatolica.edu.com
Universidad Católica de Colombia
Av. Caracas No. 46-72,
Piso 4°
Bogotá D.C, Colombia
Diomedes Andrés
Gómez Paternina
diomedesandres@gmail.com
Instituto Tecnológico de Monterrey, sede Bogotá
Edif. Torre Central,
Oficinas 504, 507 y 508.
Bogotá D. C., Colombia
(Recibido: 27 de julio
de 2011; aceptado para su publicación: 12 de junio de 2012)
Resumen
Hoy en día, existiendo mayor consenso sobre la virtud de enseñar
ética y de continuar la educación moral de los jóvenes
en el ámbito universitario, es preciso determinar ¿cuáles
son los valores fundamentales y cuáles las condiciones pedagógicas
de su enseñanza? Este artículo presenta los resultados de una
investigación tendiente a establecer la función realmente asignada
a la enseñanza de la ética y a la educación moral de la
persona en el contexto universitario. A partir de una investigación documental,
seguida de un estudio comparado con muestreo teórico, se encontró
que mientras el 52% de los programas revisados tenían al menos un curso
asociado a la enseñanza de la ética, no hay contenidos orientados
específicamente a la educación de la acción moral. En las
carreras de derecho y medicina prima la tendencia hacia la ética profesional,
mientras en ingeniería civil se encaminan a la responsabilidad social.
Se concluyó, a partir del análisis del contenido de 120 asignaturas,
que la formación moral de la persona sigue ausente del currículo
universitario.
Palabras clave: Educación superior, enseñanza, ética,
formación moral, deontología.
Abstract
Now that there is greater consensus
on the merit of teaching ethics and continuing the moral education of youth
at the university level, it is necessary to determine what constitute core values
and the pedagogical conditions necessary for teaching them. This article presents
the results of research that attempts to establish the function effectively
assigned to the teaching of ethics and moral education in the context of higher
education. Based on documentary research, followed by a comparative study with
theoretical sampling, we found that while 52% of the programs reviewed had at
least one course related to the teaching of ethics, there were no contents geared
specifically to the teaching of moral action. In law and medicine the trend
toward professional ethics prevails, while engineering programs veer towards
issues of social responsibility. Judging by our analysis of 120 course subjects,
moral training of the individual is absent from university curricula.
Keywords: University education, teaching and learning processes, moral
and ethical formation, deontology.
I. Introducción
Marcadas por crisis económicas y escándalos de corrupción,
la última década del siglo XX y la primera del XXI encendieron
una alerta general sobre el sentido de la educación universitaria. En
este contexto, en todo el mundo y desde diversas perspectivas se dinamizó
la investigación científica sobre enseñanza de la ética
y sobre educación moral en adultos jóvenes y en estudiantes universitarios;
evidencia de ello son los trabajos de Nussbaum (2010), Brown y Mitchell (2010),
Petrova-Gjorgjeva (2010), Villegas de Posada (2008), Escámez et al.
(2008), Solbrekke y Karseth (2006), Martínez-Martín et al.
(2002), Hoyos-Vásquez (2002) y Küng (1997), entre otros.
Empero no todo está resuelto, si bien pocos se oponen a la presencia
de cursos de Ética en planes de estudio de programas de pregrado (Casares,
Carmona y Martínez-Rodríguez, 2010), contenidos orientados a la
educación de la acción moral de jóvenes universitarios
difícilmente hallan asiento en las mallas curriculares entregadas al
utilitarismo y al libertarismo de estos tiempos. La investigación presentada
verificó esta última conjetura y, en consonancia con Esteban y
Buxarrais (2004), admite que la enseñanza de principios éticos
debe fortalecer la formación moral de los jóvenes universitarios.
El proyecto científico del que se desprendió este artículo,
titulado “Fomento de las virtudes intelectuales y de los valores trascendentes
en la universidad”, se adelantó con el apoyo del Centro Coordinador
de la Investigación de la Federación Internacional de Universidades
Católicas y de la Universidad Católica de Colombia.
