Revista Electrónica de Investigación Educativa


Vol. 14, Núm. 2, 2012

Educación y sistema educativo

Diana Carolina Burbano González *
caritoburg@yahoo.com
Clara Lucía Burbano González *
claritaluciab@yahoo.com

Maestría en Educación Superior

Universidad Santiago de Cali

Calle 51 N # 11-185 antigua 4 casa 07
Departamento del Cauca, Popayán, Colombia
 


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Obra reseñada
Salmi, J. (2009). El desafío de crear universidades de rango mundial. 1ª. ed. Washington: Banco Mundial-Mayol Ediciones, 81 pp.

¿Qué significa ser una universidad de rango mundial? El término “universidades de rango mundial” se ha convertido en una frase de moda, no sólo para mejorar la calidad de la enseñanza y la investigación en la educación terciaria, sino también –y lo que es más importante– para desarrollar la capacidad que se necesita para competir en el mercado mundial de la educación terciaria mediante la adquisición y creación de conocimiento avanzados.

La clasificación THES (Times Higher Education), introducida por primera vez en el 2004, selecciona a las 200 principales universidades del mundo; la metodología de esa clasificación se centra, sobre todo, en la reputación internacional, la combinación de aportaciones subjetivas (como las revisiones por pares y las encuestas de contratación para empresarios), datos cuantitativos (número de estudiantes y profesores internacionales).

La clasificación SJTU (Shanghai Jiao Tong University Ranking), que funciona desde el 2003, utiliza una metodología que se centra en lo que parecen ser indicadores más objetivos, como el rendimiento académico y el resultado de investigación de los profesores, estudiantes y personal. Los parámetros evaluados incluyen publicaciones, citas y exclusivos premios internacionales (Premios Nobel y las medallas Field). La clasificación de Shanghai se presenta también de una manera ligeramente diferente: las 100 principales instituciones se enumeran en una clasificación ordinal.

Los factores de las mejores universidades de Rango Mundial incluyen:

  1. Alta concentración de talento (profesores y estudiantes).
  2. Abundantes recursos.
  3. Características favorables de gobernabilidad.
  4. Liderazgo y visión estratégica.
  5. La dimensión de internacionalización.

Implicaciones para el Banco Mundial

El Banco Mundial ha determinado la necesidad de considerar como apoyo a las instituciones individuales con su tradicional énfasis en innovaciones y reformas sistémicas. Las experiencias del pasado sugieren que este objetivo puede lograrse por medio de tres tipos de intervenciones complementarias, de acuerdo con las diferentes circunstancias de cada país:

  • Asistencia y orientación técnica para ayudar a los países.
  • Facilitación e intermediación para ayudar a las nuevas instituciones de elite a adquirir experiencias internacionales.
  • Apoyo para financiar estudios, previos a la inversión, sobre el diseño del proyecto.

Tabla I. Las 20 primeras universidades en la clasificación mundial de THES y SJTU

Valoración crítica de la obra

Salmi Jamil refiere que las características que se deben conjugar para crear universidades de rango mundial son: concentración de talento, abundancia de recursos y gobernabilidad. En nuestro país (Colombia) no podemos comparar estos tres aspectos por varias razones: en nuestras universidades no hay gobernabilidad (está sumergida en las fuerzas de poder), los recursos son cada vez menos debido al bajo presupuesto aprobado anualmente.

El presente año en Colombia se ha presentado el proyecto de reforma a la Ley 30 de Educación Superior que contempla crear instituciones con ánimo de lucro, de manera que estas instituciones aporten recursos para los fondos de becas y de crédito que benefician a los más pobres. También prevé la inyección de aportes de alianzas público-privadas a la educación superior pública “La educación pública, si quiere ser competitiva, no puede negarse la posibilidad de tener fuentes de inversión privada. Y eso, no significa privatizar, sino invertir”.1 Los cuatro pilares en que se basa esta iniciativa son: promover la calidad y la investigación; aumentar los recursos para la educación superior, incluyendo el capital privado; tener una educación pertinente en lo regional y competitiva en lo internacional, y garantizar una gestión educativa.2

América Latina está en crisis, no sólo económica, ni es social, cultural o política, de alguna manera es una convergencia de todas ellas. Como perspectivas se abren nuevas líneas de acción, un desarrollo a escala humana, tal desarrollo se concentra y se sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de auto dependencia y en la articulación organizada de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía, y de la sociedad civil con el Estado. Necesidades humanas, auto dependencia y articulación, son los pilares fundamentales que sustentan el desarrollo a escala humana (Max-Neef, 1993).