Unido a investigaciones sobre los desafíos de la universidad y de la
educación superior en el contexto global, en las últimas décadas
del siglo XX, aumentó el interés por investigar el impacto de
los estudios universitarios en la formación de sus estudiantes. Al respecto
son de referencia Pascarella (1997), Nucci (2003) y Jayakumar (2008), que coincidieron
en sus hallazgos sobre los beneficios del ambiente universitario sobre el desarrollo
moral de los estudiantes. Ratzinger (1999), Nucci (2003), Remolina (2005), Maritain
(2008) y Villegas de Posada (2008) anotan además la conveniencia de continuar
la educación moral de la persona en el contexto universitario. Con todo,
era necesario determinar si la enseñanza de la ética y la educación
moral habían permeado realmente el currículo universitario y de
qué forma.
Otro elemento innovador de la investigación adelantada es la necesaria
diferenciación entre enseñanza de la ética y educación
moral. Etimológicamente las palabras ética y moral se aplican
para designar situaciones muy cercanas, la primera surge para nombrar la forma
de ser, el êthos, y la segunda, la costumbre moralis.
El desarrollo del pensamiento filosófico va marcando notas distintivas
entre una y otra, hasta llegar a ordenar diferentes niveles de razonamiento
y reflexión. Ahora bien, educar a la persona para que module su acción
con sujeción a normas y a juicios morales, no equivale a enseñarle
a filosofar sobre la moral. En consonancia, la investigación no podía
limitarse al conteo de seminarios, cursos o asignaturas con alusión a
una u otra categoría; al contrario, se obligaba a auscultar los contenidos
para separar y abstraer aquellos que atañen a la ética, a la moral
y, de paso, aquellos que no corresponden a estos niveles de razonamiento. Para
lograr este propósito se optó por aplicar muestreo teórico.
II. Metodología
Los hallazgos presentados son resultado de la aplicación mixta de investigación
documental y metodología comparada con muestreo teórico. Primero
se desarrolló una investigación documental de carácter
cualitativo siguiendo las metodologías para el diseño de estados
de conocimiento señaladas por Baeza (2008) y Hoyos-Botero (2000). La
investigación documental se organizó por fases. En la fase preparatoria
se delimitó la investigación documental temporalmente (para la
década 2001-2010), geográficamente (estudios circulados en la
región iberoamericana), por tipo de fuente (bases de datos científicas
con acceso digital y bibliotecas universitarias) y descriptores (desarrollo
moral, educación superior, educación moral, enseñanza de
la ética, valores trascendentes). En la fase descriptiva se extractó
información que permitiera clasificar los trabajos según posturas
para luego interpretarlas por núcleos temáticos: enseñanza
de la ética y educación moral.
En la segunda etapa de la investigación se aplicó metodología
comparada (Montero, 1983). Fueron objeto de comparación mallas curriculares
y asignaturas en titulaciones de derecho (40), salud (44) e ingeniería
civil (36). Siguiendo lo señalado por Osses, Sánchez e Ibáñez
(2006, p. 120) se aplicó muestreo teórico y codificación
abierta de datos. Inicialmente se organizaron agrupaciones por tipos de programa
para establecer la existencia en el plan de estudios de cursos orientados a
la enseñanza de la ética y a la educación moral, sus denominaciones
y valoración en créditos académicos.
III. Resultados
En la fase descriptiva de la investigación documental se recuperaron
estudios que desde una perspectiva disciplinar fueron clasificados como filosóficos,
pedagógicos, sociológicos y psicológicos, siendo estos
últimos los más frecuentes. Superando la mirada disciplinar y
descriptiva en la fase de elaboración teórico global se observó
el sentido de dos campos conceptuales: enseñanza de la ética y
educación moral de la persona. El análisis crítico de las
fuentes circuladas y reseñadas en la región iberoamericana señala
que se privilegian los enfoques psicológicos en la enseñanza de
la ética, el desarrollo moral según Kohlberg y la deontología
con espacios propios en los currículos de programas académicos
del área de la salud, ciencias sociales y ciencias biológicas.
3.1. Investigación sobre la enseñanza de la ética
y la educación moral en el ámbito universitario
En México, la investigación sobre el desarrollo moral en el ámbito
universitario registra una nueva dinámica en la última década.
Barba-Casillas (2005, 2004, 2001) estudió el desarrollo del razonamiento
y del juicio moral en estudiantes de bachillerato y licenciatura en varias instituciones,
concluyendo que “no basta, por ejemplo, conocer los códigos éticos
de las profesiones, sino que debe promoverse la formación moral de la
persona” (Barba y Romo, 2005). Por otra parte, Hirsch, desde el Instituto
de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad
Nacional Autónoma de México, adelantó estudios tendientes
a establecer cómo se enseña la ética profesional en instituciones
de educación superior (Hirsch, 2003) y cuáles son los valores
fundamentales que debe trasmitir la universidad (Hirsch, 2010). Los estudios
de Hirsch han arrojado que la honestidad, el sentido de compromiso social, la
responsabilidad y la disciplina son claves en la formación del estudiantado.
León-Correa (2008), desde una bioética personalista, señala
que el respeto a la vida y la salud, el respeto a los derechos de otros –y
en especial de los más vulnerables–, la madurez moral y la responsabilidad
por las consecuencias de las propias acciones, la solidaridad y la beneficencia
son algunos de los valores más apropiados y necesarios en la formación
de los profesionales de la salud. En la misma línea de los estudios de
León-Correa se reportan varios trabajos sobre la enseñanza de
la ética profesional en la universidad española. Cobo (2003) advierte
que la ética profesional que debe transmitir la universidad tiene su
principio y fundamento en la toma de conciencia sobre el bien social. Como éste,
en España y Chile se registran trabajos en la perspectiva de la filosofía
social, como eje de la formación humana en programas universitarios y
estudios sobre el currículo de la ética profesional en algunos
planes de estudio (Río, 2009, 2007, 2003).
3.2 Enseñanza de la ética y educación moral como política
pública
La reintroducción de la ética y el desarrollo moral como contenidos
de enseñanza en el ámbito universitario también se ha motivado
en políticas públicas, ya sea para mejorar la calidad de la enseñanza
o imponer nuevas ideologías. Petrova-Gjorgjeva (2010), Muhr (2010) y
Escámez (2008) describen, respectivamente, los casos de Macedonia, Venezuela
y del Área de Educación Superior Europea. Los estudios científicos
sobre estos procesos se caracterizan por ser escasos, incluso en países
como Colombia, donde el sector de la educación superior es altamente
legislado y donde además de los desafíos del escenario global,
la universidad enfrenta demandas estatales de adopción de modelos de
formación por competencias y de pruebas estandarizadas. Así, la
Constitución Política de 1991 establece que corresponde al Estado
colombiano velar por la mejor formación moral de los educandos. En consonancia
con este mandato la Ley 115 de 1994, por la cual se expide la Ley General de
Educación, al definir los objetivos comunes a todos los niveles señala
que uno de los fines de la educación es establecer una sólida
formación ética y moral. Más adelante, al reglamentar el
registro calificado de que trata la Ley 1188 de 2008, el artículo 21
del Decreto 1295 de 2010, establece que los programas académicos de posgrado
deben propiciar la formación integral en un marco que implique la comprensión
del ser humano, la naturaleza y la sociedad como destinatarios de sus esfuerzos,
asumiendo las implicaciones sociales, institucionales, éticas, políticas
y económicas de las acciones educativas y de investigación.
Sobre el desarrollo de la normatividad educativa colombiana que instaura la
formación moral como objetivo y contenido básico, y sobre los
lineamientos curriculares del Ministerio de Educación Nacional, se recuperaron
tres estudios (Boada et al., 2001, Restrepo, 2006, y Gómez,
2008). En estos trabajos los autores recomiendan analizar críticamente
los lineamientos curriculares y los estándares básicos de competencias
ciudadanas que reducen el problema pedagógico de la formación
moral de la persona, a la formación de un sujeto político y fragmentado
intelectual, moral y afectivamente.