La DNP (Dirección Nacional de Planeación) presentó de las cinco coberturas esenciales (afiliación a salud del régimen subsidiado, educación, acueducto y alcantarillado, mortalidad infantil) una preocupación por el alto índice de NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) del 28% en el 2010, se requiere que las regalías petroleras tengan se destinen a cubrir las necesidades de nuestro país. En el plan “Prosperidad para todos” se contempla una visión de sociedad con igualdad de oportunidades, movilidad social que plantea el reto de articular el desarrollo económico y social a través del crecimiento económico y el desarrollo social integral. Esto implica reconocer que todas las personas no están en igualdad de condiciones para tener acceso a los beneficios del crecimiento económico sostenido, por lo cual se establecen una serie de mecanismos de redistribución y solidaridad.3 El resultado de ello es la tasa de desempleo que registra un índice de 12.9% en 2011, frente al 13.6% del 2009.

La educación, cuya importancia se pone de presente con relación a las exigencias de un mundo globalizado, es una cuestión de “dignidad social”. El aporte de la educación al desarrollo de cada país, es una condición indispensable para aumentar los índices de producción, para mejorar productividad, para implementar la riqueza, pero sobre todo para elevar el talento de las personas. De aquí la necesidad de replantear, para el futuro, su viabilidad y gobernabilidad.4 La gobernabilidad no es otra cosa que una forma de alcanzar resultados. Para ello el diseño institucional debe ser coherente con los fines propuestos, según el carácter académico y jurídico de la organización. En el caso de una universidad, tales objetivos tienen que ver con sus funciones fundamentales de satisfacer la necesidad de profesionalización del país, la producción de conocimiento, la articulación con las demandas sociales y el incremento del nivel cultural de cada país (Orozco, 1994). Pero, ¿qué podríamos hacer en términos generales para mejorar el grado de gobernabilidad y por ende cualificar la gestión de nuestras universidades?

Ningún cambio o mejoramiento de la calidad educativa podrá lograrse si el profesorado no tiene poder, en este caso poder generado en el saber, en la forma de vida y hasta en las creencias que fundamentan su acción investigativa. La investigación por medio de la acción constituye la extensión lógica de la teoría crítica, en el sentido que proporciona a los docentes el instrumento adecuado para observarse a sí mismo e inducirse en una especie de emancipación socio-cognitiva. Dicha emancipación constituye el primer paso en el reconocimiento de los procesos de construcción del saber mediante la investigación acción crítica, desencadenando un proceso de desarrollo y estructuración de la persona, que se lleva a cabo bajo el doble efecto de una maduración interna y de posibilidades de aprendizaje reflexivo, como consecuencia de las experiencias docente. Se puede decir que es el camino a una emancipación profesional del docente para elaborar crítica, reflexiva y eficazmente un conjunto de acciones pedagógicas, que promueven el aprendizaje significativo, tanto en los alumnos como en sí mismo (Arbeláez, 2002, p.48).

Referencias

Arbelaez Moncaleano, R. et al. (2002). Reflexiones Sobre la pedagogía universitaria. Docencia Universitaria. Formación y Práctica Pedagógica en la Educación Superior, 3, número extraordinario.

Maxx-Neef, M. (1993). Desarrollo a escala humana, conceptos- aplicaciones y algunas Reflexiones. Barcelona: Icaria.

Orozco, L. E. (1994). Universidad, modernidad y desarrollo humano. Caracas: CRESALC-UNESCO.

1Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.
2Revista semana, Debate de la ley 30, 2011.
3Plan Nacional de desarrollo, 2010.
4Orozco, L. E. en Educación, Modernidad y Desarrollo Humano.

Para citar este artículo, le recomendamos el siguiente formato:

Burbano, D. C. y Burbano, C. L. (2012). Educación y sistema educativo. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 14(2). Consultado en http://redie.uabc.mx/vol14no2/contenido-burbanos.html