Restrepo (2006) analiza los conceptos de ciudadanía y de competencia
que soportan los estándares del Ministerio de Educación Nacional,
indicando que “los estándares básicos de competencias ciudadanas
con respecto a la noción de competencias se sitúan de forma preponderante
en una dimensión operacional…”, y más adelante: “Una
perspectiva limitante (por su carácter pragmático, instrumental,
reduccionista) aflorará para poner de presente la necesidad de cuantificar,
medir, ponderar de acuerdo a finalidades aparentemente incluyentes y en relación
con funciones determinadas”.
Por otra parte, mediante el análisis de la estructura y el contenido
del material de enseñanza implementado en instituciones colombianas de
educación básica, Gómez (2008, p. 35), concluye que prevalecen:
la enseñanza de una ética orientada a la acción, un abandono
del cultivo de la naturaleza individual de la persona y un discurso educativo
sin contenido pedagógico.
Se adelantó una búsqueda minuciosa en el sistema Publindex para
ubicar estudios que analizaran los efectos de esta normatividad educativa y
de los lineamientos de los colegios profesionales sobre los currículos
universitarios sin obtener resultados. Entre tanto, en coincidencia con las
tendencias que imperan en México, se encontró un número
importante de trabajos que asumen la formación moral desde la perspectiva
de Kohlberg y, en correspondencia, estudios para validar y aplicar instrumentos
de medición del nivel de desarrollo moral. También se encuentran
investigaciones sobre la evaluación por competencias de la dimensión
ética, y otras que se refieren a la existencia y evaluación de
competencias éticas.
El bajo número de artículos originales, publicados por autores
latinoamericanos en las revistas de alto impacto en educación, lleva
a la conclusión de que la enseñanza de la ética y educación
moral, asumida como una tarea normativa, y no como un contenido cardinal de
los planes de estudio, no impacta drásticamente la agenda investigativa
y los estudios científicos en educación. Un artículo original
sobre el tema estudiado es el que reporta una investigación adelantada
en España a propósito de la consolidación del Área
de Educación Superior Europea, en donde Escámez et al. (2008),
a partir de un estudio cualitativo con profesores de tres universidades españolas,
encuentran que mientras la formación en valores es reconocida ampliamente
como un objetivo general de la educación superior, los profesores evitan
la participación directa en su enseñanza.
3.3 La ética como competencia
Son varios los autores que sin mediar reflexión epistemológica
alguna han reducido la ética a una competencia, o sea, a un saber hacer
en contexto (García-García, 2010, y Bolívar, 2005). Glosada
de competencia humana, transversal, interpersonal, esencial, este enfoque la
reduce a la suma de contenidos que han de aprenderse para comportarse de acuerdo
a un contexto común. Permeados por este discurso, se han desarrollado
sendos estudios que parten de una categoría conceptual denominada competencia
ética, la que en algunos trabajos es definida, en otros no. Por ejemplo
Bolívar (2005) anota:
Tal competencia se refiere al conjunto de conocimientos, modos de actuar y actitudes, propias de una persona moralmente desarrollada, que actúa con sentido ético de acuerdo a una ética profesional, al tiempo que de un ciudadano, que da un sentido social a su ejercicio profesional, lo que conlleva el compromiso con determinados valores sociales que buscan el bien de sus conciudadanos. (p. 99).
Con referencia en esta noción,
González et al. (2007) construyen y validan un instrumento para evaluar
el desarrollo de un conjunto de competencias éticas profesionales (discernimiento
ético, recto obrar, responsabilidad social, respeto por la dignidad humana,
sentido moral). El estudio en referencia concluye que el instrumento desarrollado
es confiable y válido desde los parámetros de la psicometría.
3.4 Desarrollo del juicio moral en jóvenes universitarios
Siguiendo el enfoque del desarrollo moral, Pérez-Olmos (2009) valida
un test americano traducido al español en México, encontrando
que éste es aceptable para la evaluación del desarrollo del juicio
moral en estudiantes universitarios. Mesa y Suárez (2006) ya habían
aplicado este test a un grupo de 443 estudiantes de últimos semestres
de programas universitarios de la ciudad de Bogotá, encontrando que los
estudiantes estaban ubicados en el nivel convencional de la escala del Kohlberg,
lo que los llevó a reconocer que la universidad colombiana tiene una
tarea pendiente frente a la formación moral de sus estudiantes. Lo deseable
sería que los profesionales colombianos alcanzaran un nivel postconvencional
de desarrollo de la moral, que les permita ver más allá de las
normas y leyes dadas por la sociedad, enfocando los problemas desde perspectivas
superiores.
Los reportados hacen parte de más de una decena de estudios en los que
se aplican instrumentos para medir el desarrollo moral en jóvenes, vinculados
y no vinculados al sistema escolar colombiano. En su mayoría son estudios
psicométricos, que se limitan al cálculo de las medidas típicas
de los test, con el objeto de recomendar o no su aplicación. Se accedió
a escritos en los que se revisan tendencias teóricas sobre el tipo de
formación ética y moral que debería impartirse en la universidad.
Estos escritos, por sus características editoriales, se clasificaron
en manifiestos, revisiones de tema y artículos de revisión. No
se hallaron investigaciones explicativas, por lo tanto, para ahondar, en el
estudio de la enseñanza de la ética y educación moral de
la persona en el contexto universitario se complementó el análisis
documental con investigación de campo.
Asumir la formación ética y moral como contenido cardinal del
currículo exige ir más allá de los buenos propósitos.
El compromiso debe ser total. A la manera del lenguaje y la aritmética,
debe concertarse un núcleo básico como contenido de enseñanza.
Al respecto, la búsqueda de trabajos de autores iberoamericanos condujo
a revisiones de tema al estilo de los escritos de Vargas-Vargas (2009) en Colombia,
Patiño-González (2000) en México o de Frisancho (2001)
en Perú.
3.5 Enseñanza de la ética y educación moral
La investigación documental mostró trabajos que exponen propuestas
curriculares sobre la ética y la moral como contenido en programas universitarios.
Domingo-Moratalla (2005) recomienda ajustar los cursos de ética profesional
de tal forma que los egresados se preparen para enfrentar el nihilismo cultural
mediante una ética de la responsabilidad. Esta propuesta coincide con
la recomendación de Solbrekke y Berit (2006) sobre la necesidad de cultivar
en los universitarios una dimensión moral de la responsabilidad profesional.
Empero, establecer la función realmente asignada a la enseñanza
de la ética y a la educación moral de la persona en el contexto
universitario demanda el estudio comparado de mallas curriculares, para tal
efecto fueron objeto de comparación 120 planes de estudio de titulaciones
en Derecho (40), Salud (44) e Ingeniería Civil (36). Siguiendo lo señalado
por Osses, Sánchez e Ibáñez (2006, p. 120) se aplicó
muestreo teórico y codificación abierta de datos. Inicialmente
se organizaron agrupaciones por tipos de programa para establecer la existencia
en el plan de estudios de cursos orientados a la enseñanza de la ética
y a la educación moral, sus denominaciones y valoración en créditos
académicos. En 63 de los 120 planes revisados se encontraron cursos asociados
al área de enseñanza de la ética y de la formación
moral. Para identificar la existencia de similitudes y diferencias entre objetivos
y contenidos de los cursos se armaron agrupaciones para las denominaciones más
frecuentes.
En medicina se encontró que más del 50% de los programas contaba
con al menos una asignatura asociada a la enseñanza de la ética
(ver tabla I), mientras el 22% con más de un curso en esta área.
Se encontró que 4 planes de estudio contaban con un componente curricular
integrado por tres cursos que van de la ética general a la ética
médica. En cuanto a la ubicación en el plan de estudios no se
encontró una tendencia única, los cursos se ubicaron del primer
al último semestre indistintamente.
Tabla I. Cursos asociados
a la de enseñanza de la ética en planes de estudio
de programas de Medicina
En el 37.5% de planes de estudio de programas de Derecho no se registraron cursos con denominación relacionada a la ética o la moral. Únicamente en 3 de los programas revisados se encontró un componente curricular integrado por tres cursos: ética general, ética disciplinaria, filosofía del derecho. La tabla II registra la denominación de los cursos y sus frecuencias.
Tabla II. Cursos de
formación ética en planes de estudio programas de Derecho
En el 39% de los programas de Ingeniería
Civil se registran cursos con denominaciones propias del área de ética
y moral. En la mitad de los planes el nombre del curso es ética con equivalencias
en créditos académicos que van desde 2 hasta 4, primando la tendencia
hacia el menor valor del intervalo. En cuanto a la ubicación, ésta
es indistinta, se encuentran ubicaciones en los primeros niveles, en el intermedio
y al final. En las denominaciones combinadas la más frecuente en los
planes de ingeniería civil fue la de ética ciudadana.
Con los contenidos de los 120 cursos se organizaron agrupaciones según
denominación y similitud del contenido, encontrando que priman los de
ética con el 35% y los de ética profesional, que alcanzan el 20%.
Los cursos con orientación hacia la formación ciudadana y hacia
la bioética se igualan con el 16%; el 13% restante son cursos con contenidos
de filosofía ética. Estos hallazgos refuerzan la viabilidad de
la tesis de autores que recomiendan incorporar contenidos que garanticen una
formación ética fundamental (Küng, 1997, p. 31).
3.6 Función asignada a la enseñanza de la ética
y a la educación moral en el ámbito universitario
Lo encontrado en los planes de estudio a los que se tuvo acceso está
referido a la ética, la deontología y la bioética. Cabe
recordar que aunque muy cercanos, moral, ética, deontología y
bioética, en tanto contenidos de enseñanza no son equivalentes.
Por lo tanto, la respuesta a la pregunta sobre la función realmente asignada
a la formación ética y moral de la persona en el contexto universitario
no se resuelve positivamente con la presencia de cursos de ética y deontología.
Para revelar la función asignada a los cursos de ética que hacen
parte del currículo el camino andado se realizó el estudio comparado.
Las codificaciones aplicadas para este propósito fueron las motivaciones
y finalidades de los contenidos (ver tabla III), su objetivo concreto (informativo,
empírico, crítico) y su carácter formativo (organizativo,
disciplinario, moral).
Una comparación básica, pero necesaria fue la de listas temáticas
y de referencias bibliográficas de los cursos. Este cotejo mostró
que hay cursos que llegan a ser aproximaciones conceptuales sobre el comportamiento
moral. Aproximaciones que en carreras de Derecho son de tipo filosófico,
en las de Medicina, de tipo psicológico y en las Ingeniería Civil
orientadas a la responsabilidad social.
En el plano de las motivaciones son frecuentes las de carácter normativo,
explícitas como la citada en primer lugar en la tabla III e implícitas
–en el temario– como el caso de cursos que se reducen a informar
a los estudiantes códigos disciplinarios, caso que es más frecuente
en programas de derecho. Para el área de Derecho sólo se mostró
un curso orientado a la formación de la persona (segundo enunciado de
la tabla III) al que encontró asociado un temario con alcance crítico.
En cuanto al carácter formativo de los contenidos, la mayor frecuencia
se obtuvo para el carácter disciplinario.
Tabla III. Enunciados
utilizados para motivar o exponer la función de unidades de contenido
asociadas al área de formación ética en programas universitarios
de pregrado
En suma, no se encontraron cursos que simultáneamente marcaran positivo para una motivación en la formación de la persona, el alcance crítico y el carácter moral del contenido educativo. Lo anterior conduce a concluir que los contenidos asociados a la formación ética son de carácter utilitarista, y que sigue ausente del currículo universitario un contenido que forme personas:
Lo encontrado generó una nueva
pregunta: ¿Qué pasa con la formación moral de la persona,
que existiendo consenso sobre su importancia capital, aporte formativo y demanda
real sigue ausente del currículo? Algunas claves para responder esta
pregunta se encuentran en Escámez (2008) y Perilla y Guerrero (2009),
y están relacionados con la didáctica, las condiciones de enseñanza
y el conocimiento pedagógico del contenido. En efecto, existiendo un
ambiente amigable para la inserción del contenido, hay factores estructurales
que deben darse, como contenido del currículo universitario la educación
moral está por construirse. El estado de las investigaciones muestra
que la formación moral, en cuanto contenido, se caracteriza por demandar
conocimientos pedagógicos de alto nivel, a la vez que estudios como el
de Mesa y Suárez (2006) muestran universitarios que no alcanzan estructuras
superiores de juicio moral estando cercanos a graduarse y el medio muestra que
la crisis de valores y la creciente corrupción en las instituciones devela
que ante la autoridad y la jurisdicción los profesionales no están
en capacidad de sobreponer recursos.
Así las cosas, la enseñanza de la ética y la educación
moral se descubren como contenidos que requieren una enseñanza educativa
(Guerrero, 2002). El problema no se reduce a la apertura de espacio propio en
el currículo, ni al diseño estructurado de temarios. Estos contenidos
demandan una enseñanza que, superando lo descriptivo y lo enunciativo,
lleve a los estudiantes a la maduración de estructuras superiores y universales
de juicio y razonamiento moral. De ahí la fuerza del clamor de intelectuales
como Domingo-Moratalla (2005), que piden introducir una mínima cultura
moral en los planes universitarios.
IV. Conclusiones
El estudio comparado de 120 planes de estudio devela que la educación
moral de la persona permanece ausente del currículo universitario. La
enseñanza de la ética ha ganado espacio en las mallas curriculares,
quedando pendiente su desarrollo didáctico.
Si bien se estableció que el 52% de los programas comparados incluye
en el plan de estudios al menos un curso asociado a la ética, el análisis
detallado de los contenidos evidencia que priman los cursos de ética
como sistema moral y de deontología con motivaciones normativas y con
carácter informativo. Es oportuno señalar que el grueso de los
trabajos no diferencia ética de moral, sobre todo aquellos de carácter
descriptivo, pero en la medida que las investigaciones avanzan al nivel explicativo
fortalecen sus marcos conceptuales con fundamento en filosofía y psicología
educativa.
Las experiencias descritas en los trabajos de Hirsch (2010) y de León
y Correa (2008) reseñan valores fundamentales que son claves en la formación
universitaria. La moral en cuanto contenido de enseñanza en el ámbito
universitario debe ser objeto de investigación científica. Se
debe establecer el nivel de formación de las estructuras de juicio moral
en que se encuentra la media de los estudiantes que ingresan a la universidad
a efecto de retomar oportuna y pertinentemente el proceso de formación
del juicio moral de los jóvenes.
El diseño del área de enseñanza de la ética y de
educación moral que corresponde a la universidad debe fundamentarse en
estudios que, además de considerar el nivel de maduración de juicio
moral en que se encuentra el estudiante, determinen las didácticas más
adecuadas para consolidar estructuras universales de juicio moral en este nivel
educativo y se acompañen de programas de formación pedagógica
para los profesores.
La metodología comparada permitió establecer el alcance educativo
de los contenidos de cursos de ética incorporados a programas universitarios
de pregrado, sus tendencia en cuanto componente curricular, la investigación
documental, los retos que enfrenta la enseñanza de la ética y
la educación moral en cuanto contenido cardinal de programas académicos
de áreas profesionales de alto impacto social, como la medicina, la ingeniería
y el derecho.
Como se anotó en la introducción, el manifiesto de Nussbaum Sin
fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades es
contundente. Invita a la acción y a la vez llama la atención frente
a los peligros que representa para la humanidad el orientar la educación
principalmente a la obtención de renta en un mercado global.
La metodología comparada permitió establecer las condiciones pedagógicas,
las tendencias y los desafíos que enfrenta la formación ética
y moral en cuanto contenido cardinal de programas académicos de áreas
profesionales de alto impacto social, como la Medicina, la Ingeniería
y el Derecho. Con los resultados de este estudio se espera cualificar el diseño
de los contenidos de enseñanza propios del área de formación
ética y moral de la persona en el contexto universitario.
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Para citar este artículo, le recomendamos el siguiente formato:
Guerrero, M. E. y Gómez, D. A. (2013). Enseñanza de la ética y la educación moral, ¿permanecen ausentes de los programas universitarios? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 15(1), 121-134. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol12no1/contenido-grogomez.html